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Lo harán bailar con la más fea

MADRID (EFE) -- Con su fichaje por el Real Madrid, el argentino Walter Samuel se incorpora a uno de los debates más esquizofrénicos del fútbol español: el juego de los defensores centrales del equipo blanco.

Desde hace años, no hay puesto en el Madrid que suscite más controversia, muchas veces sin sentido. Al menor fallo, hinchas y periodistas repiten: "el equipo necesita defensores centrales".

La marcha de Fernando Hierro, el último gran central del Real Madrid, al finalizar la anterior temporada reprodujo un debate que los responsables del club trataron de cerrar con el fichaje del argentino Gabriel Milito, pero el "mariscal" no superó la revisión médica aunque luego ha triunfado en el Zaragoza.

También se intentó contratar al capitán de la albiceleste, Roberto Fabián Ayala, pero su club, el Valencia, lo impidió y le renovó hasta 2007.

En la actual temporada, que finaliza el próximo domingo, el técnico portugués, Carlos Queiroz, no encontró la pareja ideal de centrales y probó con cinco jugadores: Iván Helguera, Rubén González, Raúl Bravo, Francisco Pavón y Alvaro Mejía.

Rubén González, de 22 años, vivió la experiencia más traumática de su corta carrera profesional. Queiroz lo hizo debutar en el eje de la defensa contra el Sevilla. El experimento no funcionó. En el primer cuarto de hora, el Real ya había encajado tres goles. El técnico portugués, en una falta de tacto, sustituyó a Rubén en el minuto 26 y el joven defensa no pudo reprimir las lágrimas.

Los despistes defensivos del Real Madrid pasaron factura y, a falta de una jornada para el cierre del campeonato, el Real Madrid suma 50 goles encajados, casi la mitad (26) de los recibidos por el Valencia, ya campeón de Liga.

En un equipo de vocación atacante, los defensores tienen que multiplicar su trabajo y el puesto "quema". En los primeros dos meses de la temporada 2001-2002, el central Iván Campo, hoy en el Boltón inglés, no pudo soportar la presión y estuvo de baja por una crisis de ansiedad.

El problema se producía incluso con los títulos. Nada más adjudicarse la Liga en la temporada 2000-2001, surgieron los temidos titulares: "el Real Madrid busca centrales".

La obsesión por buscar el central perfecto tal vez empezó en 1985 cuando el alemán Uli Stielike dejó el Real Madrid después de 10 temporadas de mostrar su juego elegante y firme.

Para contener la polémica, el club ha fichado centrales españoles y extranjeros que en su momento presentaron como la solución definitiva.

En 1990, llegó el yugoslavo Pedrag Spasic, que había triunfado en el Mundial de Italia. "El fichaje de Spasic es un gran acierto", llegó a decir Miljan Miljanic, el director técnico de la Federación Yugoslava.

Duró una temporada y todavía se le recuerda por el espectacular gol de cabeza que marcó en un partido contra el Barcelona, lástima que fue en contra de su arco.

Spasic había reemplazado al argentino Oscar Ruggeri, que tampoco pasó de una temporada. En 1991, el Real Madrid ficha al brasileño Ricardo Rocha, que venía avalado por las 50 veces que había sido internacional con su selección.

"Será el hombre que dé seguridad y tranquilidad al equipo", dijo el técnico Radomir Antic. Y así fue en la primera temporada, pero una serie de fallos en la siguiente reabrió el debate.

El que le marcó definitivamente se produjo en junio de 1992 en el último partido de la Liga en casa del Tenerife. Si su equipo ganaba, se llevaba el título. Corría el minuto 76, el Real vencía por 1-2. En una desgraciada jugada, Rocha marcaba en propia meta. El Tenerife ganó 3-2 y el Real Madrid se quedó sin Liga. El central brasileño perdió la titularidad y se marchó en 1993.

Los entrenadores hicieron todo tipo de ensayos: unas veces con dos centrales y otras con tres; unas veces contando con centrales "de verdad" y otras reconvirtiendo a mediocampistas.

Benjamin Toschack probó en 1999 con el italiano Christian Panucci, Manuel Sanchís y Aitor Karanka; Guus Hiddink alineó en 1998 a Fernando Sanz, Iván Campo y Fernando Hierro.

Las combinaciones vieron juntos al brasileño Julio César y al francés Christian Karembeu; a Hierro y Spasic; a Fernando Sanz a Iván Campo; a Iván Campo y Sanchís.

Todo por encontrar la solución idónea a un puesto por el que también pasaron Alkorta, Miguel Tendillo, Fernando Muñoz "Nando", el holandés Johnny Metgod, Paco Bonet, Pepe Salguero, Antonio Maceda, Bernardino Serrano "Mino" y José Antonio García Calvo.

Desde que Florentino Pérez se hizo cargo de la presidencia (julio 2000), las conjeturas de la prensa apuntaban a una solución "italiana" y se habló de Alessandro Nesta y de Fabio Cannavaro.

Al final, la responsabilidad recaía en los mismos con el agravante de que la afición no perdonaba un fallo.

En octubre de 2001, debutó Francisco Pavón, con 20 años, procedente de la cantera, no lo hizo mal y los ánimos se calmaron. Incluso el director deportivo, Jorge Valdano, harto de la polémica, acuñó la frase de "Zidanes y Pavones" para definir la estrategia de fichajes: estrellas y jóvenes formados en las categorías inferiores.

Un mes después, una emisora italiana insistía en la opción Nesta para la próxima temporada. Pérez zanjó las conjeturas: "No me pega que ahora el equipo necesite un defensa central".

De Italia llega ahora la solución aunque de nacionalidad argentina. Walter Samuel, 26 años, alias "el muro". El Santiago Bernabéu le espera con ansia. Su juicio será implacable.