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Mandela y su vínculo con el tenis

El lugar en el que estaba montada la cancha de tenis 

BUENOS AIRES -- Hablar de Nelson Mandela desde la órbita del deporte es hablar del Mundial de Rugby de 1995. Es tan inevitable como significativo. El líder sudafricano entendió como nadie la potencia inclusiva e integradora del deporte y transformó una competencia entre países en la unión de un pueblo. Con todo, lo cierto es que su deporte era el boxeo, una práctica "igualitaria", donde "rango, edad, color y riquezas son irrelevantes", como describió en su biografía Un Largo Camino a la Libertad. Y, en otro plano, Madiba también supo tener un particular vínculo con el tenis...

Un primer acercamiento se dio en el instituto secundario de Clarkebury, al que asistió entre 1936 y 1937. Allí jugaba con raquetas de madera hechas a mano. Tiempo después, la práctica siguió en la Universidad de Fort Hare: "Jugaba de tanto en tanto, pero de ninguna manera era un experto. Mi derecha era relativamente fuerte; mi revés, desafortunadamente débil. Pero siempre jugué por el ejercicio del deporte, no por el estilo. Era más un jugador de fondo de cancha, solo me apuntaba hacia la red cuando me quedaba una pelota fácil".

Tras la Universidad, sobrevino su activismo político, la representación en el Consejo Nacional Africano, la lucha armada y su definitivo aprisionamiento, en 1962. Una cadena perpetua que terminaron siendo 27 años, 17 de los cuales pasó en la célebre Robben Island, hoy convertida en un auténtico museo de la memoria. Y el deporte cumplió su parte...

"En 1977, producto de nuestras largas e incesantes protestas, las autoridades anunciaron el fin de los trabajos forzados [que hacían de los presos mano de obra barata]. Pudimos aprovechar ese tiempo para estudiar o aprender un oficio. Fue algo liberador. En mi caso, me permitió pasar los días leyendo, escribiendo cartas, discutiendo asuntos con mis camaradas o formulando documentos legales. Y en el tiempo libre, pude disfrutar de dos de mis hobbies favoritos en Robben Island: la jardinería y el tenis".

¿Cómo era el tenis en Robben Island? "Ante cada visita que recibía, y lo mismo con la Cruz Roja Internacional, marcaba la importancia de tener el tiempo y las instalaciones necesarias para una ejercitación adecuada. A fines de los '70, bajo el ala de la Cruz Roja, comenzamos a recibir algunas cosas, como pelotas de vóley y una mesa de ping-pong. Al mismo tiempo, a uno de los guardias se le ocurrió convertir el patio en una cancha de tenis. Las dimensiones eran perfectas. Los presos pintaron el cemento de verde y luego adornaron las tradicionales líneas blancas. Un par de días después, colocaron una red y de pronto el patio se había convertido en nuestro propio Wimbledon".

Y con el tenis, llegó más que una distracción o un ejercicio: tuvo lugar una insólita e ingeniosa vía de comunicación con otros presos. En una pelota se hacía una pequeña incisión y se introducía un papel con una nota. Luego, en la cancha un pelotazo se iba "accidentalmente" más allá de los muros y el mensaje era entregado. Ocasionalmente, se devolvían las pelotas con nuevas anotaciones y así se hacía llegar a los presos del pabellón de Mandela información a la que de otra manera no tenían acceso.

En ese espectro de recreación, entretenimiento e improvisación comunicativa, el tenis atravesó los últimos años de Mandela en Robben Island. Luego vino su relocalización, el rechazo a las ofertas de "acuerdo" del régimen, el ascenso de su figura opositora y su final liberación, en 1990. Con ello, las negocaciones que cambiaron un país: el fin del apartheid.