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Con 900 ó 1000, un animal del área

El gran goleador no incluyó los tantos del Fútbol Playa AP

BUENOS AIRES -- La cifra impacta. Causa asombro. Es todo un acontecimiento en el planeta fútbol. Romario dice llegar a los 1000 goles y el número provoca tanta admiración como intriga. ¿Fueron mil festejos reales o virtuales?

La prensa brasileña revolvió papeles y empezó a indagar en el asunto. La investigación de prestigiosos diarios arrojó un resultado contundente: al Chapulín le falta prácticamente un centenar de goles para cumplir su ansiado objetivo. Queda claro que estos periodistas no fueron invitados al festejo.

La mayoría de los lectores se debe estar preguntando si Romario sumó los tantos anotados en el patio de su casa, en las calles de Río de Janeiro o en la caliente arena de la playa. La respuesta es "NO". Sin embargo, algunos de ellos dan mucho que pensar.

LOS CASOS PARADIGMÁTICOS
La cuenta del Baixinho, como lo conocen en Brasil, comienza en 1979, cuando tenía apenas 13 años y sacaba diferencias con sus compañeros de la categoría infantil. Para gran parte de los estadígrafos, unos 67 goles marcados en divisiones inferiores (en Olaria, Vasco y la selección juvenil) no deberían computarse.

Más allá del criterio que se decida utilizar, lo cierto es que los tantos convertidos como amateur o entre los juveniles también formaron parte de campeonatos oficiales.

Si Romario tenía siempre un lugar asegurado entre los titulares era por su tremenda capacidad goleadora y también, por qué no, por la efectividad mostrada en los entrenamientos. Durante 1986, en Vasco no perdonó la debilidad de ciertos sparrings. Le hizo cuatro tantos a la selección de São Matheus (7-0) y otros tres al Motorista (9-0). Dos años después, aprovechó los regalos de la selección de Petrópolis y festejó tres veces para un contundente 11-0.


Pero los partidos que hacen más ruido, y no justamente el de la tribuna al festejar un gol, son los amistosos entre semana que incluyó Romario, en su etapa en PSV Eindhoven.

Parece que Holanda es una tierra en donde los ensayos no son tomados con demasiado rigor. En apenas dos días, 31 de julio y 1º de agosto de 1990, marcó seis goles en las victorias extremadamente amistosas contra Rodan 2000 (15-0) y Dracatster (10-0). Años más tarde mostraría su contundencia en similares circunstancias: tres goles al Roden Maarheeze (12-0) y cuatro al Eindhoven Geldrop (9-0).

Igualmente, nada se compara con los 19 goles que anotó en 11 juegos festivos. Esos partidos de exhibición que no terminan hasta que el homenajeado pueda celebrar su conquista. Los mismos en que los ex futbolistas están más preocupados por disminuir esfuerzos para no acalambrarse.

Cuando formó parte de PSV Stars sumó dos goles, la misma cifra que frente a la selección carioca. También anotó cuatro en la despedida de Luisinho (11-5) y computó dos goles jugando para los Amigos de Aldair, en la despedida del defensor. Por eso Romario es distinto. Tiene el arco entre ceja y ceja, hasta cuando patea en la arena de Barra de Tijuca con algunos de sus seis hijos.

MÉRITOS, AL MARGEN
La revista Placar fue de las primeras en poner en jaque la marca. Cuestionó algunos partidos que el Chapulín juró jugar en PSV porque no figuran en los registros oficiales del club. También hay un contrapunto con su paso por Barcelona. Dicen que allí le hizo dos goles al Parma en un 5-1 que, según todas las fichas de la época, había finalizado realmente 0-0.

Más acá en el tiempo, en 2005, el Baixinho incluye uno del 2-1 de Vasco contra Figueirense. El tema es que ese choque fue anulado por un escándalo arbitral y Romario, rápido como cuando definía en el área, contó el que anotó en el nuevo partido (3-3). Todas estas controversias llevaron a que finalmente la lista de los 1000 goles sufriera algunos retoques.

¿Qué pensará realmente Pelé? Sus declaraciones diplomáticas no deberían ser muy tenidas en cuenta. El primero y único hasta hoy en superar la barrera de los 1000 goles no quiere empañar la fiesta de su compatriota. Y por otra parte, está claro que muchos de sus 1281 gritos en 1363 partidos también dejan mucho que desear. Ya es sabido que en aquella estadística se le computan goles convertidos en torneos del ejército, cuando O Rei cumplía el servicio militar.

Cuentan que por Latinoamérica ya contrataron varios equipos de estadísticos. Con estos criterios, goleadores de la talla de Mario Kempes, Hugo Sánchez, José Saturnino Cardozo y el mismo Diego Armando Maradona también podrían ser socios del "club de los mil". ¿Qué pasaría si a Diego, a Mario, a Hugo o a Saturinino se le cuentan los goles en la divisiones inferiores de sus clubes o los que hicieron en los entrenamientos?

Eso sí, que los chistes, las ironías y la desconfianza no tapen la realidad. Se retira un animal del área, un romperredes absoluto, un depredador. Un campeón del mundo, nada menos. Un delantero extraordinario con estilo propio. Con mil goles, novecientos o setecientos, estamos hablando de Romario. Ni más ni menos.