La diferencia de peso entre Floyd Mayweather Jr. y Juan Manuel Márquez en el combate celebrado entre ambos, ha levantado mucha polvareda. ¿Está justificada? Definitivamente si, especialmente si tenemos en cuenta el otro gran escándalo que ha vivido el boxeo profesional en los últimos tiempos, la suspensión de Antonio Margarito.

Muchas cosas se dijeron en aquella oportunidad ante la denunciada presencia de algo parecido al yeso en los vendajes del boxeador mexicano, cuando se enfrentó con Shane Mosley el 23 de enero. Se habló de 'vendaje criminal' y los riesgos que implicaba para la vida de su rival utilizar un elemento anti reglamentario bajo los guantes.

La sanción de Toño se acerca a su final sin que las cosas hayan quedado claras ni mucho menos. No conocemos los resultados al exámen de los vendajes. Todo ha quedado en una intrigante nebulosa sobre la cual, seguramente, ya no se hablará más. Recordamos muy bien las justificadas críticas al vendaje de Margarito, ya que pondría en riesgo la vida de su rival. Claro, si el vendaje no fue utilizado, entonces, no hubo riesgo de vida para Mosley.

En el combate que sostuvieron Mayweather y Márquez, el estadounidense superó intencionalmente en dos libras el peso pactado. Ni hablar de lo que habrá pesado en el momento de la pelea. Recuerde amigo lector, que por muchos meses se cumplió con una campaña publicitaria masiva donde, entre otras cosas, se anunciaba que el peso de ambos sería de 144 libras. Ese requisito era el único justificativo para aceptar una pelea entre un hombre en condiciones de pelear hasta en 160 libras y otro cuyo peso real le permitiría pelear en 135 libras.

En estos días hemos escuchado airadas voces de reclamo y todas dicen lo mismo, la insultante diferencia de peso, puso en riesgo la vida del mexicano. Eso es verdad. Sin embargo, no hubo sanción para nadie. Tampoco existió un organismo de control que asumiera las culpas si allí hubiera existido una desgracia. José Sulaimán, el Presidente del Consejo Mundial de Boxeo, ha sido uno de los más feroces críticos y puntualizó que solamente se trató de una pelea por dinero. Todo sumado a la incongruente aclaración de Márquez, el cual al explicar la derrota la achacó a la enorme diferencia de peso.¿Porqué aceptó pelear entonces?

Si el CMB sólo cuestiona, si la Comisión Atlética de Nevada se lava las manos, si los promotores se llenan las manos, pero de dinero, gracias al éxito del evento, si Mayweather Jr. gana millones jugando al gato y al ratón con un rival inadecuado y el rival inadecuado acepta pelear por unos cuantos millones de dólares sabiendo que pone en riesgo su vida, mi pregunta es, ¿quién es el principal perjudicado con este tipo de espectáculos? Por supuesto que el boxeo se perjudica porque sigue perdiendo credibilidad. Pero hay un daño mayor, un daño que camina por la vereda del delito. El mal que provocan al aficionado, al fanático que pagó por ver la pelea, el fanático que dedicó un tiempo de su vida pensando que le estaban vendiendo lo que prometieron venderle.

De acuerdo con lo que surge de las críticas que formulan personalidades como Sulaimán, el combate Mayweather Jr.-Márquez fue una estafa a la credibilidad de la gente. Y la estafa es un delito, especialmente en un país donde hay demandas a diario por publicidad engañosa.

Sin embargo, a Floyd le sobró mucho dinero luego de pagar sus deudas con el IRS, JuanMa regresó a México con casi cuatro millones de dólares y Margarito sigue cumpliendo su sanción por un acto ilegal que nunca se consumó y aún nadie nos ha convencido de que, efectivamente, haya existido.