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Desde el otro lado

BUENOS AIRES -- En la cancha se entregó siempre por completo, en la charla tampoco se guardó nada. Sin embargo, esta versión de Matías Almeyda es la de un tipo más reflexivo, analítico. Con las mismas convicciones de siempre, apostando por la frontalidad, pero ahora desde la posición de alguien que revolvió mucho en su interior para forjar la personalidad de un ex futbolista.

De cara a un partido tan especial como es el clásico, que amerita ser disputado con vehemencia y sin reticencias, atributos que el Pelado supo exhibir a lo largo de su carrera, se dio una vuelta por ESPNdeportes.com para analizar el River-Boca del domingo. Y hasta sorprendió con una primicia: ya está armando un grupo de trabajo para iniciar una etapa como entrenador.

En el comienzo de la charla evocó aquellos Superclásicos que le tocó jugar: "Guardo los recuerdos más lindos. Creo que tanto para el jugador de River como para el de Boca los sentimientos son hermosos. Pasa más por la gente, lo previo, el día del partido. Siempre queda algo en la mente".

-¿Cuáles son los mejores recuerdos que guardás?
-Los mejores son cuando uno gana. Me acuerdo de aquel de cancha de Boca con el Tolo Gallego, ese va a quedar siempre en mi mente. Después, otro es el de la cancha de River, que para nosotros jugaba Enzo (Francescoli), Crespo, Ortega, todos los jóvenes que estábamos subiendo, y del lado de Boca estaban Diego (Maradona), Caniggia, el Kily González, los nombres que presentó ese clásico fueron impresionantes. Muy lindo para jugar.

-A pesar de todos los grandes jugadores que había terminó cero a cero.
-Sí, y en el último minuto casi cometo un gran error. Me acuerdo que le tiraron una pelota larga a Caniggia, salió Burgos y medio que se traban entre los dos. La pelota quedó a un costado, entonces Cani le pegó al arco de media vuelta. Yo había pasado a Burgos y estaba en la línea. Cuando vi que la pelota venía, volé con las manos extendidas y me pasó entre las manos, se fue por muy poco, no la toqué no sé cómo, si llegaban a cobrar penal ahí me mataba.

-Es tan así como se dice que cuando se pierde un Superclásico después no se puede ni salir a la calle.
-En parte sí. Yo tuve la suerte de jugar en River, pero hablando con los jugadores de Boca me dijeron que pasa lo mismo, porque hay mucha gente hincha de los dos clubes. Y en un clásico o cualquier otro partido la salida es complicada, siempre está quien tiene una palabrita de más o el que no entiende que la vida pasa por otro lado, no sólo por la pelota. Pero sí, se complica, por eso es más lindo ganarlo.

-¿Y cómo vivías vos la semana previa?
-Con ganas de que llegara el partido. La semana parecía un mes, se hacía larga, no llegaba nunca, se hablaba mucho, la gente, los amigos, no veía la hora de que jugar. También hay un poco de nervios, eso es normal por todo lo que significa un clásico. El River-Boca es la esencia del fútbol argentino.

-¿Ahora que estás alejado del fútbol profesional seguís mirando los partidos y no te genera un cosquilleo, decir "qué lindo sería estar allí"?
-Sí, yo el año pasado declaré que pagaría por jugar cinco minutos del clásico, pero bueno, uno ya cerró el libro y tiene en mente otra cosa. Sueño con ser técnico y más adelante dirigir en un River–Boca.

-¿Cuál fue el jugador más difícil de marcar que te tocó en un clásico y con quién tuviste algún roce?
-Mucho no recuerdo, porque en esos partidos todos dejan el alma, tanto de un lado como del otro, cada pelota que vas a disputar sabés que hay un poco de roce. Pero me acuerdo de una vez en cancha de River que se dio una acción que entre tres o cuatro lo apretamos a Diego sobre la raya y nos limpió a todos de una manera increíble. Después creo que le metió un pase a Scotto. Esa imagen me quedó grabada, yo decía 'cómo no lo vas a poder marcar a Maradona', pero en dos segundos nos pasó a cuatro. Duelos tuvimos con Cabañas, con Giunta...

-¿Ahora que lo tenés a Diego de compañero en el Showbol le recordás esa jugada?
-No, no hay que decirle nada (se ríe).

-Vos jugaste clásicos en España y también en Italia, ¿encontrás alguna similitud con el River-Boca?
- En todas partes del mundo comparan los clásicos, y para cada ciudadano el que se juega en su ciudad es el mejor. Yo pasé de River a Sevilla, que tenía el clásico con el Betis. Un partido lindo, pero en la calle veía que venía uno de cada club caminando, hablando, era un poco raro. Ojalá acá fuese así, pero es otra cosa. Después pasé a Lazio y creo que el clásico con Roma es lo más parecido. Porque hay una similitud nuestra con los italianos. Ellos dejan todo por su camiseta, por su club. La semana previa se vive de la misma manera, los hinchas van al entrenamiento, esperan ahí, tiene otro color. Lo que pasa es que uno nació en Argentina y los cánticos de las hinchadas son impresionantes. Podés estar una hora antes que ya se vive el partido, allá no, se llena a 15 minutos del comienzo. Como el River-Boca no hay.

-¿Y el Inter-Milan?
-Está un poco más abajo de Lazio-Roma. Es gente más fría, que va de saco y corbata. En cantidad de público se puede llegar a comparar, pero como se vive, no. Allá ves la cara de un hincha y sabés que no tiene la pasión de los argentinos.

-Hablando de clásicos, hace unos días jugaste uno contra Brasil, en el Showbol, ¿sentiste esa adrenalina?
-La verdad que sí. Mirá que hemos jugado contra otros países pero cuando ves la camiseta de Brasil enfrente ya es un clásico. Nosotros les queremos ganar a ellos y ellos a nosotros. El fútbol es así. Para el argentino es lindo jugar contra Brasil y lo mismo les sucede a ellos. Pasa igual con River y Boca. Van a ser cada vez más clásicos.

-En el comienzo hablaste de ser entrenador en un River-Boca, ¿estás pensando en eso?
-Sí, sí, ya lo tengo decidido. Estoy armando mi grupo de gente para escuchar ofertas (se ríe)...

-¿Se puede adelantar algo de con quién vas a trabajar?
-Como hay algunos que están en otros equipos por respeto prefiero guardarlo por ahora.

-¿Y como futuro técnico y ex jugador de River, cómo se explica este momento que está viviendo el equipo de Simeone, de campeón a penúltimo en la tabla?
-Es particular, raro, ni el hincha de River ni el Cholo lo deben entender. Pero el fútbol tiene estas cosas, va cambiando mucho, no hay equipos que duren un año ni por sus nombres ni por su forma de jugar. El cambio de futbolistas hace que los equipos también se modifiquen, a veces para bien y otras para mal.

-¿Se puede hablar de un clásico devaluado por cómo vienen los dos, o es como dicen los jugadores, que se trata de un partido aparte y no importan cómo lleguen?
-Seguramente que a todos nos gustaría vivir otro tipo de clásico, con los dos equipos peleando el campeonato, pero para el jugador es lo mismo, lo que quiere es ganar. Y hay momentos como el de River que, al no venir bien en el campeonato, te queda un buen resultado en el clásico. Para darle algo a la gente, para darse algo al equipo mismo. En el momento que empieza el partido da igual que vayas último o primero, que estés peleando o no, los dos van a querer ganar.

-¿Compartiste mucho con el Cholo como jugador, qué podés decir de él?
-De técnico no lo tuve, por eso es difícil hablar. En los equipos que estuvo hizo un buen papel. Por ahí veo que cuando llegó a River lo hizo con su táctica, y uno que nació y creció en el club por ahí observa un poco rara su idea, pero lo veo bien igual.

-¿Vive como técnico de la misma forma que lo hacía siendo jugador?
-Sí, el Cholo vive para el fútbol, está claro que es así. Como jugador fue un gran profesional y como entrenador lo mismo. Después hay que ser claro y decir que en el fútbol tienen mucho que ver los resultados, y si bien ahora está muy mal en el campeonato tiene una copa por delante, ojalá que pueda ganarla.

-Crucemos un poco de vereda. ¿Los problemas en el vestuario de Boca creés que pueden favorecer para fortalecer al equipo de cara al Superclásico o más bien apuntan a la desunión y se hace más complicado afrontar así un partido de éstas características?
-Depende, porque en los partidos difíciles los grupos se unen, al menos por esos 90 minutos. Y eso puede jugar a favor. Pero en la previa le jugó en contra, porque Boca venía muy tranquilo desde hace un par de años, todo era color de rosa, ahora cayó esta bombita que los dejó un poquito temblando a todos. En el partido se van a poner de acuerdo, pero no creo que después todo quede así, no puede quedar así, porque atrás de los jugadores hay hombres. Creo que se han dicho cosas...se han herido bastante.

-¿Te tocó vivir un vestuario así en algún momento?
-No, por suerte no. Creo que se han manejado mal. Las cosas se hablan adentro, después, si sale, es otra historia, pero contar los problemas afuera y llevarlos para adentro es complicado para un grupo. Pero es una cuestión de Boca.

-Hablaste de la importancia de éste tipo de partidos y Ahumada dijo que ganar un clásico es lo mismo que ganar un campeonato, ¿pensás de la misma forma?
-No, si bien ganar un clásico es lo que quiere todo el mundo, conseguir un campeonato es otra cosa, es una consecuencia de partidos, del buen juego, de lograr tener una delantera que haga muchos goles, de una defensa que se cuide, y por ahí un clásico es cómo te levantaste esa mañana. Por supuesto que cuando no ganás un campeonato es lindo conseguir un clásico, es lo que te puede llegar a salvar ante la gente, te da una alegría para el grupo.

-¿Se salva el año?
-Más que nada el momento, pero yo me quedo con el campeonato.

-¿Si cuando seas técnico te llegase a tocar una situación similar a la que atraviesa Ischia con Cáceres y Riquelme, de qué manera actuarías, dejarías pasar el clásico, intervendrías en el momento?
-Yo actuaría en el momento. Primero enfrentaría a los jugadores ante el grupo y después los dejaría solos. Y listo. Así sabés que se va a terminar ahí, va a ser eso nada más. Al otro día estarán amigos o enemigos para siempre. Pero le daría un corte por ese lado, cosa de que no se hable más del tema. Y el que comete un error igual, afuera.

-Pero está involucrado Riquelme, un peso pesado...
-Sí, igualmente, porque cuando los grupos están tranquilos por más nombres que haya no se pueden contaminar.