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Los Houston Texans se hallan en el peor lugar posible de cara al draft

¿Cuál de los QBs disponibles este año aporta certeza absoluta como potencial recluta Nº 1 global? USA TODAY Sports/Getty Images

HOUSTON -- El draft de la NFL está exactamente a un mes de distancia y, vaya, los Houston Texans están en un lugar miserable.

Seguro, cuentan con la primera selección global, lo que significa que pueden elegir a quien les plazca. Averiguas quién es el mejor jugador, lo seleccionas y no miras hacia atrás. Ningún otro club tiene esa ventaja este año. Todos los demás tienen selecciones que dependen, al menos hasta cierto grado, de lo que hagan los equipos que eligen arriba de ellos.

Pero aunque eso suena como una posición ideal, para los Texans no lo es. Eso es porque posición de mayor necesidad para Houston es la de mariscal de campo, y no existe ninguna respuesta obvia esperando a ser tomado primero global.

Andrew Luck no va a atravesar esa puerta. Tampoco lo hará Peyton Manning ni Troy Aikman, ni siquiera Cam Newton. No es un draft con un claro Nº 1 entre los pasadores, y gracias a ello, lo peor es ser uno de los equipos que necesitan uno.

Así que mis condolencias para Houston, Jacksonville Jaguars, Cleveland Browns, Oakland Raiders, Tampa Bay Buccaneers, Minnesota Vikings y hasta los Buffalo Bills, quienes tomaron a un mariscal de campo en la primera ronda del año pasado y todavía no saben si es el futuro. Son los equipos dentro del Top-10 del orden del sorteo que requieren pasadores. Se trata de equipos cuyos procesos enteros de draft se verán consumados por las interrogantes asesinas acerca de los mariscales de campo:

¿Cuándo elegimos a uno?

¿Cuál elegimos?

¿Qué sucede si nos equivocamos?

La clase de pasadores del 2014 es una colección de preguntas. ¿Crees que puedes convertir a un crudo Blake Bortles en algo especial? ¿Crees que Teddy Bridgewater es suficientemente bueno para iniciar de inmediato? ¿Se puede obtener a un Derek Carr o Jimmy Garoppolo hacia el final de la primera ronda o principios de la segunda y esperar acertar en la lotería? Y vaya, ¿qué se puede decir sobre Johnny Manziel?

Los equipos que necesitan pasadores deben responder a estas interrogantes del mejor modo posible, luego taparse la nariz y entregar la papeleta con su selección. La parte más aterradora es la tercera pregunta, porque si tomas a uno de los tipos y erras, es probable que todos sean despedidos.

Sí, la vida en la NFL sin un mariscal de campo franquicia es una pesadilla. Si no cuentas con uno, lo único en lo que piensas es en cómo hacerte de uno. Nada más de lo que hagas parece importar hasta que ese hueco en particular sea llenado. Cuando sí cuentas con un pasador, todo lo demás luce mejor. Todos los demás problemas parecen solucionables. No hay equipo mejor posicionado en el Top-10 que los Atlanta Falcons, que ya cuentan con el mariscal de campo franquicia Matt Ryan y, literalmente, pueden sin complicaciones elegir al mejor jugador que siga disponible cuando llegue su turno para escoger, sin importar la posición.

¿Los equipos listados anteriormente? No, ellos no pueden. Podrán decir que sí, pero mienten. Cada decisión que tomen en este draft, desde la primera ronda hasta la séptima, estará imbuida de cierta incertidumbre, porque cuando no tienes a tu mariscal de campo, todo lo demás se siente extraño.

Si no crees que el mariscal de campo es todo lo que importa en la NFL moderna, no estás prestando atención. Los equipos que los tienen llegan a los playoffs. Los equipos que no los tienen seleccionan dentro del Top-10 año con año. Los Texans seleccionan primero, en buena medida, porque Matt Schaub sufrió una implosión y no contaban con nadie detrás de él. Jacksonville va tercero porque el equipo lo arruinó hace tres años cuando se estiraron demasiado para tomar a Blaine Gabbert. Cleveland elige cuarto porque no pudo cerrar el trato por Robert Griffin III hace dos años. St. Louis escoge segundo porque Washington sí pudo y Griffin tuvo un año miserable en el 2013.

Los Rams, por cierto, se encuentran muy cómodos porque independientemente de lo que piensen sobre Sam Bradford, los Rams se han comprometido con él como su tipo por lo menos un año más, y por lo tanto no cuentan la posición de mariscal de campo entre sus preocupaciones del 2014. Podrían tirar los dados con un pasador en algún momento del draft, simplemente contra garantía en caso de que Bradford fracase, pero pueden elegir a quien quieran en el Nº 2. Pueden negociar la selección si quieren canjearla, recolectar otro botín parecido al del 2012, seguir construyendo alrededor de Bradford a la espera de que todavía pueda colmar su potencial.

¿Y los Texans? No quisieras ser los Texans. Saben lo importante que es la posición de mariscal de campo. Contrataron a Bill O'Brien como entrenador en jefe gracias a su reputación de ser una especia de 'MacGyver' para pasadores. Sólo hay que darle una liga elástica, un sujetapapeles y un chico que inició dos temporadas para una universidad de la FCS, y O'Brien hará una estrella de él. Sin solución perfecta a la vista, Houston está contando con O'Brien para arreglar el problema con una solución imperfecta. Si lo hace, va a dirigir en la NFL por largo tiempo. Si no, se unirá a la larga lista de los que fracasaron porque no pudieron hallar a un pasador.

No sabemos lo que van a hacer los Texans con esa primera selección el próximo 8 de mayo, pero sea lo que sea, les dejará una sensación de mareo en el estómago. Al final de este draft, como al inicio, van a seguirse preguntando si tienen la respuesta a la pregunta más importante.

Si toman a Bridgewater o Manziel o Bortles en el Nº 1, se verán perseguidos por los fantasmas de Tim Couch, JaMarcus Russell y, sí, especialmente David Carr; seleccionados Nº 1 que no eran suficientemente buenos para ser seleccionados primero global pero que lo fueron de todos modos porque, vaya, sus equipos necesitaban a un pasador. A menos, y hasta que suceda, que su elegido demuestre que valía la inversión, van a vivir con cierto grado de temor de que no fue así.

Pero aún si se resisten, los Texans van a ser miserables. Aún si deciden que ninguno de los pasadores de este año vale la primera selección global de este año, que probablemente sea el caso, van a tener que sostenerse la nariz. Aún si optan por Jadeveon Clowney, universalmente considerado un estelar en potencia, y aún si su afición cree que Clowney es la segunda venida de Lawrence Taylor, no podrán disfrutarlo. Porque después de algunas semanas de emoción, todo se irá desvaneciendo y los Houston Texans y sus fanáticos llegarán al campamento de entrenamiento con la peor sensación que existe para un equipo de NFL:

No saber quién es su mariscal de campo.