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El saldo del lunes negro en la NFL

MÉXICO -- El lunes negro nunca es un asunto divertido. El primer día después del fin de la temporada regular siempre trae consigo despidos masivos en las posiciones de entrenador en jefe, a menudo acompañadas por ceses de asistentes y gerentes generales.

Este año, las víctimas suman cuatro --Mike Shanahan de los Washington Redskins, Leslie Frazier de los Minnesota Vikings, Greg Schiano de los Tampa Bay Buccaneers, y Jim Schwartz de los Detroit Lions-- sin contar a Rob Chudzinski, quien fue cesado anoche por los Cleveland Browns como preámbulo al lunes negro, y Gary Kubiak de los Houston Texans, quien ni siquiera sobrevivió a la totalidad de la temporada.

Cada uno de los despidos podría tener argumentos suficientes para encontrar justificación.

En D.C., la relación entre Shanahan y el propietario del club Dan Snyder estaba claramente fracturada. Incluso hubo reporte dado a conocer por ESPN a principios de este mes que afirmaba Shanahan estaba listo para renunciar al equipo al final de la temporada pasada. Por supuesto, uno de los puntos de desconecte entre Snyder y Shanahan es, según múltiples reportes, el mariscal de campo Robert Griffin III, y la relación que lleva el dueño del equipo con el jugador.

Shanahan deja a un equipo que hace un año se coronó en la NFC Este, sin duda ayudados por la debilidad generalizada de la división, y un año espectacular de novato de Griffin. Sin embargo, este equipo podría tener más huecos de lo que aparenta a primera instancia, y Shanahan es el segundo entrenador en jefe de altísimo perfil y anillos múltiples de Super Bowl que fracasa bajo la sombra de Snyder, luego de que a Joe Gibbs le fuera mal en su regreso a Washington.

Es momento para que Snyder se mire al espejo a la hora de preguntarse por qué le va mal a su franquicia.

En Minnesota, los días de Frazier estaban contados. Como los Redskins, los Vikings venían de una aparición de postemporada, pero también hubo evidencias de un colapso de comunicación entre el entrenador en jefe y la gente de pantalón largo, en este caso, el gerente general Rick Spielman. El fichaje a media temporada de Josh Freeman --corrido de Tampa por Schiano y los Bucs-- y su prematura inserción en la alineación titular en un partido del 21 de octubre ante los New York Giants evidenciaron que Frazier no estaba jalando el gatillo en todas las decisiones sobre el emparrillado. Freeman lució extraviado en una ofensiva que no conocía, y nunca más volvió a lanzar un pase para los Vikings en la temporada. La apuesta de Frazier por Christian Ponder en la posición no resultó en parte debido a lesiones y en otra a inconsistencia, aunque hay que mencionar que el mayor responsable por el reclutamiento de Ponder en Minnesota no es Frazier, sino el mismo Spielman.

Sin embargo, la incertidumbre en la posición de mariscal de campo no es el mayor problema de los Vikings. Minny acarrea serios problemas defensivos, faceta del juego en que Frazier es supuestamente especialista, y si algo demostraron los Vikings junto a los Dallas Cowboys durante el 2013, es que el esquema Tampa-2 ya no es confiable como sistema base.

En Detroit, es difícil argumentar en contra de la salida de Schwartz. Con una marca de 29-51 en cinco temporadas al frente de lo que luce a primera vista como una plantilla llena de nombres importantes en varias posiciones. Schwartz estaba condenado. Sin embargo, y pese a los Ndamukong Suh y Calvin Johnson en la organización, hay que admitir que los Lions son un equipo con poca profundidad, y la inhabilidad de Schwartz de fortalecer la parte media y baja de su cuadro también juega en su contra.

A eso debemos sumarle una constante mala administración de partidos, y ciertas instancias de arranques poco decorosos desde la banca donde Schwartz claramente perdió el estilo, para explicar por qué se suma ahora a la larga lista de ex asistentes de Bill Belichick que se han quedado muy lejos de replicar el éxito de su maestro.

El cese de Schiano en Tampa también parecía cantado. El entrenador heredó a un mariscal de campo --Freeman-- que jamás le convenció y su estilo rígido, casi militarizado, contrastaba fuertemente con el ambiente relajado que había impuesto su sucesor, Raheem Morris. El mayor error de Schiano fue, a mi juicio, no ser capaz de encontrar un justo medio donde se pudiera imponer como la autoridad en la organización, pero al mismo tiempo acortar la distancia entre él y sus pupilos de manera que pudieran relacionarse.

En Tampa, también fue echado el gerente general Mark Dominik, responsable entre otras cosas de la selección de Freeman en la primera vuelta del Draft 2009, y la contratación de Schiano en el 2012.

Debo admitir que lo de Chudzinski sí me sorprendió. El entrenador en jefe duró apenas un año al frente de los Browns, y contaba con la excusa de no haber contado con un mariscal de campo sano a lo largo de la temporada. De hecho, Chudzinski heredó a Brandon Weeden --recluta de primera vuelta del régimen anterior-- y aunque comenzó la campaña con él como titular, realmente me cuesta trabajo creer que estaba convencido de su potencial. Pienso que Chudzinski confió en que tendría la oportunidad de elegir a su propio pasador en el draft del 2014, sobre todo tomando en cuenta que Cleveland llegará al sorteo con dos selecciones de primera vuelta--, y que podía invertir el 2013 para enfocarse en otras áreas de la plantilla, como la defensiva, que dicho sea de paso, no lo hizo tan mal.

Para Cleveland, es una pena que la reconstrucción nunca termina, y en lugar de eso parece una simple remodelación anual de una franquicia malhecha. Los Browns están ahora en busca de su octavo entrenador en jefe desde que regresaran a la NFL como equipo en 1999.

Sacar al elemento que aparentemente no funciona es sólo una parte de la ecuación. Ahora, viene lo más difícil: encontrar a un reemplazo que pueda terminar el trabajo.

Los Texans han aprovechado la ventaja de tiempo de la que gozaron al sacar a Kubiak a media temporada. Se sabe que ya entrevistaron a Lovie Smith --cumpliendo el protocolo de la Regla Rooney-- y se rumora que ya han discutido un potencial convenio con Bill O'Brien, entrenador en jefe de Penn State y ex coordinador ofensivo de los New England Patriots. Recientemente, O'Brien acordó con los Nittany Lions una reducción en la cifra de su cláusula de recisión para el caso de que saltara a las filas profesionales, lo que parece abrir la puerta para que salte a una oportunidad de NFL. El hecho de que Houston tendrá la primera selección del próximo draft, y que previo a esta campaña tuvo dos apariciones de postemporada, hace que sea una de las vacantes más atractivas.

Los Texans no son el único equipo que se ha interesado en O'Brien. Hace un año, O'Brien entrevistó por la vacante de entrenador en jefe de los Philadelphia Eagles y Browns, y se rumora que Cleveland sigue con el ojo puesto en él.

Otro de los candidatos que repentinamente parecen estar en la mira de varios clubes es el actual coordinador ofensivo de los Denver Broncos, Adam Gase. Cleveland ha pedido formalmente a Denver una entrevista con el asistente, y se sabe que Gase podría interesar en Minnesota. Siguiendo con los Browns, también han solicitado permiso para entrevistar al coordinador defensivo de los Seattle Seahawks, Dan Quinn, y Cleveland también podría voltear hacia Josh McDaniels --por la relación con el gerente general Mike Lombardi-- y Ken Whisenhunt.

Jack Del Rio, coordinador defensivo de los Broncos y quien recientemente entrevistó para la vacante de los USC Trojans de la NCAA --puesto que ya fue ocupado-- estaría en el radar de los Vikings, mientras que los Redskins podrían considerar a Whisenhunt y Russ Grimm, dos ex jugadores de Washington.

En las filas colegiales, David Shaw, entrenador en jefe de Stanford, se ha convertido en un nombre codiciado, pero él ha mantenido su deseo de seguir al frente del Cardinal, y sus palabras parecen genuinas. Art Briles, entrenador en jefe de Baylor y Kevin Sumlin, entrenador en jefe de Texas A&M, acaban de firmar extensiones de contratos para seguir en sus respectivas escuelas, pero los contratos con universidades no son complicados de romper cuando se trata de dar el salto a la NFL y hay un propietario dispuesto a desembolsar para cubrir la cláusula de recisión.

Otros nombres que van a sonar, como todos los años, son los de Jon Gruden y Bill Cowher. Sin embargo, yo diría que no esperen verlos de regreso en las laterales tomando en cuenta que ganan bastante bien en la cabina de comentaristas sin el estrés que conlleva dirigir a un equipo. Además, se trata de entrenadores con anillos de Super Bowl. Regresar a un equipo de NFL en una época donde la paciencia es cada vez más reducida podría manchar más un legado que enriquecerlo. Si no, que le pregunten a George Seifert, Gibbs o al propio Shanahan.

Finalmente, vale la pena recordar que los cambios no se han acabado. Todavía hay entrenadores en la cuerda floja, que se encuentran en medio de un proceso de evaluación. Dennis Allen en los Oakland Raiders y Mike Munchak en los Tennessee Titans son los primeros que vienen a la mente. En New York, los Giants dijeron hoy que en principio desean de regreso a Tom Coughlin, pero se sentarán a platicar con el coach, quien también expresó sus ganas de volver.

Adicionalmente, esperen cambios importantes entre los asistentes de los Miami Dolphins, Dallas Cowboys, y Dolphins entre otros. Y no se nos olvide que todavía queda pendiente el resultado de la investigación de la liga al asunto Incognito-Martin en Miami, que podría acarrear una suspensión para el entrenador en jefe Joe Philbin.

Este carrusel de coaches no ha terminado de girar.