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Historias mínimas

BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

La lista de Serena
La previa de Cincinnati repitió hasta el hartazgo que Novak Djokovic podía hacer historia allí, ya que si se coronaba campeón se convertía en el primer tenista en lograr los nueve Masters 1000. Pero la rama femenina también tenía un atractivo parecido: Serena Williams, también N°1 en lo suyo, buscaba su primer trofeo en el certamen estadounidense, siendo este uno de los pocos torneos grandes que aún no ha conquistado (ya se quedó con los cuatro Grand Slams, el oro olímpico, los cuatro Premier Mandatory...).

Por eso, a medida que la norteamericana avanzaba en el cuadro, la estadística cobraba fuerza. Pero si bien valoró la posibilidad de sumar la corona a su colección (finalmente Azarenka se interpondría en su camino) y hasta mencionó también el caso de Stuttgart ("uno de los primeros torneos que jugué, pero que sin embargo nunca gané"), reveló que hoy por hoy, lo que la motiva en términos de "títulos que aún no ganó" va por otro lado...

"En lo más alto de mi lista están los dobles mixtos. Aún me faltan algunos por ganar", sorprendió. Y es que hasta en dobles femenino también se anotó, ya, los cuatro Majors y la medalla de oro. Por eso, va por el pleno en el mixto, donde ya conquistó Wimbledon y el US Open, ambos en 1998 y junto a Max Mirnyi. Y la cosa va en serio: "Para Australia aún no decidí con quién presentarme. Pero para Roland Garros me encantaría hacerlo con Llodra. Es un gran jugador y aparte es local allí. Ya lo hemos hablado alguna vez...". "¿Pensás jugar el mixto en el US Open?", le preguntaron. La respuesta, 100% Serena Williams: "No, ese ya lo gané...".

El saque que no fue
¡Pum! Ryan Harrison sorprendió con un tremendo bombazo desde el servicio en segunda ronda de Cincinnati. El contador de velocidad marcó 152 millas por hora (unos 244 km/h aproximadamente), algo llamativo en su duelo ante David Ferrer porque venía sirviendo a un promedio de 130 millas.

El estadounidense, con 205 aces en el año (puesto 39° en el listado), se metía entonces en la discusión por el saque más veloz de la historia, cerca de las marcas del australiano Samuel Groth (263 km/h, en un Challenger en Busan en 2012) y del croata Ivo Karlovic (251 km/h en Copa Davis en 2011).

Sin embargo, más sorpresas. Primero de él en la conferencia de prensa post partido. "No sé si es cierto. Nunca he golpeado por encima de las 142 millas", remarcó Harrison. Y luego de la voz oficial: desde el certamen avisaron que hubo un error en el reloj medidor y que la velocidad real del servicio fue de 138 millas (222 km/h). Solo quedó la anécdota, entonces, del saque que no fue.

El precio del éxito
Hace algunos meses, ESPN Magazine publicó una entrevista con Sloane Stephens que causó fuerte impacto. El título ya marcaba el rumbo: "Quieren otra Serena". La joven estadounidense venía de eliminar a su compatriota del Abierto de Australia y su figura estaba en ascenso. Esta semana, volvió a demostrar que las similaridades con la N°1 existen. Afuera de la cancha, por lo menos. Es que, al margen de su buena victoria sobre Maria Sharapova, la norteamericana no avanzó más allá de octavos; pero, una vez más, dejó su sello en conferencia de prensa, terreno donde la menor de las Williams suele declarar sin ningún filtro.

¿El tema que la soltó? El vínculo con los fans en su país: "Te agarran, te manotean, quieren arrastrarte como si fueras su hermana o una nieta. Es intenso. En Washington una nena me empezó a dar golpecitos con la raqueta porque no estaba firmándole su pelota. Después una madre me agarró del cabello. El otro día un chico me manchó con marcador todo el brazo...". Y siguió: "No me molesta firmar autógrafos, pero cuando la situación se pone densa es demasiado. No hay interacción. Es más sobrevivir a ese momento que otra cosa".

Quiebre a quiebre
Los duelos de semifinales en Cincinnati tuvieron espacios atravesados por un denominador común: las fallas al servicio. Del Potro cometió doble falta sacando para partido, Na Li hizo lo propio en set point ante Serena y el mismo Nadal tuvo tres doble fatlas en un mismo game ante Berdych. Pero por sobre estos detalles aislados, el choque entre Azarenka y Jankovic se llevó todas las miradas: de los 27 games en disputa, hubo ¡23 quiebres!

"No me importa demasiado. No llevo la cuenta. Mientras gane el partido...", devolvió, fría, la bielorrusa post partido. "Sí, noté que hubo muchos quiebres, ¿a quién le importa? Creo que todos luchamos un poco aquí con el servicio, por una u otra razón", agregó, agarrándose de los otros casos para justificarse dentro del contexto. "¿Sentís que hay algo en el aire que puede complicarlos al sacar?", le preguntaron (en Estados Unidos es verano por esta época, hay mucha humedad). "A lo mejor es más difícil agarrarle el ritmo. Sobre todo a la noche. Pero insisto, le pasa a todos. No soy tan especial...".

Jugando al lado del show
Al ser un evento mixto, la cantidad de partidos en Cincinnati hizo que el duelo de cuartos entre Andy Murray y Tomas Berdych se jugara en la segunda cancha del complejo de Ohio, algo curioso teniendo en cuenta el nivel de los protagonistas y la instancia en juego. Pero el agregado con el que debieron lidiar el escocés y el checo fue el estruendo constante -gritos, música, animadores- que provenía del contiguo court central, donde al mismo tiempo John Isner daba la sorpresa frente a Novak Djokovic.

"Es muy complicado jugar así -enfatizó Berdych-. Uno trata de estar concentrado en cada punto, de escuchar el pique, de meterse realmente en el partido. Y de la nada empiezas a oír canciones a todo volumen, gente introduciendo a los jugadores o lo que sea. Pero bueno, es igual para los dos. Algunos se arreglan mejor, otros no. También depende del día y el humor que tenga uno". Murray fue más diplomático: "No es algo a lo que uno esté acostumbrado, seguro, pero en algún punto es una buena preparación para el US Open, ya que todo allí es muy ruidoso. La temporada de pasto suele ser muy tranquila y aquí pasa todo lo contrario. Hay mucha energía. Así que sirve para acostumbrarse".

Volvió el viejo Fabio
Venía demasiado tranquilo este tramo de la temporada para Fabio Fognini. Tres finales en fila (dos títulos), ingreso al Top 20 por primera vez en su carrera y la sensación de haber encontrado un orden como para solo preocuparse por su tenis y no dejar que lo invadan los arranques de bronca y desgano que tantas locuras le han visto protagonizar en el pasado.

Pero Cincinnati se encargó de traer de nuevo a primer plano aquellos recuerdos. Primera rueda ante Radek Stepanek. Parcial 6-2 y 5-4 para el checo. Fognini saca para seguir en partido. Primer punto, doble falta. El italiano masculla algunas palabras, pero sigue. Segundo tanto, nueva doble falta. Y descargo con un pelotazo al cielo. "0-40", anuncia, entonces, el umpire. ¿Por qué? Abuso de pelota. Ya tenía una advertencia, entonces se lo penalizó con un punto. Tras discutir el fallo con el juez de silla, Fabio volvió a su sector y sacó triple match point abajo. Pero en su mente ya estaba todo terminado. Primer saque, foot fault. Segundo, también. Ambos los impactó claramente dentro de la cancha, sin ninguna intención de jugar el tanto. Así, el último game del partido se fue sin acción. Y Fognini se fue de Cincinnati con otra escena poco decorosa.

Una de cal y una de arena
La final de Cincinnati entre las mujeres, fue una gran muestra de emociones dentro del circuito. Además de verse un altísimo nivel entre las dos mejores del mundo, tuvo un cierre incierto hasta el último punto. Sin tantas luces apuntándole, la semana de Alize Cornet también fue a prueba de salud cardiológica. En primera ronda, salvó cinco match points en el segundo set y aprovechó recién el sexto que tuvo a su favor para vencer a Ana Ivanovic, 14ª en el ranking WTA en ese momento y ex líder del escalafón, por 2-6, 7-6 (8) y 6-4.

No era una victoria más para la francesa que, entre enero de 2011 y julio 2013 hilvanó un récord de 0-26 contra jugadoras Top 30, algo impensado para quien supo estar 11ª. A partir de allí, su récord ante ese lote mejoró hasta el 4-1, incluyendo a María Kirilenko (16ª). Bien presente lo tenía Alize que, ni bien terminó el partido ante la serbia, en las redes sociales hizo mención a esto y no solo por los match points levantados: también a que se trataba de su segunda victoria ante jugadoras top 20, luego de una racha bien negativa.

Pero la historia tuvo un segundo capítulo. Al día siguiente era ella la que estaba cómodamente 6-3 y 5-2 ante Magdalena Rybarikova, pero fue victoria de la eslovaca 3-6, 7-5 y 7-5. "What a crazy sport!" (¡qué deporte loco!), concluía la francesa tras el partido. No era para menos...