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La historia de la arcilla azul

BUENOS AIRES -- El polvo, en tanto de ladrillo, tenía color naranja. Ya no más. Bienvenidos al mundo de la tierra modificada. La de Madrid, tierra azul.

"No espero que Wimbledon tenga el césped de ese color", bromea Ion Tiriac. Jugador, entrenador, dirigente y exitoso empresario, el rumano es el cerebro de esta idea junto con su colaborador Gerard Tsobanian, manager de los hermanos Safin/a.

Tiriac logró torcerle el brazo a Rafael Nadal, que pisó este jueves, junto con Janko Tipsarevic, la cancha a la que no quería ni acercarse, la que tanto criticó y que quizás siga criticando. El Masters 1000 de la capital española, que comienza este viernes con la fase de clasificación, logra su propósito de ser el torneo "distinto" de la gira previa a Roland Garros. El micromundo tenístico habla y hablará de él.

Tiriac y Tsobanian apelan a la diferenciación: el torneo tiene apenas 11 años de antigüedad, no puede competir con la tradición de Roland Garros, Monte-Carlo o Roma. Las estrategias de marketing que dominan el mundo -no sólo empresarial- siempre estuvieron presentes en Madrid: en 2004 comenzó una selección de modelos femeninas para que actuaran de recogepelotas -como dicen en España- durante los partidos televisados. La palabra clave de Madrid Trophy, la empresa de Ion, es "innovación".

Pese a la poca preparación de las chicas, la vergüenza que pasaron en algunos partidos cuando no sabían qué hacer o adónde ir, el torneo siguió con la idea, al punto de incorporar modelos masculinos cuando organizaron el Masters de mujeres en 2006 y 2007. Hubo quejas de la secretaría de Estado de Políticas de Igualdad, pero el torneo combinado de hoy todavía presenta recogepelotas de pasarela.

En 2009, el elemento de distinción fue la Caja Mágica, emplazada en el humilde barrio de San Fermín, al sur de Madrid. Estructura de estadio moderna, tres estadios semicubiertos (el principal, Manolo Santana; el 2º, Arantxa Sánchez Vicario, y la pista 3) cuyos techos pueden cerrarse si hay lluvia, la Caja Mágica es uno de los lugares preferidos por los fotógrafos, que logran excelentes imágenes con el sol y sombra. Los jugadores, por ese contraste, a veces tienen problemas para seguir la pelota.

Ahora llega el momento de la pista azul y el marketing vuelve a ser eficaz (el autor de esta nota no sale indemne de ello). Los jugadores se refieren al asunto en Twitter: "Estuve entrenándome en la arcilla azul. Sólo puedo pensar en los Pitufos", escribió Milos Raonic. "No estoy de acuerdo, se debe respetar la historia", opinó Juan Mónaco, quien no jugará por lesión. "Estoy a favor del clay azul, es una forma de crecer", escribió Sorana Cirstea, rumana ella. Y Juan Ignacio Chela dijo en su cuenta: "En Madrid me cambiaron el color de la cancha, pero sigo sin ver la pelotita".

La idea de la pista azul tiene años de maduración: en 2008, el último año de Madrid en sintética indoor, los hermanos Marat Safin y Dinara Safina probaron el prototipo en un club perdido en Castelldefels, Barcelona, alejados del mundo, en plan Secreto de Estado.

En 2009, año de la mudanza a la Caja Mágica, un pabellón techado del complejo ya mostraba al público el prototipo de pista azul. Fernando Verdasco se encargó de la presentación ante la prensa. En ese entonces, la arcilla la proveía GreenSet, marca cuyo logo que suele leerse en superficies sintéticas, pero que trabaja con diversos materiales.

En 2011, ya con otro proveedor porque las de GreenSet no convencieron, la tierra azul se trasladó a las canchas al aire libre, pegadas a las de competencia. Allí practicaron varios profesionales, no sólo de la raqueta: Diego Forlán, con pasado de tenista zurdo, jugó dobles junto con Feliciano López. Invitaron a Nadal a acercarse, pero éste se negaba.

La mala relación entre Rafa y el torneo de Madrid viene de años: en el inicio, quejas por tener un torneo a 550 metros de altura a una semana de Roland Garros (luego, Madrid cambió su lugar en el calendario por Roma), el mal estado de las canchas en 2009 (en ese entonces, se armaba todo 10 días antes) que terminó en una rueda de prensa crítica al torneo. En la última edición de Monte-Carlo, el español sentenció: "La historia de la pistas de tierra es naranja, no azul. Esto termina beneficiando a una sola persona: el dueño del torneo".

Tiriac intenta complacer a Nadal en lo que puede, pero no cambia de rumbo cuando se le cruza una idea. En 2010, la ATP le pidió al rumano que esperara un año: al aceptar, no pudo estrenar la nueva superficie en el 10º aniversario del campeonato. Luego llegó el lobby, la negativa de Nadal desde su posición en el Consejo de Jugadores (cargo que abandonó) y la "traición" de Adam Helfant, el director ejecutivo de la ATP que había llegado con el beneplácito de Nadal y Roger Federer.

A cuatro meses de dejar el cargo, con la votación igualada en tres -los representantes de los jugadores, por el No; los de los torneos, por el Sí-, Helfant desempató y le dio el vía libre a Madrid para cambiar de color, lo que enfureció a Nadal. "No hay problemas con Tiriac, sino con la ATP que aceptó esto", comentó el tío Toni. Aunque no fue el motivo del cambio, Mutua Madrileña, principal sponsor del torneo, vio con buenos ojos la arcilla azul, ya que ése es el color de su logo. Lo mismo ocurre con el logo de Madrid ciudad.

Nadal fue perdiendo fuerza en la lucha. El torneo es combinado y las mejores tenistas de la WTA no suelen quejarse en voz alta por estos asuntos. De hecho, Maria Sharapova o las hermanas Serena y Venus Williams nunca han llegado a Madrid en forma. Novak Djokovic y Federer apoyan a Rafa desde lo discursivo, pero no se meten demasiado porque es asunto de Nadal, un torneo en su país.

"Es una historia larga, pero encuentro triste que tengas que jugar sobre una superfice que los jugadores no aceptan. Encuentro triste que un jugador como Rafa, en su torneo, haya tenido que luchar contra una superficie en la que no quiere jugar", dijo Roger. "De la mayoría de los jugadores con los que hablé, ninguno está de acuerdo con esto. Si los top no están de acuerdo, para mí esto no tiene sentido", comentó Djokovic. En estos días, un divertido Nole filmaba, con su teléfono móvil, su primera entrada a la cancha central. Lo esperaba un sonriente Manolo Santana, director del torneo.

Los tenistas tienen ese problema histórico: poco afectos a las decisiones colectivas, muchas veces pendientes de no afectar su imagen (marketing, nuevamente), no pueden lograr cambios profundos porque no toman decisiones más radicales, como aquella famosa reunión en el estacionamiento del US Open que dio origen al ATP Tour. El problema en el último US Open, cuando Nadal, Andy Roddick y Andy Murray indicaron que no saldrían a la cancha con el cemento húmedo, puede ser un comienzo pero, a la vez, hay una limitación y es que las empresas de representación (IMG, Tiriac mismo) trabajan con torneos y jugadores a la vez, por lo que hay conflictos de intereses. En este contexto de débil cohesión, Tiriac no falla en su lema: los jugadores pasan, quedan los torneos. Otro: la prensa mala no importa, si es que se habla del torneo. Así piensa Ion.

Nadal no faltará a Madrid porque necesita los puntos. A la vez, Tiriac, consciente de la atención que recibe su torneo en esta edición, hace todo lo posible por presentar la mejor versión posible. Las canchas ya están preparadas desde hace más de un mes. ¿Cómo se hacen? El francés Gaston Cloup (preparador de Roland Garros durante los últimos 20 años) y el español Andreu Puig (a cargo de la Copa Davis en Barcelona en 2000) son los responsables y explicaron que a la arcilla seleccionada se le extrae el óxido de hierro y otros minerales para dejarla blanca; se la cuece, tamiza, se agrega colorante y se la deja secar. La tierra azul resiste al sol y la lluvia.

La aceptación de la novedad de la cancha azul tiene dos dimensiones: el del público y el de los jugadores. En una opinión personal, debería ser más agradable para aquel que lo mira por televisión, y ni hablar para el que lo sigue por Internet. El torneo encargó un informe del Instituto Tecnológico de Color Óptica e Imagen Profesional, que analizó los contrastes de la bola en cancha naranja y azul, y concluye que el segundo logra un coeficiente de 1.15, contra 0.55 del polvo de ladrillo tradicional.

Ahora bien, la segunda dimensión es la que realmente importa, y es lo que piensen los protagonistas. Aquí hay otro problema, que es lo reacio al cambio que suele ser este deporte: como ejemplos se puede recordar las opiniones negativas de Federer sobre el Ojo de Halcón, o las inexplicables limitaciones que todavía tienen los entrenadores para poder comunicarse con sus jugadores durante el partido (en ese sentido, saludable que la WTA permita que ingresen temporalmente).

Carlos Moyá, mentor y amigo de Rafa, es a la vez codirector del torneo junto con Santana. "He probado la pista y te puedo decir que es prácticamente igual a la tierra roja", le cuenta a ESPNdeportes.com. "En cuanto a desplazamiento, patinar y sensación es igual. La diferencia que puede haber es la que hay entre la tierra de Buenos Aires con la de Acapulco, París o Hamburgo. Te sorprende un poco al principio por el color pero pasados 15 minutos te has acostumbrado", explica el ex Nº 1.

"En cuanto a los jugadores, siempre hemos sido reacios a cambios. Entiendo sus quejas, y si después de probarlas y jugar en ellas se mantienen, entonces habrá que ver que algo se ha hecho mal. Démosle la oportunidad y veamos", pide el mallorquín.

En las primeras pruebas, Djokovic expresó que la pelota tiene pique bajo; lo mismo dijo Raonic. Habrá que ver qué ocurre con los que lleguen sobre el inicio del torneo, como podría pasar con Juan Martín del Potro, quien está jugando en Estoril. Por otro lado, los cambios de color son frecuentes en época de canchas duras; no debería ser un problema mayor.

"Pedimos buena fe, buena fe", repetía Tsobanian, director ejecutivo, en charla con la agencia DPA. "Que cada jugador que prueba la pista diga de verdad y de buena fe la sensación que tiene. ¿Tú conoces dos torneos que tengan la misma arcilla? No existen dos torneos en el mundo donde la sensación de jugar sea la misma. Si hay algún jugador que diga esto, es de mala fe".

"Rafael ha revolucionado el tenis, él es un revolucionario, un innovador. Su juego físico, la rotación de la bola, las camisetas sin mangas... Y nuestro torneo es lo mismo que él. Somos un torneo joven e innovador, él es un jugador joven e innovador. Somos idénticos, Nadal podría ser nuestro ícono", afirma Tsobanian. El marketing como estrategia de acercamiento.