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El legado más importante

NBA

(Getty Images)

Mutombo fue cuatro veces Jugador Defensivo del Año y ocho veces All-Star

Hay un millón de historias de Dikembe Mutombo a ser contadas, y perturba la mente imaginar cuántas millones de historias más serán contadas en el futuro por toda la gente en Africa, cuyas vidas hubieran estado perdidas de no haber sido por el hospital de 29 millones de dólares que construyó el legendario jugador en las afueras de la capital Congolesa de Kinshasa.

En veinte, 30, 100 años, el legado de Mutombo será ese hospital en su país de bajos recursos, el lugar donde nació y se crió Dikembe Mutombo Mpolondo Mukama Jean Jacque Wamutombo, donde aprendió a hablar cinco dialectos africanos junto con francés, español, portugués e inglés.

Hay una historia acerca del dinero que Mutombo tuvo que pagar a los ocupas que estaban cosechando en el predio del hospital cuando se estaba juntando el dinero, batallas con el gobierno por permisos del uso de la tierra, la historia del pago personal de 3.5 millones de Mutombo por adelantado en el 2001, y la subsecuente donación de 15 millones para operaciones luego de que la facilidad abriera sus puertas en el 2006.

Hay historias sobre codos (Jeff Van Gundy de ESPN me dijo al aire la otra noche acerca de insistir en que Mutombo siempre usa protectores de codos durante las prácticas para proteger a sus compañeros de los Houston Rockets), historias de clubes nocturnos, historias acerca de su viaje a la Casa Blanca. Demasiadas historias que contar en un mismo lugar, aunque hubo una historia que estaba siendo relatada otra vez el miércoles tras que se esparciera la noticia en la NBA acerca de que la carrera de Mutombo aparentemente había llegado a su fin.

Es una buena historia, y concierne a lo que será el legado no-humanitario de Mutombo, o lo que recordaremos de él de su tiempo en la NBA.

El gesto del dedo.

Fue el gesto insignia de Mutombo, el levantamiento de su dedo índice derecho, el movimiento del dedo de lado a lado -un gesto universal familiar a bebes, abuelos y a todas las personas que están en el medio.

Bueno, había una vez, un cierto oficial de la NBA que intentó quitarle ese gesto a Mutombo, y esa fue la historia que Rod Thorn le contó a ESPN.com el miércoles -un día después de que la ilustre carrera de Mutombo llegara a un final prematuro cuando se lesionó su rodilla y fue quitado de la cancha en una camilla en la derrota de segundo partido de los Houston Rockets por 107-103 contra los Portland Trail Blazers el martes por la noche.

"Fue una conversación, fue telefónica, y no, no fue una conversación corta", recalcó Thorn. "Nunca había conversaciones cortas con Dikembe, porque el siempre intentaba decir que lo que le estabas explicando estaba mal".

Thorn, actualmente presidente de los New Jersey Nets, fue el predecesor de Stu Jackson como vicepresidente de operaciones de básquetbol.

Era una NBA completamente distinta hace una década, una liga en la que las peleas no se daban con frecuencia pero de cierta manera eran toleradas. Las manos eran permitidas para mantener a los escoltas fuera de la pintura, y aquellos que lograban meterse de cualquier manera contra los equipos de Mutombo solían encontrar sus tiros enfáticamente rechazados por un gigante de 7'2 pies que se pararía frente a ellos mirándolos, apuntando con su dedo.

La tolerancia por el gesto varió, pero hubo una creciente movida de descontento para cuando Thorn y su jefe, el comisionado de la NBA David Stern, decidieron que la tolerancia sería la manera más prudente de prevenir que un gesto del dedo se convierta en una pelea de banco.

Si, Mutombo estaba camino a convertirse en un ocho veces All-Star y cuatro veces Jugador Defensivo del Año. Pero la NBA estaba comenzando su camino a un juego mucho menos físico. La decisión fue llamar a Mutombo para que parara.

"Pensamos que se estaba dejando llevar; los jugadores estaban molestos. Le dije: 'Ya bloqueaste su tiro y ahora, en su mente, estás intentando humillarlo también'", dijo Thorn.

Lo que Thorn escuchó por el teléfono fue una voz triste y descontenta por la decisión tomada.

"¿Qué me están haciendo? ¿Me están quitando mi marca registrada?", recuerda Thorn de su argumento con Mutombo.

Lo que eventualmente emergió, fue un compromiso, con la NBA permitiendo que Mutombo pueda hacer su gesto siempre que estuviera mirando a las gradas cuando lo hiciera.

La regla de Mutombo eventualmente falló, y no fue extraño que en las últimas temporadas del jugador de 42 años de edad algún que otro árbitro hiciera ojo ciego a sus gestos cuando se pasaba de la línea.

A fin de cuentas, lo dejarían salirse con la suya, sabiendo que este gigante era uno de los regalos de Dios a este juego y que el dinero cobrado por la falta eventualmente era mejor aprovechado en manos de alguien que está haciendo tanto por la gente de Kinshasa.

El sentimiento generalizado era que veríamos poco de ese dedo mágico. Ahora parece que lo vimos por última vez.

Pero alegremente, no es por lo que verdaderamente será recordado.