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Un sueño a punto de cumplirse

BOISE (AP) -- Durante casi cuatro décadas, el catedrático universitario Werner Hoeger soñó con participar en unos Juegos Olímpicos.

Cuando era niño, en su natal Venezuela, Hoeger quedó fascinado con las pruebas olímpicas de gimnasia en los Juegos Olímpicos de 1968.

Ya como adulto, quedó cautivado con el hecho de que la bandera venezolana se agitara en honor de una competidora de su país natal que participó en los Juegos Olímpicos de Nagano, Japón.

Ahora la bandera se agitará en honor de este catedrático universitario de 52 años, cuando compita en las pruebas de luge en los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín 2006 en febrero.

Será uno de los competidores con más edad, y quizás le lleve más de 33 años a algunos de los competidores de los otros equipos de luge.

"Siento que u no debe tener metas en la vida, metas que te mantengan motivado", señaló Hoeger. "Uno debe ser realista, en el deporte del luge, no tenemos oportunidad de alcanzar una medalla", agregó.

Los primeros lugares casi seguramente serán para algunos atletas de países tradicionalmente fuertes en este deporte, como Alemania, Italia, Rusia, Austria, Canadá o Estados Unidos.

Sin embargo, el simple hecho de competir en los Juegos Olímpicos es suficiente para Hoeger.

"Me gusta competir, y lamento no haberlo hecho antes cuando era joven. En un principio no creí que pudiera lograrlo", agregó Hoeger.

El espíritu competitivo despertó a edad temprana para Hoeger, quien cuando era niño en Venezuela se convirtió en uno de los mejores gimnastas en la historia del país sudamericano.

Fue el campeón all-around de 1970 a 1975, y pese a que tenía suficiente capacidad como para haber competido en algunos Juegos Olímpicos, sus esperanzas se perdieron cuando el equipo venezolano no pudo clasificarse.

A los 16 años, se ganó una beca deportiva en la Universidad de Brigham Young y se mudó a Estados Unidos, y colocó sus sueños de participar en algunos Juegos Olímpicos en el olvido, al graduarse y posteriormente consiguió trabajo como catedrático en el departamento de kinesiología de la Universidad de Boise State.

Sin embargo, Hoeger nunca pensó en competir en unos Juegos Olímpicos de Invierno sino hasta 1998, cuando vio a la venezolana Iginia Boccalandro competir en las pruebas de luge en Nagano.

Cuando Hoeger llamó a Boccalandro después de los Juegos Olímpicos de Salt Lake City cuatro años más tarde, la competidora, que no pudo clasificarse a las pruebas finales porque no pudo terminar sus deslizamientos de entrenamiento, lo animó a participar en estas competencias.