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El tercer equipo

DETROIT (ESPN.com) -- Hace tres semanas, Joey Porter acusó a los árbitros de querer robarle a los Steelers el partido contra Indianapolis.

Ahora los Steelers pueden decir que están a mano, luego de que los árbitros parecieran decididos a darles el partido. Y no cualquier partido, sino el más importante de todos.

"Eso es lo que pasa cuando el mundo está en contra de ti", dijo un jugador de los Seahawks, bajo condición de anonimato, luego de la caída por 21-10 en el Super Bowl. "Nadie quería que ganáramos nosotros. Querían que Jerome Bettis ganara y se retirara como un héroe, y lo consiguieron".

Claro que Seattle aportó lo suyo en la derrota: Jerramy Stevens dejó caer cuatro balones, y Josh Brown falló dos intentos de gol de campo.

También los Steelers hicieron su parte, con un pase improvisado de 37 yardas de Ben Roethlisberger a Hines Ward, una corrida de 75 yardas de Willie Parker, una jugada de truco de Antwaan Randle El en papel de mariscal de campo.

Pero los que también ayudaron a inclinar la balanza fueron aquellos que no deberían influir en un partido de fútbol: los de negro y blanco.

"Esas cosas están fuera de nuestro control", dijo Matt Hasselbeck. "Es decepcionante, es duro, pero ¿qué puedes hacer?"

Esto es lo que el árbitro Bill Leavy y sus hombres hicieron el domingo: le robaron a Seattle.

Los Seahawks podrían haber hecho más por sobreponerse a las malas llamadas de los árbitros, eso es cierto. Pero hay una buena posibilidad de que los Seahawks habrían anotado más puntos que los Steelers, si las cebras hubieran dejado jugar a los jugadores.

En el partido más importante del año, en el partido más importante del deporte, lo árbitros fueron más protagonistas de lo que deberían haber sido.

Puedes pasarte dos semanas preparándote para un juego, estudiando 24 horas por día cada factor que puede entrar en consideración. Pero hay un factor que no puedes prever: los árbitros. Y ese factor favoreció a los Steelers.

De 10 penalidades aceptadas, siete fueron en contra de los Seahawks, curiosamente el segundo equipo con menos faltas en la temporada regular.

Los Seahawks perdieron 161 yardas por penalidades, si se combinan las yardas de castigo (70) con las que el equipo había avanzado en la jugada (91).

Y un touchdown.

Hasselbeck encontró a Darrell Jackson en un pase anotador de 16 yardas, pero lo cobraron interferencia ofensiva a Jackson. El receptor estiró el brazo, es cierto, pero no creó separación al hacerlo y ambos jugadores estaban peleando por la posición. No es una falta que deba cobrarse en un Super Bowl.

Pero aún más grave, por la influencia que tuvo en el final del partido, fue cuando le cobraron una falta por sujetar a Sean Locklear en el último cuarto, con Pittsburgh en ventaja por 14-10.

Supuestamente, Locklear sujetó a Clark Haggans, y en lugar de primera y gol desde la uno, y una oportunidad de ponerse arriba en el marcador por 3 puntos, los Seahawks se enfrentaron con primera y 20, desde la 29.

Tres jugadas más tarde llegó el pase de Hasselbeck interceptado por Ike Taylor, y la falta personal cobrada contra el mariscal por bloqueo bajo cuando estaba tacleando a Taylor.

Otra llamada sin sentido. Y con un efecto destructivo. Porque a Pittsburgh le gusta llamar las jugadas de truco desde la mitad del campo, y desde la 43 de Seattle, ¡bum! Reversible de Randle El, pase genial a Ward, 21-10.

Y hubo más.

Una dudosa llamada por sujetar negó un regreso de patada de Peter Warrick que habría puesto a Seattle en territorio rival.

Un touchdown en corrida de una yarda de Roethlisberger que fue tan dudoso que el juez de línea, Mark Hittner dudó y señaló el touchdown sin estar convencido de ello.

"No creo que haya anotado", dijo el entrenador de Seattle, Mike Holmgren.

Los de Seattle saben muy bien, por el clima de la ciudad donde viven, que cuando cae agua, llueve. Como si no fuera suficiente que el 90 por ciento de los 68,200 espectadores alentara a los Steelers, e hicieran sentir a los Seahawks como visitantes, los árbitros también cobraron como si Pittsburgh fuera el equipo local.

"Nos quitaron un touchdown, y nos cobraron una penalidad con el balón en la yarda 1", dijo Hasselbeck. "Eso fue desafortunado".

"Creí que ellos estaban offside [en la jugada en que penalizaron a Locklear por sujetar]", señaló el centro Robbie Tobeck. "Creí que teníamos una jugada gratis, porque dos de ellos habían cruzado a nuestro lado".

En la temporada baja, 31 equipos evaluarán lo que deben hacer para derrotar a los Steelers en el 2006. Mike Pereira y los directivos de arbitraje de la NFL deberán también evaluar lo que hicieron.

Es una vergüenza que en el escenario mayor del deporte, los protagonistas no sean los jugadores.

Vimos demasiado del "tercer equipo" en el Super Bowl XL, y no suficiente de los Seahawks y los Steelers.