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Omar Narváez retuvo su corona

El joven César Seda, der., no supo como superar la expereincia de Omar Narváez EFE

BAHIA BLANCA, Argentina -- El invicto argentino Omar Narváez retuvo el viernes por segunda vez el título gallo Jr. de la Organización Mundial de Boxeo OMB, al vencer por puntos en fallo unánime al exigente retador boricua César Seda, en la pelea que se realizó en el Gimnasio Osvaldo Casanova, en el Club Estudiantes de Bahía Blanca.

Narváez, con un rendimiento de menor a mayor -- aunque volvió de decaar sobre el epílogo -- prevaleció en el ring y en las tarjetas, pero de ninguna manera se trató de una defensa sencilla.

Los jurados reconocieron el éxito del nacido en Trelew por 117-110, 117-110 y 115-112. Para DyN ganó por 117-111.

El campeón ratificó [tras la pelea], que desea afrontar peleas unificatorias y que se halla dispuesto a asumirlas en el entranjero.

"Esa es la idea, la de salir, pero ese es trabajo de mi representante [Osvaldo Rivero], yo me dedico a entrenar", sostuvo Narváez, instantes después de haber retenido por segunda vez el título.

Tras agradecerle al público bahiense por su asistencia a la velada, el Huracán, quien tiene 35 años, reconoció que el de Puerto Rico fue un digno retador, pero aclaró que su victoria de ninguna manera dio lugar a reparos.

"Fue un rival digno, tenía la mano muy dura, pero yo estaba más movedizo y más inteligente que él. Fueron doce rounds duros, es un boxeador fuerte, pero si no corría riesgos sentía que era mía la pelea", comentó Narváez, quien antes de reinar en el peso gallo Jr. fue largamente campeón en la división inferior.

Este fue el vigésimo combate de Narváez por un título mundial y fue la decimoctava vez consecutiva en que asumió el rol de defensor de una corona.

El primer tramo del pleito fue complicado para el campeón y eso ocurrió porque el atrevido desafiante hizo valer con decisión su mayor alcance de brazos y potencia. Resultó evidente que el natural de Puerto Rico llegó a Bahía Blanca con una predisposición real para llevarse a su casa el cetro.

Pero en la medida que pasaron los asaltos Narváez se acomodó mejor a la situación y se ocupó de cotizar en acción sus innegables recursos técnicos y toda su experiencia, la que se enriqueció ya con un total de veinte peleas mundialistas, 18 de las cuales fueron para exponer un cinturón.

Como el monarca levantaba su nivel y le complicaba el examen, el joven retador cometió infracciones reiteradas al procurar golpearlo abajo, por lo que, tras varias advertencias, el árbitro estadounidense Raúl Caiz decidió restarle correctamente un punto en el quinto capítulo.

En el sexto episodio una izquierda voleada de Narváez paralizó por un instante a su oponente.

Cuando el visitante bajó un tanto la intensidad de su ataque a Narváez se le presentaron las escenas propicias para esperar el avance y, en base a su inteligencia y desplazamientos, generar el error ajeno para contragolpear con eficacia.

En el noveno Narváez tenía consolidada su ventaja y hasta metió por primera vez la quinta marcha.

El boricua se jugó al máximo en los últimos segmentos de la pelea y se produjo así en el undécimo un involuntario choque de cabezas que le ocasionó un pequeño corte al anfitrión en el arco superciliar izquierdo.

En el asaltó final Seda fue por la mano consagratoria y le hizo pasar problemas al campeón.

Sin embargo, Seda tuvo que resignar su condición de imbatido, aunque ratificó sobre el tapiz que es un boxeador con pretensiones lógicas y peligroso. De todos modos, todavía se lo vio inexperto como para destronar a un Narváez que tiene muy claro lo que hace y cómo lo hace.

El patagónico, a los 35 años de edad, se quedó con la faja bien puesta y un récord compuesto por 34 victorias, 19 de ellas por nocaut, y dos empates.

Seda, quien tiene sólo 25 años, pasó a disponer de un registro de antecedentes conformado por 20 triunfos, 15 precipitados, y este único revés.