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Se fue el enorme Juan Gelman

BUENOS AIRES -- Murió Ricardo Zelarayán, murió Leónidas Lamborghini, murió Fogwill y ahora murió Juan Gelman.

Es difícil imaginarse un país, un tango, una política y una manera de hacer literatura sin Juan. Por suerte, nos dejó miles de poemas a prueba de balas.

Siempre fui un convencido, como lector de poesía, de que en los libros de Gelman estaba buena parte de la refundación de nuestro querido país. Su obra será un pilar para que las generaciones futuras puedan recuperar el espíritu de una nación que supo ser y hoy ya no es más.

Hoy nos deja para siempre, pero solo de manera corporal el gran poeta latinoamericano de los coloquialismos y de las frases sencillas. Fiel a su oficio, escribió siempre y nos dejó una enseñanza que, algún día, tenemos que hacer nuestra.

Un país se achica, de cierta manera retrocede o se "derechiza", cuando tipos como Juan se van. Pero más chico, más solo y más tonto se vuelve ese país si no es capaz de asumir la distorsión y devolverla multiplicada.

Es bueno tomar conciencia que también una parte de nosotros se fue con Juan, con Leónidas, con Gianuzzi...

Es inevitable no sentirnos solos y vacíos en distintos momentos de la vida. Juan Gelman escribió poesía a lo largo de 60 años. Sus versos nos acompañan desde el primer peronismo. Leer a Gelman nos dejó mucha enseñanza y no sólo literaria, sino también política, social, artística. En los versos de Gelman vivió desde las grandes letras del tango hasta la vanguardia del siglo pasado. Sus últimos poemas, parecían escritos por un joven de 25 años. Gelman, al igual que Neruda, fue un poeta gigantesco, inabarcable como nuestro continente.

En este momento vale recordar a su primer editor, el que estuvo en sus comienzos y por muchas décadas junto a Juan, el querido José Luis Mangieri, otro hombre formidable que, para mí, fue un placer haber conocido.

Como todos sabemos Gelman era hincha de Atlanta, como buen nacido en Villa Crespo, cultivó su amor por club a lo largo de toda su vida. Atlanta supo ser un equipo de Primera División y hoy navegaba en el fútbol de las categorías inferiores. No importa, Atlanta inspiró a su modo al poeta que escribió (ya radicado en México) unos poemas futboleros inolvidables.

Lloro escondido en un rincón de la casa porque el llanto es algo íntimo, privado y no quiero que nadie me vea. Voy a mi biblioteca y tomo un ejemplar de Violín y otras cuestiones de Libros de Tierra Firme, miro la dedicatoria que me firmó en Frankfurt en octubre del 2010. Abro y leo este fragmento de poema: "un pájaro vivía en mí/ una flor viajaba en mi sangre/ mi corazón era un violín/".

Encontrarse con un poeta extraordinario es casi un milagro de la vida. Ojalá, los lectores, como siempre les digo, queridos lectores, se encuentren con la poesía de Juan Gelman. Se darán un gran baño de vida.