<
>

Un mundo chiquitito

BUENOS AIRES (ESPNdeportes.com) -- Está más o menos claro que el mundo se viene achicando a pasos agigantados.

Como para tomar un dato arbitrario, diremos que, según el historiador Eric Hobsbawm, la derrota de Napoleón en Waterloo se supo en París dos meses después de producida. ¿Se imaginan que hubiera pasado si la televisión la hubiese transmitido en directo la batalla?

¿Cómo hubiera sido la Primera Guerra Mundial si hubiese existido la transmisión vía satélite? ¿La utilización de gases en la guerra de trincheras hubiera sido irrestricta?

¿Qué ingeniería mediática habría pergeñado Joseph Goebbels, el Ministro de Propaganda de Hitler si hubiese podido disponer de Internet? ¿Y Stalin? ¿Y las dictaduras latinoamericanas? ¡Qué diferente hubiera sido todo! Nadie puede asegurar que mejor (de hecho hoy no lo es), pero sí distinto. Muy distinto.

Repetimos: el mundo se achicó en los últimos dos siglos. Por ejemplo, desde que Julio Verne escribió aquella fantasía de dar la vuelta al mundo en 80 días hasta hoy. ¿Alguien se detuvo a pensar en todos los avances que se produjeron en el Siglo XX?

Es real que Internet produjo una gran revolución en las comunicaciones. Fue y es una especie de socialización extrema de la información. Pero, ¿se puede decir que hoy estamos mejor informados que los hombres del pasado? ¿Enterarse más o menos rápido de algo es sinónimo de conocimiento? ¿Es más valiosa una primicia que un análisis?

Sí, ya sé, dirán que corren por carriles diferentes. Pero no es tan así: cualquier editor periodístico que se precie de tal le dará mucho más valor a una noticia primicística que al mejor comentario de fondo.

¿Está bien que así sea? No está ni bien ni mal. Sólo digo que los que deciden hoy en los medios de comunicación prefieren eso. Y como lo prefieren, lo venden. Y si lo venden, alguien lo compra. Y si alguien lo compra, lo consume. Y así, el círculo virtuoso (y vicioso) cierra. Y se pagan fotos para que sean exclusivas. Y se hacen guardias para atrapar in fraganti al personaje del momento con la única misión de conseguir que diga "no hablo". Y el "no hablo", acompañado de una foto tapándose el rostro o escondiéndose dentro de un auto, termina convirtiéndose en una noticia en sí misma. Es el súmmum de la hojarasca.

Por eso nos volvemos a preguntar: ¿estamos mejor informados hoy que en el pasado? Vamos a decir que tenemos dudas para no cometer (otra vez) el pecado de la soberbia y no tentarnos con decir rotundamente que no. Porque sostenemos que la sobre información (mucha de ella errónea por torpeza o manipulación) no es buena consejera.

Se puede decir que hoy sabemos mucho más rápido qué es lo que ocurre en el Mundo pero, al mismo tiempo, también hay que tomarse un arduo trabajo para discernir qué información es correcta y qué información no lo es. Porque hay mucha basura en la Web. Y el peor pecado que podemos cometer es pensar que lo que se publica en Internet es ciento por ciento exacto. Es más, hasta nos atrevemos a decir que lo que está rondando en la red es, en su gran mayoría, un teléfono descompuesto cuyo principal motor es el copiar y pegar, que ya se ha convertido en moneda corriente entre las nuevas generaciones de periodistas.


Hay mucho de todo en Internet. Jamás diríamos que demasiado porque nunca es excesiva la libertad de expresión. Pero hay mucho más de lo que cualquiera de nosotros estamos capacitados para consumir.

Al principio se decía que uno navegaba en Internet. Hoy ya se habla de surfear. Porque todo es más dinámico, más vertiginoso. ¿Qué término se utilizará dentro de algunos meses?

Los weblogs son la última generación de la explosión informativa. Cualquier persona, con herramientas bastante rudimentarias, está capacitada para subir a Internet una página personal, en donde se mezclan la vida privada, reflexiones o cualquier otra cosa que uno desee mostrar.

Escritores, periodistas, filósofos… bah… cualquier persona que tenga ganas de exhibirse puede hacerlo libremente.

Desde hace unos días, en Buenos Aires (y suponemos que en otras partes del mundo) se viene discutiendo sobre si es real que Lionel Messi tiene su propio blog, en el que refiere vivencias profesionales, males de amores, conversaciones con otros jugadores (hay un supuesto chat con Carlos Tevez), problemas familiares, reflexiones que comparte con su sicólogo y todo lo que aparentemente forma parte del escenario Messi.

Otros blogs ya han tomado el tema y se discuten sobre si es escrito por un impostor o por el mismo Messi.

ESPN quiere abrir el juego a sus lectores para que saquen sus propias conclusiones.

No tenemos muy claro incluso dentro de nuestra redacción si es apócrifo o real. Hay opiniones enfrentadas.

La pregunta de quien suscribe estas líneas es la siguiente: ¿realmente importa? Creo que no.

Es, definitivamente, una pieza literaria que cruza el mundo del fútbol con el lenguaje juvenil de la Web y que, en sí mismo, es para ser estudiada en los postgrados de Comunicación.

Es más, redoblamos la apuesta: si realmente estuviera escrito por Messi lo imaginamos menos interesante, ya que quedaría estancado en el plano del berretín de un adolescente público y perdería toda la magia.

Y decimos que lo más atractivo es su efecto. Lo que genera. La fantasía de quienes dejan sus comentarios imaginando que Messi los lee y los tiene en cuenta. Es la ilusión de estar compartiendo con Messi un momento de su vida, la sensación de estar fisgoneando la intimidad de un chico que, especialmente ahora, está en el centro de la atención mundial.

Pero también el efecto contrario: son tantos los que sueñan con ser parte de la vida de Messi, aunque sea por un segundo, como los que se esfuerzan por desenmascarar al impostor.

De verdad, ¿a quien le importa si lo escribe Messi? El blogdelio es una noticia en sí misma. En donde defensores y detractores se cruzan en un mundo paralelo dibujando su propio destino y horizontes.

Lo más atractivo es no saberlo. Es seguir inmersos en esta mátrix en donde cualquier parecido con la realidad es una mera coincidencia (y virtual, por supuesto).