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SOS: Se busca un entrenador

BARCELONA -- Dijo el miércoles por la mañana Jordi Cardoner, vicepresidente del FC Barcelona, que el resultado de la final de Copa no cambiaría la hoja de ruta del club. En un discurso general, lo detalló en dos aspectos fundamentales: la derrota ni provocaría el adelanto de elecciones a la presidencia ni, tampoco, significaría la salida de Gerardo Martino. Lo que no especificó el dirigente es si lo dicho del Tata se refería a la inmediatez o al final de temporada.

Martino tiene fecha de caducidad: el 30 de junio regresará a Argentina probablemente tan harto del Barça como hartazgo se contempla en el entorno respecto a él. Nunca se hizo con las riendas del vestuario, nunca recuperó la cultura del esfuerzo, nunca sorprendió con un cambio efectista a los rivales. La aventura del Tata se resume en una caída al vacío y la confirmación del final de un camino cuya ruta él ni supo ni pareció querer variar.

Así, decidida como está ya la marcha del técnico, en el Barça se entiende providencial dar en la diana con el sucesor. Porque a la espera del dictamen de la FIFA o del TAS respecto a la sanción que no permite al club acudir al mercado, ha quedado demostrado que cualquier vestuario precisa, necesita, un director capaz de marcar el tempo. Y el del Camp Nou no es diferente.

En las últimas semanas han aparecido no pocos nombres de candidatos al cargo. Desde Villas-Boas (antes de que fichase por el Zenit) y hasta Klopp, los medios cercanos al Barça han deslizado multitud de entrenadores con opciones de tomar el puesto. Pero en todo ello ha seguido sin aparecer la esencia de la cuestión: ¿Qué camino quiere seguir el Barça?

"Ahora todos somos felices, pero la grandeza y la madurez se verá en las malas. El Barça habrá madurado si cuando no se ganan títulos permanece fiel a su filosofía". Esta sentencia, envuelta en la euforia, la lanzó Pep Guardiola allá por 2011, al poco de conquistar la última Champions azulgrana y cuando el estilo se daba por hecho que era tan irrenunciable como indiscutible. Los tiempos han cambiado. O eso parece.

No tiene nada que ver Klopp con Villas Boas, o con Luis Enrique, Laudrup o Lippi. A la vista del nulo ascendente que tuvo Martino con su plantilla, han crecido las voces que afirman que el Barça necesita un 'motivador' y que en ese papel nadie mejor que el entrenador del Borussia Dortmund... Sin atender a que el alemán, que tiene contrato con su club hasta 2018, criticó sin disimulo el formato futbolístico del Barça de Guardiola.

¿Está dispuesto o se atreve el club a cambiar esa personalidad propia?

ESPN ha recordado lo que ocurrió en 1996, cuando el entonces presidente Núñez despidió de mala manera a Johan Cruyff y ocupó su puesto con Bobby Robson. Se quiso romper con el pasado y ni la llegada después de Van Gaal, que recuperó las esencias aunque no el espíritu, evitó el divorcio del barcelonismo.

Guardiola, que vivió en primer plano como futbolista aquella época, avisó siendo ya entrenador de lo que podría volver a ocurrir. Y por imposible que pareciera entonces, hace tres años, hoy el Barça está atrapado en la misma situación.

El Barça busca entrenador solvente. Pero precisa conocer qué camino quiere tomar. Los guardianes del estilo apuntan a Frank de Boer, a Luis Enrique, Valverde, quizás a Laudrup o incluso, los más osados, a Òscar García, otro de los alumnos aventajados de Cruyff que sigue creciendo en Inglaterra. Cualquiera de ellos, se supone, salvaguardaría las esencias del rondo aunque tuviera el mayúsculo reto de cambiar la dinámica del vestuario.

Esta es la urgencia máxima. Porque perdida una temporada se hace indispensable aplicarse en la planificación de la próxima. El que tome los mandos deberá devolver los focos al banquillo, como hizo Guardiola, como intentó Vilanova y como no supo o no quiso Martino.