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El gran Luis Tiant

Luis Tiant vivió sus mejores años en las grandes ligas lanzando con Medias Rojas de Boston AP

Un copioso bigote y un eterno habano entre sus dientes son el signo distintivo de Luis Tiant. Al menos, para quien no lo conoce, para quien no lo vio lanzar o ha leído sobre sus hazañas.

Pero Tiant es más que eso. Es un hombre noble, amistoso y risueño, a quien la fama no se le fue nunca a la cabeza y que se transformaba cuando escalaba la lomita para enfrentar a los rivales.

"Si me ponen un revólver en la cabeza y me amenazan con halar el gatillo si perdemos el juego, quisiera que Luis Tiant lanzara ese juego".

Así se refería al derecho habanero quien fuera su manager en los Medias Rojas de Boston en la década de los 70, Darrell Johnson.

Tiant era el hombre de los grandes momentos, al que todos miraban en busca de la salvación cuando el agua llegaba al cuello.

El 19 de julio de 1964, a los 23 años de edad, debutó con los Indios de Cleveland y lo hizo nada menos que frente a los entonces campeones defensores de la Liga Americana, los poderosos Yankees en su casa de Nueva York.

"Si llego a saber antes que esto era tan fácil hace rato que hubiera llegado a las Grandes Ligas", dijo entonces el joven Tiant, después de completar una blanqueada de 3-0, con 11 ponches propinados y apenas cuatro hits permitidos.

Tiant finalizó su campaña de novato con récord de 10-4, 105 ponches y efectividad de 2.83 en 19 juegos.

En 1968, el cubano se estableció definitivamente en el firmamento de las Mayores, al encabezar la Liga Americana en efectividad (1.60) y blanqueadas (9), mientras terminó con marca de 21-9.

Los bateadores rivales le conectaron sólo para .168 de average, récord vigente en las Grandes Ligas.

Pero donde Tiant alcanzó dimensiones de leyenda fue en Boston, a donde llegó en 1971, luego de dos temporadas llenas de lesiones que lo hicieron modificar sus movimientos para lanzar.

Para algunos eran movimientos excéntricos, pero el habanero sólo lo hacía para engañar a los bateadores y suplir la pérdida de velocidad que le habían dejado las lesiones.

"Es el Fred Astaire del pitcheo". Así lo calificó el gran Reggie Jackson en una ocasión, por su mecánica de lanzar que le recordaba al famoso bailarín de los musicales de Hollywood.

En ocho campañas con los Medias Rojas consiguió 102 de las 221 victorias de su carrera, superando en tres ocasiones la veintena de triunfos.

En la postemporada de 1975 se encumbró aún más al lanzar cuatro partidos, incluidos tres en aquella legendaria Serie Mundial ante los Rojos de Cincinnati.

En tres de sus cuatro aperturas salió triunfante y en la cuarta se fue sin decisión.

En 1982, a los 41 años, dijo adiós al béisbol activo, pero casi 30 años después, aún sigue siendo un ídolo en Boston, la ciudad que él llama "su casa".