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Historias mínimas

Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

A PESAR DE TODO... VICTORIA
Sabido es el sufrimiento de las mujeres a la hora del servicio. Salvo contadas excepciones, es innegable la comodidad para recibir en comparación con el turno de saque.

Sin embargo, cometer 32 doble faltas y aun así ganar no es algo habitual. Le sucedió a Ivania Martinich. En el ITF de Manzanillos, en México, la chilena de 19 años pudo con la local Paulina Rotaeche, a pesar de ejecutar 24 doble faltas en el primer set. Fue 6-7 (3), 6-1 y 6-4.

Pero, claro, todo tiene una razón. "Sé que no es para nada común, estaba lesionada del brazo, aun tengo un problema en el nervio cubital y cuando lo siento no puedo sacar", le explicó la magallánica a ESPNtenis.com. “Quería terminar el partido tratando de sacar bien y no de abajo y me dije ‘bueno, mis juegos de saque los tiro y me la juego en la devolución’", contó la hoy 781ª WTA, que llegó a meterse entre las primeras 700 del mundo en 2013.

Esto implicó que el 30% de los puntos que perdió en todo el partido y el 68% de los que cedió con su servicio fueron por sus doble faltas. “No es algo común en mi juego ni algo con lo que convivo. Fue una situación puntual, quería intentar ganar en buena ley y creo que lo logré”.

MALOS ENTENDIDOS
Un retiro o no presencia siempre trae lugar a suspicacias. Más aún cuando un abandono se da cerca del final. Aclaración y ¿retractación? por las redes sociales. La historia se llevó a cabo en Stuttgart, en la primera ronda, con Sam Groth y Sergiy Stakhovsky como actores principales. La victoria, para el australiano por 4-6, 7-5, 5-3 y retiro.

"Desafortunadamente me dolía la espalda desde el primer set y en el tercero fue peor. Estaba esperando que me quebrara Sam para retirarme", escribió el ucraniano en su cuenta de Twitter. "Él estuvo 1-0 y 0-40 en el inicio del último set. No es mi culpa", siguió, con tono jocoso. El australiano, ante este panorama, se subió al chiste. "Mala mía por no hacerlo antes", selló en su red social.

No obstante, su respuesta tiene una contradicción. Hace cinco meses, cuando se disputaba el torneo de australianos para conseguir un wild card para el primer Grand Slam del año, Groth no pensó lo mismo.

"Gente que se retira cuando está a punto de perder. Sólo quedaban cuatro puntos", escribió Sam, en referencia al abandono de Harry Bourchier ante John-Patrick Smith cuando caía por 6-7, 4-6 y 2-5. ¿Entonces, Sam?

HUELLAS DEL PASADO
"Crecí en un barrio muy pobre, rodeado de una gran cantidad de obstáculos. No era fácil caminar por la calle. Siempre había cosas que sucedían alrededor. Era una mezcla de delincuencia y un ambiente inseguro". El textual es de Grigor Dimitrov, en una extensa entrevista en The Telegraph, a horas de su debut en Queen's, donde defiende el título.

El búlgaro no esquivó la situación y fue bien profundo ante las consultas sobre su niñez y años de adolescencia. A pesar de rescatar los valores que le inculcaron sus padres, Dimitrov no hizo sencilla su estadía en la Academia de Sánchez-Casal en Barcelona, donde comenzó a forjar su identidad como jugador.

"Era muy rebelde, hacía lo que quería. Me escapaba por las noches, pasaba mucho tiempo con mis amigos y siempre iba tarde a las prácticas", contó. ¿Las consecuencias? "Me expulsaron un montón de veces de la Academia", agregó. Sin embargo, el búlgaro tenía sus propios límites. "Nunca toqué la bebida ni fumé. Había visto lo que el alcohol le hacía a la gente", explicó sin remordimientos sobre esa época. "Diría que esos tiempos están entre los mejores de mi vida".

Esos pasajes de descontrol tuvieron su fin a los 17 años, cuando los resultados se le empezaron a dar en la cancha. Su talento innato, con el plus del trabajo, comenzó a arrojar buenas sensaciones. Y Dimitrov, ya más maduro, no dejó pasar la oportunidad para trepar hacia el éxito. Sin embargo, su temperamento fuerte siguió. E incluso llegó a tener un altercado -que prefiere olvidar- con un árbitro, en Helsinki, hace cinco años.

Pero Dimitrov encontró un antídoto para controlar su ira, algo que perdura en su cuerpo -según él admite- a raíz de su dura crianza: Maria Sharapova. El búlgaro, que tuvo un primer contacto con la rusa por un envío de un mail "de la nada" mientras la miraba jugar por televisión, consigue un cable a la tierra junto a ella. Salen de compras, pasean, conversan, como cualquier pareja. Y también con algunas excentricidades, como 500 rosas de regalo. "Actualmente mis arrebatos de violencia son sólo romper raquetas, a un ritmo de 20 por año. Un número que he mejorado". Hoy, Sharapova, es su bálsamo.

QUIERO VOLVERTE A VER
En la previa de su incursión en la gira de césped, Andy Murray reconoció que en las últimas semanas había venido lidiando con una infección menor en su ojo izquierdo (“hacía que se me cerrara”), pero desestimó que pudiera resultar un problema camino a Wimbledon.

Desactivadas las alarmas, entonces, el eje de sus palabras antes de desembarcar en Queen’s pasó por sus rituales a la hora de cambiar de superficie. ¿Ajustes físicos? ¿Distintas estrategias? En este caso, la novedad venía por otro lado…

“Me gusta mirar viejos partidos míos sobre esa superficie, aquellos en los que me sentí o me recuerdo jugando bien. Te permite ver cosas que hiciste bien, que te dieron éxito. Es una manera de tenerlo presente”, expuso el escocés.

A la hora de pensar sus antecedentes sobre césped, el número uno parece venir fácil a la mente: el título en Wimbledon 2013. Error: “No sé por qué, pero esa final prácticamente no la volví a ver. Sí los Juegos Olímpicos. El partido que le gané a Novak en semifinales de Londres lo vi varias veces. También la final contra Roger. Pero Wimbledon no…”. En un par de semanas, el All England le volverá a dar la chance de actualizar el material.

PIEZA DE COLECCIÓN
Después del título en Roland Garros, Stan Wawrinka tomó una decisión importante: el retiro. Pero es momento de agregarle contexto a semejante sentencia. No, al suizo no le agarró ningún “síntoma de Marion Bartoli”. Lo que pasará a otro plano son sus inefables shorts a cuadros rosados, una de las imágenes más particulares de la gira de polvo.

“Es gracioso. Cuando empecé a usarlos en Monte-Carlo, aparecieron un montón de malos comentarios. A nadie le gustaban. Ahora están agotados. Es un mundo extraño”, rió Wawrinka en Londres, donde esta semana participa del ATP de Queen’s.

Traje aquí otro juego, pero los que usé en París están retirados. Ganaron el Abierto de Francia, así que merecen el descanso”, se extendió el suizo en tono de broma, sabiendo que en Wimbledon deberá forzadamente mudarse al blanco.

Ya en su domingo de gloria en Roland Garros, les había augurado destino de colección: “Aparentemente solo a mí me gustan estos shorts. Bueno, ahora van a estar en el museo de Roland Garros. Los van a ver todos los días…”.

SERENA, LA INSPIRACIÓN Y EL ORÁCULO DE HENIN
Llegar al soñado número de 20 títulos de Grand Slam es toda una proeza. Y aún más cuando, en Roland Garros, debió sortear un camino lleno de espinas, producto de una gripe que la tuvo a maltraer.

"Incluso enferma, ella sigue siendo la mejor", sentenció sin vueltas Justine Henin. La ex-Nº1 llenó de elogios a Serena Williams, quien reveló su fuente de inspiración: Kim Clijsters, la otra figura que dio el tenis belga y que fuera rival de la estadounidense. "Hace un tiempo miro esto de manera diferente. Siempre doy todo, pero sé que hay muchas cosas más importantes que ganar un partido de tenis. Al fin, no hacerlo no es el fin del mundo”, dijo Serena. “Me inspiré en Kim, que sin dudas tenía claros los puntos”, contó la actual líder mundial.

El tema en cuestión, en el ambiente, es si Serena será capaz de igualar los 22 Grand Slam que ganó la alemana Steffi Graf, récord en la era profesional. “No tengo dudas que ella puede rendir así, en gran nivel, en los próximos dos o tres años”, afirmó Henin. En tanto, la propia Serena admitió: “Me hablan de ganar 22 o 23, pero hay tantas jugadoras maravillosas ahora, jóvenes que tienen mucha sed de gloria. Ya veremos qué pasa”.

Henin se mantuvo firme: “No veo una jugadora, ni cuatro ni cinco chicas que puedan complicarla. En un partido, sí, con certeza que puede ser dominada; pero en todo un año sigue siendo la mejor del mundo. Cuando quiere ganar algo, por lo general tiene la capacidad para hacerlo”. Inspirada y motivada, Serena va...