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Alonso, gallo tenías que ser

La victoria de Fernando Alonso no fue cosa de suerte Vladimir Rys/Getty Images

El resultado de China ya estaba escrito en el destino gracias al horóscopo, y para decirlo no me apellido Mayo ni Mercado.

Gallo tenía que ser, gallo rojo, bravo, ágil y ligero. Gallo montado en un cavallino brioso y pura sangre.

Eso fue Fernando Alonso en el Gran Premio de China, y lo de gallo, más allá del simil muy mexicano que significa el 'bueno' o el 'favorito', es porque el español es gallo de nacimiento porque así lo marca el horóscopo chino, y como la carrera fue en Shangai, nos aprovechamos de eso para el análisis.

Como siempre, el asturiano no necesita galletas de la suerte que le digan cómo va a arrancar, él siempre lo hace con el dedo en el gatillo y se dispara sin compasión, como sin compasión le bastaron cinco giros para tomar por primera vez la punta de la carrera, con un rebase sobre Lewis Hamilton que presagiaba el estreno de la bandera de cuadros en su rostro.

Lo de Alonso hace soñar a los tifosi pero también a los que vemos la Fórmula Uno para ver paridad, porque cuando un Ferrari pelea es probable que arranquemos la penúltima hoja del calendario sin tener campeón, como en el 2012, y eso se agradece.

Con la emoción, por no decir con la ruleta rusa, que aportan los neumáticos Pirelli es imposible hacer predicciones. Cada competencia es como una película de Hitchcock, porque el final no lo sabe ni el guionista, pero siempre que Alonso parta entre las primeras seis filas con sus arrancadas y el Ferrari competitivo, habrá carrera para los rojos.

Para seguir con el horóscopo, Kimi Raikkonen, cabra de nacimiento (dije cabra, cuidado con interpretar otra cosa) debe tener a mi juicio, un ascendente en perro si es que eso dee los ascendentes existe en los signos chinos, porque ¡ah, cómo ladra el finlandés!

Está viendo que Checo Pérez anda con broncas, que no traía mucho ritmo, que no ha empezado como debiera, y se le va como dicen los ingleses "wide and wild" en un intento rebase que más pareció una mordida en el trasero, y que afortunadamente a quien se le acható la nariz fue a él.

Y luego, el piloto de Lotus, que vocifera como chofer de tráiler, se aventó en el radio un grito de "¿qué demonios está haciendo?" cuando el rabioso fue él, sinceramente lo prefería cuando decía "déjenme solo que sé lo que estoy haciendo".

Al final, Kimi subió al segundo escalón del podio, consistente como sólo sabe ser el "Hombre de Hielo".

De Checo podemos decir que llevar a 25 vueltas el primer juego de llantas de compuesto medio lo proyectó a la zona de los puntos y nos hizo recordar su tiempos en Sauber, pero luego, al igual que a Jenson Button, las suaves le hicieron daño, el McLaren no andaba bien con ellas.

Evidentemente hay una falta de confianza. El mexicano deambula entre pasar los límites, como se pasó el viernes, y estar muy lejos de ellos como le pasó el domingo de carrera. En el ánimo de no cometer errores, vives en medio y en un F1 y particularmente en McLaren, hay que hacer las cosas como le gustan a las patronas, rapidito y bien hechas.

En su descargo habrá que decir que McLaren no está tampoco para estrategias de conservación de llantas, sino para salir poner tiempos y presión en los demás, pero a pesar del 'update' aerodinámico, siguen un paso atrás del resto.

Checo es serpiente por haber nacido en enero de 1990, y 2013 es también año de este rastrero réptil, así que sin ser astrólogo de esos de capa roja, mi predicción es que éste debe ser su año.

Otro que es cabra y se pasó de idem fue Esteban Gutiérrez. El regiomontano nos dio un destello de sus afamados 'Gutipases' en una arrancada sorprendente, pero justo en la vuelta 5, se avorazó. Guti pasó de la ambición y la enjundia, al error grosero que lo puso arriba del pobre Adrian Sutil en la curva 14. Simplemente no frenó, tardó muchísmo en hacerlo en su afán de salir como rayo de la curva y simplemente perdió el foco.

Tanto Esteban como Checo deben verse en el espejo que son sus coequiperos, insisto, no hay excusa para no andar mejor, si Hulkenberg y Button han demostrado que esos autos tienen algo más.

Van tres carreras, no los condenemos, no le hagamos al John Watson, no dejemos de ver lo elemental, que es que falta mucha temporada y los juicios definitivos se hacen al final, pero la presión existe y créanme que ellos lo saben.

En China, Pastor Maldonado, quien es de signo buey, y vamos a tomarlo como símbolo de fuerza, prefirió no meterse en problemas y llevó su Williams hasta donde fue humanamente posible, pegadito a su coequipero Bottas. Ya terminó la carrera y ese siempre será el primer paso.

En la carta astral del deporte motor hay situaciones curiosas, Lewis Hamilton a quien corresponde el signo de rata, corrió con suerte para correr escurridizamente en la última vuelta para no ser atrapado por Sebastian Vettel, quien paradójicamente nació en un año del gato, según dijimos, son las creencias chinas, pero me recordaron a Tom y Jerry, con el consabido triunfo para el roedor.

Mark Webber no pareció en nada un dragón como lo indica su día de nacimiento, más bien pareció buey, éste sí porque parecía llevar una yunta con todo y carreta, primero con su salida desde los pits por sanción y luego por su yerro flagrante al querer pasar al Toro Rosso (sí querido Mark, Toro Rosso es la traducción al italiano de Red Bull, léase hermano menor) de Vergne.

Ahora no creo que se haya enojado o que hable de órdenes de equipo, más bien parece que está tan acostumbrado a que le digan qué hacer que se perdió sin dirección, pero el que por su gusto es buey...

Bueno, creo que me ensañé con el australiano que es buen piloto, pero como fue quien dio más de que hablar en el intermedio de carreras por sus broncas con Vettel, nos lo agarramos de bajada.

En fin, para el GP de Bahrein no falta nada, es el próximo fin de semana así que no esperemos grandes cambios aparejados con los desarrollos tecnológicos, porque no hay tiempo, esos vendrán, si los hay, hasta mayo cuando la temporada se traslade a Europa, y ahí es donde McLaren deberá cortar distancia, porque aún no le da a sus pilotos una herramienta para sacarle filo al viento como se debe.