BUENOS AIRES -- Llegaba como una de las opciones de medalla del deporte colombiano y latinoamericano y no decepcionó. Óscar Albeiro Figueroa Mosquera es un levantador de pesas, a quien Lisandro Rengifo, del diario El Tiempo de Bogotá, lo definió como un apasionado de su deporte.
Nació en Zaragoza, Antioquia, en 1973, pero creció en el Valle del Cauca, cuando su familia de humilde condición abandonó el pueblo, huyendo por los hechos de violencia de la región, cuando él tenía 12 años y estudiaba en la escuela local.
En Cartago, su nueva residencia en el Valle de Cauca, su modo de ver la vida cambió por completo en pleno crecimiento. El estudio no le satisfacía y encontró en el deporte a su mejor amigo, dedicando horas en la mañana y en la tarde a la práctica del fútbol, basquetbol y karate, pero fueron las pesas las que lo atraparon.
El servicio militar siempre le llamó la atención y un día se enroló. Estuvo en Palmira y como era amante del deporte, sus superiores no lo pusieron en la tropa, sino que era asiduo visitante del gimnasio.
Comenzó a participar en competencias y en 2004 se ganó un lugar en los Juegos Olímpicos de Atenas, donde fue cuarto y, como luchador detrás de un sueño, no lloró por la medalla perdida, sino que lo motivó a seguir adelante.
Dos años después, la presea de plata en el Mundial de Santo Domingo le dio pie para renovar las esperanzas olímpicas. Esas esperanzas no se cristalizaron en Beijing, pues falló los tres intentos del arranque, debido a una lesión en su mano derecha, y quedó fuera de competencia.
El valeroso Oscar no se entregó y obtuvo el oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011. Así emprendió el camino para esta proeza en Londres, cuando -sacando fuerzas vaya uno a saber de dónde- levantó 177 kilos, en su último intento.
Óscar Albeiro Figueroa Mosquera, de 29 años, soltero, sin hijos, reside en Cali y convive con las pesas, la pasión de ser un heroico luchador, por ser alguien en la existencia. En Londres 2012 consiguió una de sus metas.