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De pelotear con Nadal en Buenos Aires a enfrentarlo por primera vez en el Madrid Open

Los sueños están para cumplirse y vaya si Pedro Cachin es consciente de ello. El argentino enfrentará por primera vez en su carrera a Rafael Nadal, uno de sus máximos ídolos, en el Masters 1000 de Madrid.

Los caminos de ambos, sin embargo, se cruzaron hace mucho tiempo... un 26 de febrero de 2015. En aquel momento, Cachin era N°243 del mundo y Nadal, el N°3. Entrenaron juntos previo al ATP 250 de Buenos Aires. El cordobés no pudo superar la clasificación mientras que el mallorquín se consagró campeón del certamen.

"No he jugado nunca contra Cachín, un jugador duro que, después de venir de un periodo difícil de resultados está resurgiendo, así que va a ser difícil. Haré lo posible por estar preparado y recuperado", dijo el ex N°1 del mundo en la previa.

Pero, muchas veces, los sueños no son fáciles de cumplir. Detrás hay una historia de sacrificio que vale la pena ser contada y comenzó en Bell Ville, hace 24 años, cuando Cachin agarró una raqueta por primera vez.

A los 19 años, en búsqueda de dar un salto en su carrera, se fue a Barcelona para entrenar bajo la tutela de Alex Corretja: “Siempre ha sido como un padre para mí. Su impacto en mi carrera es inmenso. Me enseñó a ser tenista profesional desde el primer día".

Luego de ganar su primer Challenger en 2015 contó en una entrevista a Punto de Break que sufrió de depresión: “Tras ganar me aparecieron 100 mensajes en el teléfono. No lo supe manejar. Recuerdo que a los dos días estaba jugando nuevamente y perdí en primera ronda. Y todos los que habían mandado mensajes antes… ahora no tenía ninguno”.

Las lesiones, también, fueron un factor determinante en su carrera y una prueba enorme de resiliencia. En su primer partido en un cuadro principal de un ATP (Barcelona 2016) se le diagnosticó una fractura por estrés en una vértebra, problema que lo tuvo al maltraer durante años. En 2019, se rompió un ligamento del tobillo, lo que lo llevó a perderse gran parte de la temporada.

Darse por vencido no era una opción para él. Le llevó varios años volver a su nivel y en 2021 ganó su primer Challenger. De ahí en más, nada sería lo mismo. Le siguieron cuatro títulos más en 2022 y la conquista del ATP 250 de Gstaad en 2023, el trofeo más importante de su carrera.

Entró al Top 100, luego hizo lo propio entre los 50 mejores y comenzó a sufrir un bache inesperado. Desde finales del año pasado hasta este torneo acumuló una racha de 15 derrotas en fila, pero en Madrid salió el sol. Primero se cargó a Sebastian Ofner, luego derrotó a Frances Tiafoe y ahora se viene, nada más ni nada menos, que Rafael Nadal.

“Es uno de los objetivos de mi vida. Jugué con Djokovic el año pasado en el central de Wimbledon. Jugar con Rafa es un sueño. Yo lo veo desde su primer Roland Garros. Me acuerdo de verlo un domingo en la cama y ahora que me toque jugar... Lo afrontaré con mucho miedo seguramente, pero tendré tiempo para pensar realmente qué es lo que quiero para ese partido”. ¿Por qué no seguir soñando un poquito más?