<
>

Venezuela ¡A la reconquista de Sinaloa!

BRISTOL, CT - Diecisiete años se dice fácil y para algunos adultos representaría un período largo, pero no demasiado cuantioso.

Pero en el béisbol, 17 años es una eternidad. Es un lapso que abarca dos y hasta tres generaciones de fanáticos. Y es que durante 17 años eso es lo que han hecho las Aguilas del Zulia, seguir cosechando el fervor de su fanaticada basados en los triunfos de un pasado exitoso y en la eterna promesa de que un nuevo trofeo llegaría a su parque.

Finalmente llegó.

Y precisamente fue traído por el eterno número 17 de esta organización, el mánager Lipso Nava, uno de los íconos más emblemáticos del club en la década de los 90 y figura indiscutible en el último título alcanzado en la temporada 99-2000 cuando derrotaron en ese entonces a los Navegantes del Magallanes pero se desmoronaron en la Serie del Caribe en Santo Domingo ante unos Cangrejeros de Santurce que tomaron la batuta del torneo. Por cierto, también la última vez que Puerto Rico resultó campeón en el torneo internacional.

"Se siente mucho más especial ganar como mánager que como jugador" afirma Nava en exclusiva para ESPN. "Como manager fui parte de todo, moví todas las piezas tras bastidores, eres parte de todas las decisiones. Como jugador fue grandioso, pero al frente del club siento que soy más parte del triunfo".

Lipso es un hombre con mística. Sereno, observador, inteligente. Como pelotero activo que lo llevó a jugar hasta triple A en la organización de los Cachorros de Chicago, esperando una llamada a Wrigley Field que nunca llegó, redireccionó su carrera hacia México y las Ligas Independientes donde demostró su calidad ofensiva. Tras colgar los spikes se convirtió en un gurú ofensivo; un conocedor del difícil ritmo y arte del movimiento simultáneo de las caderas, las manos, la rigidez de las muñecas y el balance del peso corporal hacia un lado u otro en cuestiones de milisegundos.

Su maestría lo llevó a regresar al béisbol organizado y hoy son nueve temporadas con la organización de los Gigantes de San Francisco como coach de bateo y mánager. En la pasada campaña dirigió al San José Giants en clase A, y la próxima regresará al rol de coach de bateo, pero más cerca de las mayores con el Richmond Flying Squirrels, el club doble A.

La clave de todo el proceso fue la confianza recíproca entre Nava y la gerencia. En la temporada 2011-12, Nava fue el coach de tercera base y reemplazó como mánager en calidad de interino al puertorriqueño Mako Oliveras y su actuación le demostró a la gerencia, y a la fanaticada, que era el hombre para cristalizar el sueño. Pero la desconfianza de la volatilidad del puesto de capataz en la pelota invernal hizo dudar a ambas partes. Un error fatal en las organizaciones de béisbol, que hoy se demuestra una vez más.

Nava finalmente tomó las riendas del club este año con un equipo diferente al de años anteriores y con las grandes incógnitas que presenta la temporada venezolana dados los grandes desafíos económicos y sociales. Pero no lo hizo sólo. Su llave como coach de banca es Lino Connell, insigne bateador de la pelota internacional y mánager en la Liga Mexicana. Las riendas de los lanzadores las tiene el ex-ligamayorista Wilson Álvarez, instructor de lanzadores de los Orioles de Baltimore. A ellos se unieron técnicos claves como Edwin Moreno, Alex Delgado y Luis Ordaz, todos con experiencia de liga mayor y parte de la familia rapaz.

"Fue un proceso de planificación y comunicación constante entre el cuerpo técnico y la gerencia y contrario a lo que se puede pensar no es una cuestión de dinero, de quien gasta más o menos, sino de observar nuestras necesidades, visualizar y cubrirlas a tiempo. Meterle presión a los peloteros con bajo rendimiento y estar preparados con varias olas de sustitución de jugadores. Es la realidad del campeonato y para ganar hay que seguir las reglas y las tendencias" agrega Nava.

Ni los mánagers ni los coaches ganan juegos, pero este grupo le inyectó la responsabilidad y el amor por la camiseta y la divisa al grupo de jugadores. La tradición del béisbol y la responsabilidad de colocarse ese uniforme fueron la prioridad de Nava. En estos tiempos, no es algo común porque los aspectos intangibles son fáciles de ignorar al tomar decisiones. Aún más en tiempos difíciles para el béisbol en Venezuela.

"Durante estos años no se llegó a concretarse un pase a la final, pero la clave fue contratar a un cuerpo técnico únicamente de aguiluchos, que llevaban por dentro ese amor, ese cariño a la divisa y lograron transmitir ese sentimiento que ellos tenían hacia los jugadores" expresó a ESPN Luis Rodolfo Machado, presidente del club zuliano, quien no oculta el júbilo por la victoria.

Esta actitud contagió a los jugadores y arrastró hacia la liga a peloteros de Grandes Ligas como Freddy Galvis, José Pirela, Silvino Bracho, Elvis Araujo y Leonel Campos sumados a un grupo de jugadores con experiencia en las mayores en busca de nuevas oportunidades pero que demostraron su madurez en el terreno como el receptor Jesús Flores, con cinco temporadas en su ficha con los Nacionales de Washington.

Traído de los Navegantes del Magallanes, Flores fue la principal adición al club que el Gerente General Luis Amaro concretó en el receso, entendiendo que se necesita un punto de cohesión y consistencia a lo largo de una temporada que es distinta en octubre, en noviembre, en diciembre, en enero, en la mitad de enero y al final de enero. Flores fue ese punto de consistencia, quizás el Jugador Más Valioso del club en esta temporada.

"He aprendido mucho de mi organización (Gigantes de San Francisco) y pude aplicar aquí mucho de eso, pero al mismo tiempo pude ser más agresivo en el manejo del club. Esto es béisbol caribe, es más rápido, hay que ganar. También implementé las formaciones especiales a la defensiva, me hice muy amigo de las tendencias basadas en la sabermetría y manejamos el pitcheo al pie de la letra según los mejores enfrentamientos y eso nos dio resultado" expresa el timonel.

Asuntos de familia

El gerente Luis "Yoyo" Amaro en su segunda temporada logra el sexto título de la franquicia que se aproxima a 50 años en la temporada que se juega en honor a su abuela, Doña Lilia Silva de Machado, presidenta vitalicia del club, que falleció en 2016. Su padre Rubén, es ícono y leyenda del club y exjugador de Grandes Ligas, ganando el primer título como mánager para la franquicia además de la Serie del Caribe en 1984. Su hermano Rubén Amaro Jr. es el actual coach de primera base de los Medias Rojas de Boston. Pero el asunto es que su mamá, Lilia Coromoto Machado, es dueña del club zuliano que preside su hermano (y en este caso su tío), Luis Rodolfo Machado, quien a su vez conquistó su segundo título al frente del negocio familiar tras asumirlo después del fallecimiento de su hermano Ruperto, quien ganó los tres primeros trofeos del club. "Yoyo" reemplazó en la gerencia a su vez, a su primo Ruperto Jr.

"Somos una de las pocas organizaciones de béisbol que seguimos siendo un negocio familiar, no somos una corporación. Tratamos a los jugadores como si fueran parte de la familia y queremos que los fanáticos sepan sobre nuestro compromiso con la región y con el orgullo de llevar el nombre del Zulia por lo más alto" dijo Machado.

El manejo familiar del club a veces es motivo de queja entre los duros fanáticos locales que sólo quieren resultados y pagan su frustración con la familia fundadora y dueña del equipo. Pero en momentos de triunfo las críticas se convierten en homenajes para el apellido que año a año asume el compromiso de montar el difícil espectáculo del béisbol y de tener las ganas y la paciencia para sobrevivir como empresa privada en el país con una de las peores condiciones económicas del planeta y con pocas garantías de seguridad jurídica. Aparte de las crecientes barreras que enfrentan todos los equipos del caribe con las restricciones de los peloteros que se van convirtiendo en figuras y esperanzas para sus aspiraciones por su desempeño en los Estados Unidos.

Circunstancias que a veces en condiciones más favorables no han sido soportadas por quienes llevan las riendas de equipos en otras latitudes del Caribe.

Zulia ha sido el tercer equipo más ganador en las últimas 10 temporadas y clasificando, con excepción de la temporada pasada, a todas las fases de postemporada. De sus filas en este proceso reciente han salido estrellas hacia las mayores como Carlos González, Gerardo Parra y Ender Inciarte, y otros que han crecido en el club como como Ernesto Mejía, estrella en la Liga Japonesa, Galvis, Pirela, Sandy León, entre otros destacados en los máximos niveles. Su sistema de escauteo es sólido y se mantiene en constante renovación teniendo en sus filas a codiciados prospectos para las mayores como Franklin Barreto (Oakland), Herlis Rodríguez (Phillies), Eleardo Cabrera (Tampa Bay) y Mikey Edie (San Francisco).

Gaita y banda

La tradicional gaita zuliana, el género musical autóctono y original del Zulia, sonará una vez más en tierras sinaloenses cuando las Águilas pisen Culiacán. Ya en la edición de 1989 en el puerto de Mazatlán alzaron su segundo título de Serie del Caribe bajo el mando de Pete McKanin. El actual coach de pitcheo, e inmortal de las Series del Caribe, Wilson Álvarez fue parte de aquel equipo, pero hoy su staff es la carta de presentación de los emplumados. Los ligamayoristas Rómulo Sánchez y Leonel Campos encabezan el cuerpo de relevo junto al veterano Francisco Buttó, Gabriel Alfaro y Edgar Alfonzo. Asimismo el norteamericano Mitch Lively confirmó su presencia, siendo este la mejor carta de la rotación, junto con Wilfredo Ledezma, quien también tiene experiencia en las mayores. A ellos se unirían en la lista los brazos de Gregory Infante (Tiburones), Omar Bencomo Jr. y Luis Ramírez (Bravos), Raul Rivero (Cardenales) y Hassan Peña (Magallanes).

Las grandes figura de este club, el campo corto Freddy Galvis y José Pirela, el Jugador Más Valioso de la Serie Final han confirmado sus deseos de acompañar al club. De la misma forma el utility Niuman Romero, el jardinero René Reyes y el actual bigleaguer de los Rockies de Colorado Alexi Amarista son posibles refuerzos confirmados por Lipso Nava de parte de los Caribes de Anzoategui, todos con experiencia en el torneo de campeones. Por su parte los veteranos Alex Romero, Jesús Flores, piezas importantes de la ofensiva han confirmado su presencia, al igual que los versátiles jugadores del cuadro Alí Castillo y los ex-ligamayorista Jonathan Herrera y Ronny Cedeño y el tercera base Carlos Rivero como refuerzo de los Cardenales de Lara.

Zulia es un club agresivo, con profundidad en su pitcheo y muchas opciones en su bullpen. Con Galvis tendrán un "plus" en el torneo con la defensa de nivel de Guante de Oro en el campo corto y su ofensiva es completa y balanceada. Pirela es el hombre peligroso del lineup. Las Águilas Venezolanas lucen como un fuerte candidato para enfrentar a sus colegas campeones, sobre todo bajo el mando de Nava que aplica las prácticas del béisbol moderno y no le tiembla el pulso para reemplazar lanzadores para no dejar ir un partido de las manos.

"Yo quiero ganar como sea y los refuerzos nos dan ese chance. Harán como todos ese trabajo de hormiguita que nos caracteriza. A pesar de que nuestro bullpen lo veo un poco más limitado, manejaremos las piezas con agresividad para ganar. Estamos representando a Venezuela y buscamos hacer el mejor papel" afirma con confianza el hombre que dirige al club como si cada juego fuese un séptimo juego de una final desde el mismo primer día de la temporada.

Lo mejor de este club es su capacidad de ser duro de derrotar. Es excesivamente batallador y no es fácil sacarle un partido con una gran ventaja y a pesar de que sufrirá cambios en comparación a la postemporada venezolana, los refuerzos son jugadores con experiencia y calidad sobrada. Puede que sea un equipo distinto pero en este caso los refuerzos inflan sus aspiraciones reales. En el bullpen, la entrega y la estrategia recaen las posibilidades de este equipo que buscará sonar su gaita en tierras sinaloenses una vez más.

* Leonte Landino es productor de béisbol de ESPN y miembro de la Sociedad Americana para la Investigación del Béisbol (SABR). Fue parte de la organización Águilas del Zulia desde 1995 hasta 2003.