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De lo que nos perdemos

BRISTOL, Conn. (ESPNdeportes.com)--El 4 de julio, Barry Bonds rompió la marca de todos los tiempos en bases por bolas, recibiendo su transferencia 2,191 de su ilustre carrera. Con ése, llevaba 121 pasaportes en la temporada, a más de una semana del Juego de Estrellas, evento que tradicionalmente marca la mitad de la campaña.

Barry Bonds es una leyenda del béisbol, y para mí el mejor bateador de todos los tiempos. Aún le queda mucho por hacer en este gran deporte, pero las circunstancias nos están robando gran parte del espectáculo: Al ser una presencia tan temible en el plato, nadie le quiere lanzar. Y eso le resta sabor al juego.

Bonds, todavía en plenas condiciones, es víctima de su propia calidad, y también de la falta de una verdadera protección en la alineación de los Gigantes de San Francisco. Con el daño que hace Barry con el bate, los lanzadores y dirigentes contrarios saben que lo que más les conviene es darle la primera base a Bonds, y arriesgarse con el bateador siguiente. La regla es la siguiente: Que me gane el otro, pero que no me gane él.

Aunque entiendo la posición de los mánagers y pítchers contrarios, el resultado no le conviene al béisbol. Teniendo a uno de los mejores cinco peloteros en la historia junto a nosotros, en plenas condiciones, le quitamos la oportunidad de deleitarnos con sus grandes habilidades. Y con eso, también pierde el elemento más importante de nuestro béisbol: El fanático.

Las entradas a un estadio de las Grandes Ligas son sumamente caras. También lo son el parqueo, los hot dogs, los refrescos y el las palomitas de maíz. Los padres de familia que quieren que sus hijos vean en persona a un coloso como Barry Bonds, muchas veces ven a éste caminando a la primera base después de cuatro bolas malas, en vez de verlo trotando de base en base luego de uno de sus batazos descomunales.

Cuando los Gigantes juegan en la ruta, aumenta la asistencia por la presencia de Barry. Ni quiero pensar lo que sería la cantidad de espectadores en San Francisco sin Bonds. Y con eso así, es una lástima que no se premie a estos fans de béisbol con más batazos de cuatro esquinas de Barry, en vez de caminatas de una sola.

Si yo fuera comisionado, pondría una regla: De la primera a la sexta entrada, habría que lanzarle a Barry Bonds, de igual modo que se le pitcha a Sammy Sosa, Ken Griffey Jr. y Rafael Palmeiro, los otros miembros activos del club de los 500 jonrones. El que rompiera esta regla, tendría que vérselas conmigo.