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¡Olímpicos!

Por CARLOS BARRÓN

MÉXICO (Récord) -- Los fantasmas de las derrotas anteriores y la pesada carga que había impuesto Estados Unidos sobre México han quedado en el baúl del olvido y por fin se puede descansar en paz.

La Selección Sub 23 consiguió su boleto a los Juegos Olímpicos de Atenas al apabullar todo el partido a un débil rival que nunca supo lo que le pasó.

La venganza fue consumada desde el inicio cuando el Tri salió a comerse cada centímetro del césped del Jalisco. Comandados por Luis Pérez, un inspirado Juan Pablo García y un certero Rafael Márquez no dejaron duda y se deleitaron para entregar un verdadero baile.

Ricardo La Volpe acomodó todo de tal forma que nunca se consintiera la constancia y el esfuerzo en la cancha; el público puso la corona al apoyar, con una entrada desbordante, todo el tiempo y los goles llegaron para alegrar los minutos.

Porque cuando Estados Unidos creía haber nivelado la balanza tuvo que tocarse el cuerpo y sentir un orificio lleno de sangre producto del primer balazo que con los dientes apretados Rafael Márquez les regalo después de sacudirse la mala suerte.

Fue la noche de todos, en donde pesó la camiseta verde para convertirse en los amos.

Los estadounidenses tuvieron un dolor asiduo por las bandas en donde dejaron avenidas completas para los arribos de Diego Martínez y Mario Pérez.

México salió para el segundo tiempo con la misma intensidad en los golpes pero de paso, acariciando la pelota en cada trazo. Mientras, los visitantes no sabían hacer otra cosa que poner la otra parte de la mejilla.

Porque Landon Donovan y compañía prácticamente no existieron ni siquiera para lastimar la media cancha y poco a poco fueron una imagen de tiro al blanco.

Mientras Estados Unidos se desangraba, la fiesta seguía con rapidez en las tribunas para darle paso a que Rafael Márquez floreciera de nueva cuenta con el gol.

Los cambios vinieron para mejorar el esquema y no perder nunca la dosis de veneno que caía sobre un estrepitoso Estados Unidos hundido en su propia encrucijada que al final, la única llegada que tuvieron fue el preámbulo para que José de Jesús Corona –el que faltaba– se luciera.

El mariachi cerró la velada y el 4-0 quedó establecido en cada uno de los corazones que tenían una cuenta pendiente con los fantasmas que se han ido de la Selección Mexicana.

Y por cierto… la ley mexicana vuelve a recordar que los estadounidenses están hechos para jugar futbol americano.