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Buccaneers avanzan en la dirección correcta con el coach Lovie Smith

TAMPA -- De todas las revelaciones que ha dejado la agencia libre hasta ahora, esta es una de las más sorprendentes: la posibilidad real de que los Tampa Bay Buccaneers pronto se conviertan en un contendiente legítimo. Ya han mejorado al reemplazar al ex entrenador en jefe Greg Schiano con un ganador probado como Lovie Smith. También se desprendieron del costoso esquinero Darrelle Revis en lugar de comprometer más dinero con un jugador que no encaja con sus planes a futuro. Después llegó el inicio de la agencia libre, donde sus decisiones han revelado una gran visión para una franquicia que ha sido un desastre en las últimas temporadas.

Lo primero para comenzar a considerar el optimismo alrededor de Tampa es Smith. Todo el tiempo que pasó lejos del fútbol americano el año pasado --luego de que no pudo encontrar otro trabajo luego de ser despedido por los Chicago Bears-- le permitió encontrar un equipo que se adapta perfectamente a su mentalidad. Los Bucs no acumularon un récord 15-33 en las últimas tres temporadas por falta de talento. Alcanzaron ese nivel de ineptitud por la falta de liderazgo.

Ese no va a ser un problema para Smith y el nuevo gerente general Jason Licht. Smith ganó el 56 por ciento de sus partidos durante nueve temporadas en Chicago porque sabe un par de cosas acerca de dirigir una buena defensiva. Cuando llegó a Tampa, los Bucs ya contaban con un tackle defensivo (Gerald McCoy) y un apoyador (Lavonte David) de primer equipo All-Pro y un profundo dos veces elegido al Pro Bowl (Dashon Goldson). Esas fueron exactamente el tipo de piezas que Smith utilizó cuando sentó las bases de un equipo de los Bears que se convirtió en contendiente al Super Bowl un año después de su llegada a Chicago en el 2004.

Smith utilizó a talento joven que encabezó el centro de su defensiva en aquella época --el tackle defensivo Tommie Harris, los apoyadores Brian Urlacher y Lance Briggs y el profundo Mike Brown-- y está a punto de hacer lo mismo en Tampa. El entrenador en jefe también ha elegido de manera inteligente en la agencia libre hasta ahora. Smith y Licht rápidamente firmaron al ala defensiva Michael Johnson y al esquinero Alterraun Verner, dos de los mejores en su posición en el mercado. Unos días después, adquirieron al mariscal de campo Josh McCown, un veterano de 34 años de edad que elevó sus bonos al lucir con Chicago mientras Jay Cutler estaba fuera por lesión la temporada pasada.

Igual de importante fue que Smith y Licht decidieron que lo mejor era desprenderse de Revis y lo que habría sido un salario de 16 millones de dólares. Revis simplemente no valía esa inversión o la selección de tercera ronda del draft que Tampa habría tenido que pagar a los New York Jets este año (los Bucs habían ofrecido una selección condicional en el acuerdo cuando realizaron el canje la temporada baja pasada, una deuda que se convierte en una selección de cuarta ronda). El sistema de cobertura-2 de Smith no depende de esquineros caros para tener éxito. Mientras estaba en Chicago tomó talentos menos reconocidos como Charles Tillman, Nathan Vasher y Tim Jennings y los convirtió en jugadores de Pro Bowl porque encajaban en su esquema de manera efectiva.

En ese sentido Smith está haciendo lo mismo con McCown. El pasador está llegando a la parte final de su carrera, pero eso no importa en este momento. Lo que Smith siempre ha querido de sus mariscales es lo mismo que McCown le dio a Chicago el año pasado: eficiencia. Si McCown puede acercarse a lo que hizo para los Bears en ocho partidos en el 2013 --cuando lanzó 13 pases de touchdown y apenas una intercepción-- Smith estará más que feliz con ese resultado.

La realidad es que el titular habitual de los Bucs, el pasador de segundo año Mike Glennon, aún tiene que demostrar que es un mariscal franquicia legítimo. Smith dijo lo mismo mucho antes de que comenzara la agencia libre, y los Bucs no pueden darse el lujo de pasar esta temporada sufriendo por el proceso de aprendizaje de su joven pasador. Son capaces de ganar rápido. Si Glennon de verdad es lo suficientemente bueno para mantener el puesto, entonces se habrá ganado más respeto en el vestuario.

Ahora, esto no quiere decir que los Bucs son un equipo perfecto en este momento. Aún necesitan ayuda en la línea ofensiva (luego de cortar al tackle izquierdo Donald Penn y al guardia Davin Joseph), y años de malos draft han dejado problemas de profundidad que Smith y Licht tendrán que solucionar. También necesitan que el nuevo tackle izquierdo Anthony Collins produzca (recibió un contrato por cinco años y 30 millones luego de pasar las últimas seis campañas como reserva con los Cincinnati Bengals) y el corredor de tercer año Doug Martin se mantenga sano después de perderse 10 partidos en el 2013 por una lesión. Si Collins es en verdad una joya y Martin regresa al nivel de Pro Bowl de su campaña de novato, la ofensiva de los Buccaneers estará en buena forma.

Lo bueno del sistema de Smith es que no necesita de una gran ofensiva para tener éxito. En una época en la que la mayoría de los equipos quieren construir ofensivas poderosas, él aún cree que correr el balón, tener una defensiva sólida y confiar en unos equipos especiales sólidos puede llevar a grandes resultados. Lo curioso es que, es que hay más pruebas de eso ahora que en el pasado reciente. En lugar de parecer anticuada --lo que pareció ser el caso cuando tantos entrenadores de extracción ofensiva fueron contratados el año pasado-- la postura de Smith ahora podría estar recuperando terreno.

Los Seattle Seahawks acaban de ganar su primer Super Bowl con una defensiva dominante. Los San Francisco 49ers han jugado en tres Juegos por el Campeonato de la NFC consecutivos --y un Super Bowl-- en gran parte debido a que tienen todo tipo de talento de ese lado del balón. Los Carolina Panthers también se convirtieron en campeones de la NFC Sur en el 2013 porque tuvieron un cambio de mentalidad en la organización. En lugar de esperar que el mariscal de campo estelar Cam Newton pudiese llevarlos a la cima, dejaron que el apoyador Luke Kuechly, Jugador Defensivo del Año del 2013, y sus compañeros de la defensiva forjaran ese camino.

No hay razón para pensar que los Bucs no pueden hacer algo similar en los próximos dos o tres años. Por un lado, no hace falta tanto tiempo para que se desarrolle un equipo defensivo como lo hace uno que está esperando que madure un mariscal de campo franquicia. La experiencia de Smith con los Bears tiene un gran significado, también. Después de pasar la mayor parte de su mandato trabajando con cualquier jugador que el ex gerente general de los Bears, Jerry Angelo, le proporcionaba, ahora tiene todo el poder que necesita para construir una plantilla.

En muchos sentidos, Smith podría estar dando el siguiente paso en su desarrollo como entrenador en jefe de la manera que Pete Carroll lo hizo cuando llegó a Seattle en el 2009. Lo más importante que Carroll tenía a su favor entonces era la fe del propietario de los Seahawks, Paul Allen, quien permitió que su entrenador en jefe hiciera lo necesario para ganar. Los Bucs están mostrando ahora una convicción similar en Smith. Eso quiere decir que el equipo estará satisfecho por lo rápido que su inversión da resultados positivos.