BARCELONA -- Considerado como la estrella del futuro en el Atlético de Madrid, Óliver Torres se ha convertido en uno de los nombres controlados por el FC Barcelona, que contempla su fichaje en un plazo de tres años considerándole, si mantiene la progresión mostrada, un futbolista fundamental en el cambio de ciclo que deberá enfrentar la plantilla azulgrana.
De hecho, en el club no se desmiente que la sentida marcha de Thiago Alcántara ha sido más fácil de sobrellevar por cuanto se considera que el jugador del Atlético de Madrid, cuatro años más joven y que ha destacado de sobremanera en el último Mundial sub-20, no tiene nada que envidiar al nuevo jugador del Bayern.
Y, lo que más se destaca, al contrario que el hispano-brasileño, el futbolista rojiblanco, que ya ha disputado 10 partidos a las órdenes de Simeone, tiene tanto tiempo para madurar en Primera como paciencia antes de dar el gran salto que significaría su llegada al Camp Nou.
Óliver, de 18 años, tiene contrato en vigor con el club madrileño hasta junio de 2017 y una cláusula de rescisión de 24 millones de euros, aunque en las últimas semanas se han multiplicado los rumores que apuntaban a que el presidente del Atlético, Enrique Cerezo, habría cedido parte de sus derechos al fondo de inversión Quality, asesorado por Jorge Mendes, que se habría hecho con un porcentaje del 25% sobre un futuro traspaso.
El Barça, que se mantiene al margen de todo ello, habría propuesto al club colchonero adquirir un derecho preferencial por Torres durante la negociación del traspaso de David Villa.
Seguido de cerca desde que en edad infantil permaneció un año en un club de la ciudad de Barcelona, los informes que de él manejan los servicios técnicos del club no pueden ser más positivos.
En 2007, cuando decidió regresar a Madrid, su familia rechazó sendas propuestas de Barça y Espanyol para incorporarle a su cantera y fue cuando entró en la del Atlético de Madrid.
Sin embargo, de cara al futuro, el club azulgrana ya ha sondeado al entorno de Torres para hacerle saber del interés de cara a un futuro a medio plazo y animándole a no entrar en negociaciones ni para prorrogar más allá de 2017 su contrato con el Atlético ni, tampoco, para escuchar posibles ofertas de otros clubs.
Y es que el Barça, de palabra, le ha insinuado que a cuatro años vista, cuando la jubilación de Xavi sea una realidad cercana, su nombre podría ser el elegido para tomar la batuta en ese nuevo ciclo.