Gustavo Fillol Day 10y

¿Una ley que no se puede juzgar?

BUENOS AIRES -- "¿En serio?", me increpó, cuando le conté que trabajaba en ESPN. "¿ESPN? ¿El canal de deportes?"

"Sí, pero yo no estoy en la tele, estoy en la parte de Int..."

"Tenés que ayudarme", interrumpió. "En nombre de todos los jueces de línea o árbitros asistentes del país y del mundo, tenés que darme una mano y hacerme un reportaje".

"Una nota...", alcancé a balbucear, antes de que me interrumpiera de nuevo.

"Sí, nota, reportaje, lo que sea".

"No...", agregué, "quería aclarar, porque yo no estoy en la tele, estoy en el sitio de..."

"Sí, sí, ya te escuché. Igual no podría ser en la tele, porque yo no puedo aparecer. Salvo que apareciera de espalda, o con una máscara, o con la cara deformada".

"Distorsionada".

"Eso, y la voz también, porque alguien podría reconocerme por la voz".

"Bueno, igual la tele no va a poder ser, porque..."

"Es lo que te estoy diciendo. Dale, prendé la grabadora... ¿tenés grabadora?"

"No, anoto".

"Mejor, así no registrás mi voz".

"¿Y qué me vas a contar?

"¿Qué te voy a contar? Te voy a contar algo que jamás escuchaste antes. Algo que ningún juez de línea se animó a decir y nunca en su vida de juez de línea se va a animar a decir, ¿sabés por qué?"

Contestó su pregunta antes de que yo preguntara.

"Por terror a quedarse sin laburo, viejo. ¿Te parece poco, en este país, sin laburo?"

"Bueno, pero los árbitros no viven de eso..."

"No, por suerte".

"Dale", lo apuré. "Tomo nota. Entonces no puedo poner tu nombre, ¿no?"

"No, ¿estás loco? ¿Querés que me linchen?"

"Bien, sin nombre. Es poco creíble hablar desde el anonimato, pero..."

"¿Qué me importa ser poco creíble... si soy anónimo?"

Para cortar tanto prólogo, le mostré con la mirada que ya tenía libreta y birome en mano.

"¿Cuál es la función principal del juez de línea?", me preguntó.

"No sé...", dudé. "Fijarse si la pelota sale al lateral, al corner. Ah, no, ya sé: ver si la pelota cruzó la línea del arco y fue gol o no".

"¿Me estás cargando?"

"No", me defendí. "Juez de línea. Su trabajo tiene que ver con las líneas".

"Me tenés que estar cargando", insistió. "Primero, también se llama 'árbitro asistente'. Y segundo, su función principal es el off side, flaco. ¡El off side!"

"Uh, ¿todo esto para decirme que hubo un gol en posición adelantada? Si te referís al de Tévez en Sudáfrica, lo vimos todos".

"No, ¿qué Tévez? Lo que te estoy diciendo es que la posición adelantada, la regla más importante que tiene que aplicar el árbitro asistente, es una regla imposible de aplicar".

"¿Imposible de aplicar? ¿No será mucho?"

"Absolutamente imposible de aplicar. ¿Me escuchás un minuto?"

"¿A ver?"

"Es imposible de aplicar, porque, por empezar, el árbitro asistente tiene que determinar el momento exacto en que el balón abandona el pie del jugador que tira el pase. Ahora vos decime cómo cuernos hace un tipo, parado afuera de la cancha, a 10, 20, 30 metros del jugador que patea, para determinar el momento exacto en que el cuero del pelota ya no hace más contacto con el botín. Y si supusiéramos, por pura fantasía, que puede determinarlo, habría que pensar que, para lograr tan precisa observación, el lineman debería tener la vista fija en ese lugar, completamente enfocada en ese punto de impacto entre la redonda y el zapato".

"Hmmm", cavilé.

"Pero resulta", siguió él, "que al mismo tiempo que está mirando, con visión de tubo, la escena desde donde parte el pase, este pobre ser tiene que estar mirando --repito, ¡al mismo tiempo!-- una escena que ocurre en otro lugar de la cancha, quizás a 10, 20, 30 metros. Y en esa otra escena, este buen señor tiene que distinguir si dos o más personas que están moviéndose a diferentes velocidades, y a veces en direcciones opuestas, tienen cada parte o miembro de su cuerpo en la misma línea, o un milímetro delante, o una centésima de milímetro detrás. Esto por sí solo no puede ser percibido a ojo desnudo, y mucho menos en movimiento y a considerable distancia. Y además, acordate del ángulo. Sólo estando vos en la misma línea podés ver si dos o más personas están en la misma línea. Si no estás en la misma línea, el ángulo te hará ver a una persona delante de la otra, cuando en realidad no lo está. Más allá de que sea su obligación estarlo, ¿qué posibilidades hay de que el juez esté verdadera y milimétricamente en la misma línea de los jugadores, cuando decide levantar o no el banderín? Y eso es sólo un factor agregado a la ya imposibilidad básica de determinar, en movimiento, dónde está cada parte del cuerpo de cada persona en relación con las demás personas. Lo cual, a su vez, es un factor agregado a la ya imposibilidad de estar mirando esa escena en ese preciso instante, cuando, en ese mismo preciso instante, el desdichado hombre en cuestión tiene que estar mirando una escena en otro lugar de la cancha. Salvo que el juez de línea tuviera ojos que se movieran cada uno por su lado, como el camaleón, es inhumano creer que podrá ver, al mismo tiempo, dos cosas separadas por decenas de metros. Lo que sucede en realidad, si vamos a lo real, es que el tipo ve primero al jugador que lanza el pase; en segundo lugar, ve hacia dónde sale la pelota; en tercer lugar, acompaña la trayectoria de la pelota con la mirada; en cuarto lugar, busca cuál de los 10 compañeros del pasador es aquel hacia quien va dirigido el envío; en quinto lugar, trata de encontrar quiénes son los dos últimos hombres del equipo contrario --el arquero es fácil de ubicar, pero el otro puede estar escondido--, y en sexto lugar, después de haber completado este largo y exigente proceso, y por lo tanto mucho después de que partió el pase, este agitado referí, con la vista agotada por el estrés, intenta, descifrar si el jugador hacia quien va la pelota está delante, detrás o en la misma línea que los últimos dos elementos del cuadro rival. En resumen y en conclusión, que el árbitro asistente acierte o no, al aplicar la regla del off side, es puramente aleatorio".

"¿Y qué proponés, que se elimine el off side?"

"No, para nada. Si se eliminara el off side, se acabaría el mano a mano con el arquero, que es una de las mejores situaciones del fútbol. ¿Cómo se te ocurre? Sería ridículo. Lo que habría que hacer, por lo menos en los mundiales, donde hay tanta guita, es dejar que la jugada termine. Si termina en gol, entonces que un quinto árbitro, en una sala de monitoreo, corrobore, con imagen congelada, si hubo o no hubo off side y se lo informe al réferi. Llevaría menos tiempo del que tardan en festejar, así que no habría interrupción de juego, ni retraso, que es a lo que tanto pánico le tienen. Y si un equipo celebró sin sentido, que se embrome por gritar un gol que no valía. En la situación opuesta, si la jugada no acabó en gol, entonces no hubo daño, y de paso no se cortó el juego innecesariamente. ¿Por qué todo el mundo se neurotiza con el temor de que revisar una jugada corte el juego, y a nadie le importa que el juego se corte constantemente por el off side? Y además existe, en este segundo caso en que no hay gol, el beneficio colateral de que el público disfrute de ver una jugada de peligro, algo ya de por sí bastante escaso".

"Pero la TV no siempre resuelve el problema. ¿Cómo saber cuándo congelar la imagen, si en la pantalla tampoco puede verse el punto exacto en que la pelota se despega del botín? Y también surge, a veces, la dificultad del ángulo".

"Para lo del ángulo, podés tirar una raya que te ayude. Y lo del punto de impacto, ya lo sé, tampoco sería exacto, pero justamente, eso prueba mi punto... si ni siquiera podés determinarlo con precisión usando una imagen congelada de la televisión, ¿cómo podés pretender que lo haga un ser humano en el campo de juego, a ojo crudo, con la hinchada gritándole en las orejas, presionado, nervioso, tratando de mirar 150 lugares al mismo tiempo, corriendo a toda velocidad con un banderín en la mano?"

La charla se alargó un buen rato. El enmascarado siguió criticando la "reticencia" del fútbol a "mejorar", a "actualizarse", a "volverse más justo"... cito sus palabras. Pero los ritmos de Internet no recomiendan notas demasiado extensas, así que concluyo acá el diálogo con el hombre que me pidió un espacio, y doy por cumplido el favor.

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