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Jugadores de Chivas salieron a la rueda de prensa en apoyo al cuerpo técnico
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LOS ÁNGELES — Parecía una escena surrealista de La Última Cena. Claro, no había un Cristo, pero sí 23 Judas. Claro, Iscariotes, todos.

“El cuerpo técnico (Ricardo Cadena), ya ha hablado demasiado”, dijo uno de los tantos enmudecidos en la cancha, Isaac Brizuela. Encabezaba él, con Fernando Beltrán, esta peregrinación de la hipocresía.

1-1 con Atlas. La afición sigue inconforme, porque Chivas jugó 29 minutos con un hombre más y se hizo menos en ese lapso.

Plañideras de su propia desgracia, los jugadores del Guadalajara ofrecen como expiación, entrada gratuita, libre, para recibir a un filibustero del despecho: Víctor Manuel Vucetich y sus Rayados. “No nos abandonen, los necesitamos”, dijo Beltrán. ¿Olvida que llevan cinco años abandonando a esos a quienes hoy imploran conmiseración?

¡Qué grandísima oportunidad tiene la afición de Chivas de hacer sentir su descontento! Si con entrada gratis, se ausenta del estadio, mandará el mensaje más poderoso jamás visto a plantel, entrenador, directivos y el dueño, si es que éste se entera, y no anda rancheando o changarreando en la venta de milagros en polvo.

El desaire, el desdén, del abandono, un estadio desolado, si acaso con despistados seguidores de Monterrey, sería el mayor golpe de autoridad de la afición de Chivas en su historia contra la directiva que más actos de perjurio y promesas incumplidas ha tenido en su historia.

Sí, lo sé, es mucho pedir. La religión del villamelón. “Contigo, en las malas y en las peores”, dirán. El arrullo, la complicidad del perdedor. El instinto maternal del fracaso.

Recordemos que no es la primera vez que un grupo de jugadores de Chivas asoma a respaldar en conferencia de prensa a su entrenador. Hay amargas estatuas de sal, como la mujer de Lot, que viven con la nostalgia por sus pecados.

Así, tal cual, los 23 Iscariotes de la noche del sábado en la sala de conferencias. Algunos tienen ya siete entrenadores, incluyendo al actual, prometiendo que “ahora sí”, e irónicamente se cobijan bajo el hombre del santoral de bolsillo y su prédica apócrifa y pérjura: “Aquí, ya no se va a hablar de descensos sólo de títulos”, rumió Ricardo Peláez. 23 Judas y siete cruces. ¿O 24 Judas y 7 cruces?

Cierto, Chivas tuvo momentos de algidez emocional, futbolística y competitiva. Cierto, por instantes, pocos ciertamente, pero dignificó la zalea rojiblanca en el paraninfo supremo de un Clásico Tapatío, de los pocos genuinos y que aún sobreviven en una tierra estéril de rivalidades legítimas en el futbol mexicano.

Pero, ya no alcanza, en cinco años de miserias, dar dedazos de atole como empatar entre estertores ante el Atlas, que vive también horas bajas. Para su fortuna, en el sitio 17, Chivas se revuelca de felicidad sobre el ataúd mugriento y maltrecho, del ya hace meses muerto Querétaro. Además, claro, no hay problema porque no hay descenso. Pero la multa hay que pagarla. Y en la tesorería de la voraz FMF, no se aceptan vales ni cupones de descuento ni muestras de cortesía de OmniLife.

Antes de enfrentar a Monterrey, Chivas hace escala ante Necaxa, equipo al que ha tenido de rodillas en inmediatos antecedentes. Aunque en este momento, Jaime Lozano lo tiene en el quinto puesto, 12 escalones por encima del Guadalajara.

Reseña La Biblia que Judas Iscariote terminó ahorcándose colgado de una higuera. El 23 de agosto, ante Rayados, será la gran cita para los 23 Iscariotes rojiblancos, que el sábado por la noche salieron a escena.

Sólo una pregunta: ¿ni siquiera alcanza el liderazgo de alguien, de quien sea, como para conseguir que fueran vestidos uniforme, gallarda y formalmente? Llegaron como puesto de tamales del Templo Expiatorio, de chile, dulce y picadillo, como militantes de la indigencia, lo que competitivamente hablando, es totalmente cierto.

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LOS ÁNGELES — Hace casi cuatro meses, Henry Martín se trepaba al cadalso. Por decisión propia. No pedía comprensión, ni empatía. Sólo, acaso, se desplomaba públicamente, para reconstruirse íntimamente.

Hace casi cuatro meses, el 14 de abril, Henry Martín por motivos diferentes y circunstancias diferentes, emitía e imitaba el lamento que años antes había hecho Javier Hernández. “Ya toqué fondo”. Y se auto diagnosticó de la misma manera: “depresión, pero debes salir de eso porque, si te quedas tirado, te hundes más”, dijo el americanista en conferencia de prensa.

Había mandado señales de que estaba ya abandonando ese pantano de la depresión. Marcó en amistosos ante el Manchester City y el Real Madrid. Goles inútiles, anecdóticos, excepto para él. Le hizo además dos al León, que poco sirvieron, tras la victoria de La Fiera (3-2).

Este domingo, Henry hizo dos más, cierto, ante un frágil Juárez, que lleva la misma cantidad de puntos que el América, pero con dos partidos más. Llegó a cuatro anotaciones en el torneo, una por debajo de otro mexicano, Santiago Giménez, quien ya emigró al Feyenoord.

Parecería, que con seis goles en seis partidos jugados con el América, Henry Martín ha salido de esa inmensa olla de depresión, para avivar el fuego a la olla de presión de Gerardo Martino, quien apenas se quita las lagañas sobre el torneo mexicano, tras prolongadas vacaciones en Argentina.

Sepultado boca abajo, con toneladas de desprecio sobre su tumba, Javier Hernández está fuera de órbita para Martino. El Tata tiene una baraja sin ases, pero con opciones de gol, hasta donde cabe: Henry Martín, Santiago Giménez, Rogelio Funes Mori y Raúl Jiménez.

Para beneplácito de Martino, que sus delanteros encuentren el gol, aligera las jaquecas aunque aumente la presión. Aunque claro, en la lista extendida a 26 para el Mundial de Qatar, podría llevar a los cuatro.

Como sea, esta carrera parejera, casual y eventual, entre sus atacantes, le permitirá a Martino ponerlos a prueba en los amistosos de agosto (Paraguay) y septiembre (Perú y Colombia), aunque, cierto, los tres rivales son segregados del Mundial, están en reconstrucción absoluta, y sus propios jugadores, prefieren que no los molesten con estas minucias.

Más allá de que Martín desapareció cuando América más lo necesitaba en el cierre del torneo anterior, en este 2022, en total, suma diez goles con El Nido y dos con el Tri, y sí, ciertísimo, otra vez, ante Surinam y Jamaica.

¿Qué hay detrás de esa aparente resurrección de Henry Martín? ¿Psicólogo? ¿Antidepresivos? ¿Terapias? Él lo simplificó la noche del domingo, tras cumplir 150 partidos con el América: trabajo.

“(Todo se debe) al trabajo, a no darse por vencido nunca, a seguir esforzándote, seguir trabajando y no rendirse”, explicó el delantero del América, quien estuvo en la pasarela de las negociaciones para ser transferido a Chivas, según reconoció el mismo Ricardo Peláez.

¿Han sido las facilidades de Juárez y sus licencias defensivas, a pesar de que antes del juego con América sólo había aceptado cinco goles en siete partidos, incluyendo el adelantado de la Fecha 16 ante San Luis? Henry Martín tendrá un desafío sabroso para dejarlo en claro.

Este sábado, América visita a unos Pumas en horas bajas. Los aplastó –a medio gas--, el Barcelona (6-0), y deberán pagar la cuota del jet lag, además de soportar la resaca de un largo fin de semana cargado de burlas y de memes, tras su paso por el #Troleo Joan Gamper.

Pero, precisamente, Pumas pretenderá curar sus males ante el América. Regresa un guiñapo desarticulado desde España, y Andrés Lillini y Miguel Mejía Barón, en cancha y diván, tendrán que levantar los añicos, los fragmentos del equipo pomadoso y soberbio que viajó a Barcelona.

Al menos, sin embargo, el escenario ha cambiado para Henry Martín. Ha salido de esa implacable olla de depresión, para avivarle la llama a la olla de presión de Gerardo Martino, para elegir de esa baraja de cuatro, donde no hay ases, pero sí eventuales soluciones

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LOS ÁNGELES — Compareciendo en dos universos distintos, en Chivas se mantienen las mismas dudas: no avanza, retrocede. No crece, se empequeñece, se enaniza, se encoje.

1.- Su crisis de cancha sucumbe patéticamente ante otra crisis, como la que vive el Galaxy, en un torneíto que estorba a todos, menos a los voraces organizadores. Pero, el Guadalajara llora por dentro, llora hacia afuera, y hace llorar por como juega y por como pierde.

2.- Su crisis a nivel dirección deportiva sucumbe ante otra crisis: la del colapso de promesas. Ricardo Peláez sale del enclaustramiento médico y moral, para decir que ha hecho de todo, sin conseguir nada. Una oda a la impotencia; un homenaje a la auto castración, a la renuncia, a la rendición, a la deserción.

Dos universos distintos, un fracaso simultáneo. Los que pueden y saben, presuntamente, pero no quieren, humillados con un piadosos 2-0 en Los Ángeles. Otro, que se suponía que sabía y que podía, humillado por sus juramentaciones.

Ricardo Peláez, en charla difundida por Chivas, asegura que hubo un momento en que renunció al puesto. Amaury Vergara rechazó la oferta. Su padre, Jorge Vergara, la habría aceptado de inmediato.

La duda es si Amaury lo hizo porque creía en el proyecto de su director deportivo, o porque entró en pánico bajo el estresante “¿y ahora quién podrá defenderme?”, y cobijarse en el “más vale malo por conocido, que…”.

Honesta la postura de Peláez. Ese día que presentó su renuncia –y esto es irrefutable--, reconoció su fracaso y su incapacidad para revertirlo. ¿Por qué? Hay dos perfiles. Ayúdeme, Usted elija el suyo.

1.- ¿Debió insistir Peláez un poquito más, insistir de verdad, echándole más ganitas en esa renuncia? Si no lo hizo, revela astucia.

2.- ¿O sólo fue un chantaje emocional al Júnior, para hacerlo tambalear y fortalecerse el mismo Peláez en su puesto? Si lo hizo así, revela aún más astucia, casi un bisoño aprendiz de Maquiavelo.

Porque el mismo Peláez lo deja traslucir en la charla con David Medrano para NotiChivas. “No voy a estar renunciando cada quince días”. El día en que Amaury lo retuvo, lo blindó, lo inmunizó. Es decir, le dio carta abierta a la reincidencia del fracaso.

Queda claro, entonces, que desde ese día en que presentó su renuncia, hasta hoy, lo que ha hecho Peláez ha sido darle versatilidad al caos. Sólo ha diversificado los matices de la incompetencia. La mona, aunque se vista con excusas de seda, mona se queda.

Peláez habla de la falta de personalidad, de liderazgo, de carácter, de temperamento, no sólo entre sus jugadores, sino como una pandemia que infesta en general al futbolista mexicano, porque ocurre, dice, “no sólo en Chivas, sino en selección nacional”.

Dicho está que es más peligrosa una manada de ciervos dirigida por un león, que una manada de leones dirigida por un ciervo. Con semejante reflexión, hay otra confesión del director deportivo de Chivas: en el redil rojiblanco sólo hay huidizos ciervos, dirigidos por otro huidizo ciervo, y hablo del trono acéfalo de liderazgo que comparten el equipo y OmniLife.

Parecería que en el Guadalajara se confabulan dos despiadados momentos de la vida: la senilidad y el Síndrome de la Adolescencia Eterna. ¿Se ha ablandado Ricardo Peláez para semejante desafío? ¿Aún no se ha endurecido Amaury Vergara lo suficiente para semejante desafío?

El director deportivo enlista otra de sus derrotas. No logra someter a sus jugadores a una disciplina estricta. Ya no se trata sólo de los tours por el Calatrava, los salones de masaje, las trasnochadas en los cortijos, o los brindis con vodka sabor a tamarindo. Ahora, lamenta la esclavitud del jugador hacia las redes sociales.

Pero, es evidente que Peláez elige apapachar a sus futbolistas, antes que imponer a rajatabla una solución. Un ejemplo: el tipo más alucinante y nefasto para Chivas, ya abandonó el redil. Hoy, La Chofis López tiene hasta tres sesiones de entrenamiento en Pachuca. Le controlan diariamente el peso, lo que come y lo que bebe. No hay contemplaciones, ni nalgaditas, ni arrumacos, como en el Guadalajara.

Peláez implora, suplica, en lugar de imponer, de ordenar, de ser necesario, con una disciplina castrense. Ya debería haber entendido que sus jugadores necesitan un sargento ciclotímico, no un capellán o una hermana compasiva de la caridad.

Pero, justifica su incapacidad para el liderazgo, refugiándose en que es un mal nacional del jugador mexicano. Entonces, como es “mal de muchos, que sea consuelo de…”. Precisamente, uno de los detalles que más enervaba a Jorge Vergara, el conformismo por rendición.

Más allá del estorbo, de la inutilidad del juego ante El Galaxy, y ese bochorno innecesario, El Guadalajara tiene su verdadero juicio sumario ante Mazatlán, un equipo donde pulula el cinismo, donde hay algunos mercenarios oportunistas, que ante adversarios de peso mediático como Chivas, tienen su gran epifanía, y de repente despiertan de su etílica modorra, los Benedetti, los Fabián y otros más.

Ricardo Cadena, el hilandero de las hazañas en el torneo anterior, hoy es la mítica Penélope con artritis en las manos. Teje y desteje, hila y deshila. Sus ensayos en la cancha no prosperan. Chivas no gana. Defiende bien, pero es dispendioso en los errores al ataque, erra penaltis, desperdicia jugadas en posesión y posición de gol, y cuando a la chiva flaca se le cargan las garrapatas arbitrales, le anulan golazos.

Después del mea culpa a través de sus propios canales, Ricardo Peláez, daría un viso de esperanza. Es decir, ha identificado sus errores, todas las áreas en las que ha fracasado, y todos los colosales pendientes que tiene. Supuestamente debe viajar a Mazatlán y reencontrarse con sus dolientes peregrinos.

Desde mi profunda ignorancia, un consejo: deja la seda, Ricardo, toma el látigo. Y de ser necesario, deja la ternura y la tersura y saca el improperio. Velo así, Ricardo, no tienes una sino 23 variantes de La Chofis. Y en Pachuca te están enseñando como debiste hacer las cosas desde 2019, cuando llegaste con la audaz y precipitada charlatanería de muchos títulos y pocas bilis.

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LOS ÁNGELES — “Hay que tenerlos bien puestos”. Así “caunteó”, en términos boxísticos, Dani Alves, las críticas de Rivaldo por enlistarse y alistarse a jugar con Pumas. Y no sólo es la expresión en sí, es todo lo que hay implícito, semioculto, detrás de ella.

Rivaldo lo había desafiado: “No sé si ha hecho lo mejor, escoger a Pumas”. Y agregó: “Sí podía (Alves) jugar en un país donde lo viera más el entrenador (Tite, técnico de Brasil)”.

Dani Alves no se equivoca. Y Rivaldo tampoco. Llegó a un futbol mexicano sin reflectores, con las luces apagadas para el universo externo. Tal vez haya un barullo mediático. Ruido, pues, pero nada más.

Tan infinitesimalmente existente, que ni siquiera el entrenador de su selección nacional, Gerardo Martino, se digna estar presente en sus partidos para depurar la lista para el Mundial de Qatar. El Tata ve “de oídas” el futbol que le amamanta la chequera. Su servidumbre asiste a los juegos, toma notas, y él cambia pañales.

Dani Alves, por lo pronto, abarrota estadios. Los adversarios no juegan contra Pumas, juegan contra la leyenda del Barcelona que se extingue, la del tipo más ganador de títulos en el mundo. No se trata de vencer a Pumas, sino de no ser vencidos por el brasileño.

Hoy, en México, en ese callejón oscuro y a oscuras, en la óptica sincera de Rivaldo, Alves es la elitista alfombra roja que hasta insensatos y profanos jugadores de medio pelo quieren transitar. El ejemplo más vulgar: Nico Benedetti dio el partido de su vida, el que nunca jugó con el América, ante los Pumas. Esa noche, Benedetti se quitó el taparrabo y se vistió con un frac de utilería, que no volverá a usar con Mazatlán.

Dani Alves le permite al adversario tosco, opaco, torvo, torpe, apático, la súbita y sublime esperanza de una noche de Cenicienta, antes de los doce tañidos de la desilusión. Así fue ya con Mazatlán y Rayados, y así será ante América el 13 de agosto. Recuérdese que el encuentro contra Puebla se aplazó, porque Pumas jugará ante el Barcelona en el Torneo Joan Gamper el domingo.

Por lo pronto, Dani Alves sale cada jornada a tragarse la cancha. Con desesperación. La altura de la Ciudad de México le pasa factura. Sus 39 años le pasan factura. Él quiere jugar el Mundial de Qatar. Y hace lo suyo. Es el futbolista con menos grasa corporal de todo el plantel.

¿Por qué juega los 90 minutos, cuando queda claro que a partir de los 70 es evidente que su organismo jadea, se enerva, se inquieta? No es, necesariamente, falta de mano dura por parte de Andrés Lillini, o que el obnubilada sea el técnico de Pumas.

Hay una de tantas explicaciones, que podría tomarse con mayor seriedad. Dani Alves habría aceptado firmar el contrato en los términos financieros de Pumas, con una condición: nunca salir de cambio, a menos que él mismo lo considere necesario o por alguna lesión.

¿En cuántos clubes habrían aceptado esa condición? Aunque, insisto, no deja de ser más que una versión, ciertamente muy creíble, de porqué permanece los casi 100 minutos de juego de cada partido.

Entiéndase que Alves recolectará, en un par de semanas, todos los “anticuerpos” necesarios, para desafiar la altura, la contaminación y el eventual calor de la Ciudad de México. Entonces, estará en la plenitud que la competencia exige.

Y el brasileño necesita de la cancha. Si decidió enrolarse en un futbol de poca difusión, y que cada vez se refugia –o se esconde--, más en plataformas de streaming, él mismo asume que necesita de constante actividad, para asegurar un sitio en Qatar. Quede claro, hace pretemporada mundialista en México, y juega con Pumas, pero juega para seducir a Tite y no para seducir a La Rebel, o lo que quede de ella.

¿Futbolísticamente? Dani Alves está dos segundos, dos neuronas, dos pasos por delante de sus compañeros. ¿No se entienden? Es normal. Lleva a cuestas dos chips: el del brasileño y el de la escuela catalana. Es como esperar que llegara a México otro portento en declive, como Marcelo, y de inmediato quienes apenas juegan Atari entendieran al amo del PlayStation5.

Pero, se entenderán finalmente, porque todos rinden homenaje al futbol. El trabajo y la sapiencia de Lillini, la actitud casi docente de Dani Alves, y el fuero de Miguel Mejía Barón, ayudarán a que la maquinaria ofensiva de Pumas trabaje mejor. No se trata de que Salvio, Del Prete y Dinenno se hayan convertido en jugadores cerriles de la noche a la mañana, simplemente deben adaptarse a un tipo que conduce, de momento, a una velocidad mental superior a la de ellos.

Por eso, hay implicaciones más poderosas, cuando Alves le responde a Rivaldo: “Para hacer lo que yo hago hay que tenerlos bien puestos... si no, sólo queda hablar”. Sin duda. Porque no habla sólo de militar en una Liga en penumbras, sino de la misma flagelación física y personal a la que ha decidido someterse para descollar con Pumas y merecer un visado a Qatar.

Tal vez el mismo Dani Alves podría, en ese lenguaje tan coloquial de las redes sociales, enviarle un mensaje al desesperado Marcelo: “Tú, yo, juntos en Pumas, no sé, piénsalo”. Y claro, advertirle como lo hizo con Rivaldo: “Hay que tenerlos bien puestos”.

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LOS ÁNGELES — América y sus dobles caras. Ante León, sería desenmascarado. O era la piltrafa que se vio ante Xolos o era el paladín que se vio ante el Real Madrid. Ya no hay duda. Para su fortuna, el árbitro Óscar Macías le administró la eutanasia, e hizo menos vergonzosa su acta de defunción: 3-2.

Las huestes empiezan a pedir cabezas. Fernando Ortiz, el Santo Patrono del Clausura 2022, es llamado hoy al martirio. El Tano es derribado a pedradas, mientras Santiago Baños, con el linimento de su incompetencia, trata de sanarlo.

En los tendederos urgentes de las redes sociales, ululan y pululan nombres. Que si Ricardo Gareca, que si Antonio Mohamed, que si Mauricio Pelegrino, que si el Cacique Medina. Patrañas. Es el festín voraz de los buitres bien trajeados bajo el oficio de promotores.

¿Perdió la magia Fernando Ortiz? ¿O perdieron la dignificación de su hambre los jugadores? ¿O ambas? El Tano pareció enloquecer. Empezó a hacer ensayos que parecían demenciales. La explicación traía más incertidumbre que calma: “Algo ha visto en los entrenamientos que no le gusta”. Y desaparecían Álvaro Fidalgo, Richard Sánchez, Pedro Aquino y contando. Contrataba a Jurgen Damm, tan útil como un ojo de vidrio.

Y sus piezas de porcelana, esas que brillaron ante el Real Madrid, volvieron a ser bisutería de tianguis dominical. Guillermo Ochoa se queja de no poder quejarse del agobio de tanto ajetreo. Debe hacerlo con Baños y en los baños, no públicamente. Decisión de la directiva echarse unos innecesarios pesitos a la bolsa. Y cuidado que aún deberán visitar este miércoles a un LAFC en buen momento, y con ese encono particular que ha mostrado Carlos Vela.

Y antes, o junto con el Tano Ortiz, habrá que trepar a los endeudados. ¿Diego Valdés, sólo a cuentagotas, y hasta le perdonan expulsiones? ¿Jonathan Rodríguez sigue con la Cabecita en el año sabático que le interrumpieron? ¿Acaso no ambos dijeron que su gran sueño había sido toda la vida jugar en América? Y entre errores propios y penaltis, ya Sebastián Cáceres le debe al menos seis puntos a su equipo este torneo.

No es tiempo aún para que el amo baje del pedestal, y se desentienda un par de minutos de su obligación heredada (“una televisión para jodidos” y “un futbol para jodidos”). Pero, al menos, Emilio Azcárraga Jean debe estar ya acechando de reojo a Santiago Baños, para, en ese código afectuoso en el que viven, al menos darle un par de manazos, no muy fuertes, para no dañarse ambos la manicure.

Para consuelo del América, Chivas también trasiega. Un punto arriba de El Nido, aunque éste con un partido menos, pero el Guadalajara suma ocho partidos oficiales sin ganar y cinco empates en este torneo, dos de esos juegos ante adversarios con un hombre menos.

Cierto, la invulnerabilidad de los empates, le da cierto blindaje a Ricardo Cadena. ¿Cómo explicar que a su jugador presuntamente más explosivo le entró una histeria de acobardamiento, especialmente en penaltis? Desde la fastuosa faramalla de la firma de renovación de contrato, Alexis Vega ha desaparecido. Lo enervaron los vapores del aburguesamiento.

Lo triste, es que la afición de Chivas ya claudicó. Ya lamenta poco y reclama menos. Más triste aún, es que sus aficiones antagonistas, ya ni siquiera se ceban sobre él. Ya no hay memes. Ya no hay burlas. Ya no hay procacidades ni befas. Chivas agoniza donde no debe: en brazos del desdén de sus adversarios.

Los pocos aficionados rojiblancos, entre desesperados y resignados, coinciden en nombres con los americanistas: Mohamed y Gareca. ¿Su director deportivo? En las sombras cómodas del silencio.

Algo parece evidente: entrenadores y directivos han perdido fuerzas en las muñecas y en su autoridad. Tanto Cadena como Ortiz, en ese momento de confusión y oscurantismo de su interinato y su bisoña habilidad como entrenadores, viven bajo el temor y el desasosiego del sabotaje en el vestidor.

La historia no miente. Si el futbolista trabaja poco y trabaja mal, hay que hacerlo que trabaje dos veces al día. El rigor en los entrenamientos provoca el rigor en los partidos. Si el futbolista no se somete a la disciplina del técnico, el técnico debe trabajar doble, haciendo que el jugador trabaje el triple en doble sesión.

Técnicamente, al futbolista se le paga por ocho horas diarias de trabajo, y de trabajo para ganar, no para empatar, perder o deambular en la cancha. Entonces, Cadena y Ortiz, entiéndanlo, el jugador les pertenece ocho horas al día. Hacérselos sentir, cuando caen en abulia y holgazanería, es parte de su obligación, y debería de serlo de los directores deportivos.

Que si Valdés y Rodríguez no hacen recorridos defensivos. Venga, por las tardes, habrá un curso especial sobre ello. ¿Qué si Jurgern Damm y Jorge Sánchez siguen enviando balones a la fila 147 del estadio? Venga, por las tardes, habrá una sesión especial sobre ello.

Que si a Chicote Calderón y a Alexis Vega se les contraen las gónadas desde el manchón. Verde Valle tiene inmensas posibilidades para practicar penaltis. Que si el Pollo Briseño da más patadas a sus compañeros y luego jura y perjura por la Virgencita de Zapopan que es inocente, pues una terapia vespertina con el anejo de la ira y una sesión de películas de Pepe el Toro, para que aprenda a repetir “el torito es inocente”.

Por lo pronto, para pesar de los sibaritas vestidos de rojiblancos, se les viene un juego más, metido con calzador, también este miércoles, y lo peor, contra el Galaxy de Javier Hernández, y como preliminar del América contra LAFC. Habrase visto que Chivas le abriera el concierto a su enconado rival. Doble bochorno.

Alguna vez, el Departamento de Comunicación de Chivas estalló en ira y represalias, porque se llamó parias, cínicos e irresponsables, a sus jugadores. Esto, según el Guadalajara desencadenó los disturbios afuera del hotel de concentración en la Ciudad de México. “Ayudaron a crear un entorno hostil con sus encabezados amarillistas y provocadores”, decía el comunicado.

Se explicaba aquí, entonces, en términos que sulfuraron y casi sodomizaban a la gente de difusión de Chivas, que esos futbolistas “cobran millones por festejar barridas, tirarse arañazos, sabotear técnicos y burlarse de su afición”. Pues han vuelto a hacerlo.

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LOS ÁNGELES -- El célebre zooarqueólogo y técnico Matías Almeyda, prófugo y ausente de la saga de Jurassic Park, tendría ya el diagnóstico de Chivas. “Los está orinando un dinosaurio, de aquellos, de los antiguos”, diría, porque seguramente, en sus alucinaciones, los dinosaurios, estos, los modernos, los contemporáneos, deben tener problemas renales o prostáticos.

Obviamente sin ser arqueólogo especializado en zoología, Matías Almeyda culpaba al infortunio de un empate a un gol con Tijuana. Ese día, febrero 28, de 2016, Omar Bravo falló un penalti, y el empate lo sufre por un autogol de Edwin Hernández, pese a que Chivas jugó 35 minutos con un hombre más, por la expulsión del xolo Elio Castro.

El mítico dinosaurio del periodo “almeydano” regresó. Ante León, el fin de semana, el reptil mesozoico habría generado –o desaguado– la desgracia de un penalti errado (Chicote Calderón), un golazo anulado (Alexis Vega) y una expulsión (Luis Olivas).

fernando-ortiz-ricardo-cadena-america-chivas-tecnicos-interinos
Getty ImagesFernando Ortiz y Ricardo Cadena no están teniendo un buen inicio en el Apertura 2022 con América y Chivas, respectivamente, luego de ganarse el puesto como interinos la temporada pasada.

Obviamente, el vitoreado ha pasado a ser vituperado. Ricardo Cadena ya no es más el consentido de la turba rojiblanca. Hoy Chivas es decimosexto en la Tabla. Tres empates en cuatro fechas; tres puntos de 12 posibles.

Curiosamente, el otro interino notable del Clausura 2022 se encuentra apenas un escaño arriba, en el 15, un punto por encima. Y sufre de lo mismo que Cadena. La afición del América, turbia y turbada, ya busca un sustituto para Fernando Ortiz. Una victoria, un empate y dos derrotas escuecen a la soberbia de El Nido.

Caer en el vicio de enunciar las obligaciones y los imperativos para Chivas y América, es una ociosidad morbosa. Lo saben todos, aunque a veces a algunos de sus jugadores se les encojan las entendederas y las gónadas.

Hoy, sin duda, los dos equipos decepcionan. Y claro, Cadena y Ortiz han pasado de sastres del Universo Marvel a desastres de costureras de maquiladora. De diseñadores a remendadores. Y es entendible, porque el cierre del torneo anterior desató la volátil efusividad de sus aficiones, y hoy hurgan excusas y milagros en los maceteros.

Evidentemente, El Nido tiene una mejor plantilla que Chivas, que sigue recolectando proyectos, sin ser capaz de formar sus propias realidades en sus fuerzas básicas. ¿Alan Mozo y Santiago Ormeño? Han tenido más minutos en las mesas de los casinos de Las Vegas que en las alineaciones de Cadena. Y por algo será.

Al América, acaso, lo que le duele es la avaricia de su popularidad. El #ÓdiameMás vende más que el #AndoDeQuedaBien de Chivas. Poco beneficia al Tano Ortiz la saturación que sus fariseos dueños le organizaron bajo la falacia de “globalizar la Liga MX”.

Contrario a su botarga guerrera de Águilas, el América necesita tierra firme. Ha vivido más en aeropuertos y vuelos, que en cancha. Diez partidos en poco más de un mes, vía crucis que concluye precisamente ante Pumas y su tridente (Dinenno-Del Prete-Salvio), además del bullicio de Dani Alves.

El portero de Coapa, Guillermo Ochoa se quejó de no poder quejarse. “No podemos mencionar el cansancio porque dicen que son excusas tontas”, y para acicatearlo más, este martes por la noche deberá enfrentar al América de España, según la analogía del mismo Ochoa, el Real Madrid.

A El Nido llegaron tres incógnitas como los adalides de la esperanza. Un Néstor Araujo sobrevalorado; un Jürgen Damm de tira cómica, y un Cabecita Rodriguez fuera de ritmo. Triste está la mano de cartas de Ortiz, cuando ha tenido que utilizar a Jonathan dos Santos de titular, caótico ante Xolos, que termina venciendo con goles de dos jugadores que el América no supo contratar, aunque los tuvo en la mesa: Lisandro Lopez y Joaquin Montecinos, quien suma dos de dos, ante Coapa.

Y ante la evidencia de que la MLS, SUM y USSoccer manejan a control remoto a la Liga MX, no se olvide que la próxima semana, para estorbar aún más a América y Chivas, deberán encerrarse ante el LAFC y el LA Galaxy en la primera semana de agosto, nomás porque a algún avaricioso genio, se le ocurrió untarse de dólares. Ojo: inicialmente, el Guadalajara iba en el juego estelar ante el Galaxy, hoy va en el preliminar abriendo la tertulia para las Águilas ante los vestigios remendados de aquel infausto Chivas USA, pero hoy el equipo aurinegro comanda la MLS.

Y si los tiempos son complicados con tan insanos calendarios, para Cadena y Ortiz, seguramente los serán para sus defensores de oficio: Ricardo Peláez y Santiago Baños. Ambos deberán convencer a sus patrones, bajo ese código del salario del miedo, que no se equivocaron –una vez más, la enésima–, al quitarles el estigma de interinos para convertirlos en los técnicos oficiales.

Y ambos, Peláez y Baños, deberán torcer el pescuezo con desesperación. Entre los malos resultados, los berrinches volubles y caprichosos de la afición, y los refunfuños de sus dueños, bisoños ambos en cuestiones de futbol (Emilio Azcárraga y Amaury Vergara), deberán andar husmeando la imponderable tentación de un Plan B.

Por eso, ¿será que ateridos y nerviosos, Peláez y Baños buscan ya a los interinos de sus interinos para que nadie les busque a sus propios y respectivos interinos?

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'Grandeza' sin honor

FECHA
10/07
2022
por Rafael Ramos Villagrana

LOS ÁNGELES -- Entendiendo que aquello de los "Cuatro Grandes" es una fábula perniciosa del futbol mexicano para narcotizar papanatas, sin embargo, esos Cuatro Jinetes sin Apocalipsis y del Espejismo, arrancaron el torneo sin palabra de honor.

América y Chivas, con un punto de seis posibles, organizan la cofradía de las excusas obvias y facilonas, mientras que Pumas rasca dos puntos, poco enaltecedores, uno ante el siempre desahuciado Tijuana, y otro, al ser cazado por un León que jugó casi 80 minutos con un hombre menos. ¿Cruz Azul? Pachuca lo borra de la cancha y se borra la mueca que parecía sonrisa tras haber vencido a Tigres.

Chivas rescatará algunos momentos de enjundia y futbol, pero lo perdona San Luis con el anémico 1-0. Alan Mozo jugó menos de 30 minutos, pero evidenció más intensidad y compromiso que el resto. Aún sus compañeros deberán asimilar el veneno que puede inyectar a sus servicios. Mozo lanzaba obsequios de gol, pero para cabecitas tontorronas. Tal vez, al tiempo. La defensa con Mier da lástima, como la erupción de #ElGrito en su tribuna.

En América, Fernando Ortiz ha dejado a dos sólidos jugadores, como Álvaro Fidalgo y Richard Sánchez, y cuando se lesiona Néstor Araujo, elige a Emilio Lara sobre Bruno Valdez, en un acto casi cómplice para Rayados. Algo anda mal dentro del vestidor, cuando públicamente el Tano desafía a Jorge Sánchez: "A veces la ansiedad juega en contra del jugador". Como sea, par de goles bobalicones regala para la voltereta regia.

Imago7Cruz Azul

Cruz Azul llegaba entre fanfarrias a recibir al subcampeón Pachuca. Víctima del autoengaño, tras vencer a un Tigres, desordenado, pero con pudor, fue bajado bruscamente de la nube por los Tuzos. De elogios y flores, La Máquina pasó a la pasiflora. Pachuca pudo hacerle más, mucho más, como lamenta su técnico Guillermo Almada. La afición tomó represalias con dos consignas #ElGrito y el #FueraOrdiales.

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¿Pumas? Tal vez el que más alebresta, y el que más se opaca. Dos empates, y este fin de semana, con goles de Salvio, Del Prete y Dinenno, manejó la ventaja con un hombre más, pero lo cazó el León, por tremendas desconcentraciones, y aún habría podido sacarle la victoria. Pero, de los cuatro populacheros es el que muestra al menos una cara más seria en el proyecto.

El mando lo han tomado tres equipos que alientan el futbol. Cierto, sufriendo ante el Atlas, especialmente tras la expulsión de Marcel Ruiz ('72), pero, Toluca ratificó las sensaciones de la Jornada 1, y que al congeniar sus ocho incorporaciones con el resto, irá creciendo en resultados. Pareció que ese 3-0 que tuvo a favor, terminó por indigestarle, y el Atlas lo arrumbó hasta el 3-2.

Otro líder, el Puebla, sigue haciendo su labor, pulcra, afanosa, jugando bien, tras golear a Mazatlán primero, y disponer con un extra de oficio, ante el Santos. Obvio que a La Franja no le duele nada, Tiene una base que fortalece y un sistema que domina, ahora debe imponerse donde ha errado: en Liguilla.

Y se agrega el Pachuca, manteniendo fisonomía, sufriendo porque apenas está reencontrando --al igual que el Atlas--, el camino de la competitividad, tras las vacaciones cortas y forzadas, tras perder la Final ante los Rojinegros. Encima, nadie extraña a los lesionados Romario Ibarra y Óscar Murillo, porque los relevos elegidos y los ajustes, han funcionado perfectamente.

Por otro lado, las incógnitas. Tigres da señales engañosas de vida ante Mazatlán, y Monterrey tira un blof tras las concesiones suicidas del América. Y si Rayados decide ganar o perder sus partidos con marcadores abultados, bienvenido. Sin embargo, para los candados del Ex Rey Midas, haber recibido seis goles en las dos primeras fechas, son migraña segura.

León aún está lleno de claroscuros, pero tras someter al complicado San Luis, ante Pumas sacó la casta con un hombre menos, y la explosión del refuerzo Lucas Di Yorio, y las desatenciones de la zaga universitaria, le permitieron ese 3-3, que disfraza una media cancha con mucho músculo, y donde el talento llega a destiempo con Luis Montes.

Asumiendo pues que apenas son los escarceos del torneo, alcanza, sin embargo, para dejar en claro, que la supuesta grandeza, de los cuatro más populares o populacheros, arranca este Apertura 2022, sin palabra de honor.

Chivas espera un milagroso Santiago Ormeño; Fernando Ortiz recibe otro sopapo por desafiar el sentido común; Eduardo Aguirre empieza a entender lo gitana que es la Liga Mx, mientras Pumas tiene dos puntos de alerta, puntualmente, en el fondo derecho de su zaga.

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LOS ÁNGELES -- De la manera más móndriga (infame), Chivas limosnea mendrugos. Se lesiona el sempiterno prospecto J. J. Macías y monta en histeria. Compras de pánico.

Tiene tres cándidos candidatos, y todos, jugadores de medio pelo: Henry Martin, El Mudo Aguirre y Brandon Vázquez. Lo grave es que los tres lo ven, a Chivas, como plato de segunda mesa.

Henry Martín es carne dos veces envenenadas. Firmarlo sería un insulto para el Guadalajara. No se trata sólo de ir a la tienda de segunda mano de Coapa, sino, además, un descarado y cínico mea culpa de la institución.

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Imago7Henry Martín permanecerá e el América durante el Apertura 2022.

Chivas es más estéril que la matriz de una momia. Infértil, árida. Un páramo. No ha sido capaz de formar en 12 años, después de la salida de Javier Hernández al Manchester United, un centro delantero, un goleador de su propia raza, de su propia carne y de su propia sangre.

La llegada de Martín, Vázquez o Aguirre a Chivas, es una bofetada, un zape, una injuria, un escupitajo al Guadalajara como institución formativa. Y en todos sentidos.

Desde que en 2002, Jorge Vergara invirtió 260 millones de dólares en comprar a Chivas, pagados en abonitos fáciles, las Fuerzas Básicas han sido una pomposa, costosa e inútil vesícula biliosa en el equipo. ¿Por qué? Porque se han roto todos los procesos. Desde el más sólido con Hans Westerhof, hasta la mitomanía con Matías Almeyda y Marcelo Michel Leaño, pasando por el cuentista de Albert Benaiges, y sus malos hábitos. Y hoy, el Guadalajara entrega la sastrería a un daltónico: Mariano Varela.

Más allá de la pujanza gitana de Omar Bravo, o de un Chicharito que estaba optando por el retiro, ante el desdén en Chivas, el Guadalajara encontró un goleador de oropel en Alan Pulido, formado en Tigres, y además pagando una fortuna entre comisiones, salarios, manos untadas y dinero extraviado en el camino.

Mientras Atlas, Pumas y América han aportado generaciones clave en selecciones nacionales, con jugadores de su cantera, hay otros sellos distintivos: personalidad y educación. Más allá de algunos escandalillos, pero sus referentes nunca perdieron de vista el objetivo claro de ser futbolistas.

Más allá de la oveja negra de Coapa, el inigualable Cuauhtémoc Blanco y sus borreguitos, el resto de las auténticas figuras de Zorros, Pumas y Águilas, supieron dimensionar el futbol y las francachelas, más allá de que estaban lejos de ser hermanas de la caridad, al menos eran más caritativos con su oficio que con sus vicios.

¿Y con Chivas? Vodeviles de mala muerte: accidentes automovilísticos de madrugada; encerronas hedonistas en el Termas Centaurus de Río de Janeiro; pleitos de celos entre rojiblancos en Monterrey por los favores de Yamilé; recurrentes muestras de alcoholismo, hasta acusaciones de violencia sexual.

Entiéndase y créame: Chivas debe ser el equipo que más atrae al jugador amateur de México. Su fama, ya rancia y casi decadente, gracias a El Campeonísimo, por años, despertaba ilusiones en todos los jugadores mexicanos, incluyendo, aún, Estados Unidos. Pero, eventualmente, los pastores han sido tan descarriados como las ovejas. Incluso, los eventuales esfuerzos de José Luis Real y Efraín Flores terminaron siendo ninguneados por el mismo club.

Por eso, insisto, a diferencia de Pumas, Atlas y América, en Chivas se forman o formaban, buenos jugadores, pero con una frágil, enclenque, y anoréxica integridad moral, mental y profesional.

Recuérdese el caso de Marco Fabian de la Mora. Jorge Vergara lo tomó como una cruzada personal. Lo sentó a la mesa de motivadores, comunicadores, psicólogos, ex futbolistas, para convencerlo de que el futbol merecía más devoción que la que mostraba por el alcohol. Jorge fracasó, y Marco Fabián hoy arrastra sus ruinas en Mazatlán.

Por eso, que Chivas hoy mendigue, limosnee como refuerzo a un delantero de medio pelo, es el reflejo de la paupérrima forma de trabajar en sus fuerzas básicas. Por eso, eventualmente, llevar a Henry Martín es una doble humillación. Porque van a la tinaja de saldos de Coapa, y porque es una confesión de su incapacidad para formar futbolistas.

Más allá de que el América ha blindado a Martín, a raíz de la lesión de Roger Martínez, el Guadalajara insiste, porque el jugador se siente urgido de salir de Coapa. Sin duda, más allá de esa etiqueta de medio pelo, la transferencia sentaría bien a todos.

1.- Henry Martín está tan cerca de Qatar 2022, como cerca esté de su televisor en casa. Si no juega, Gerardo Martino llevará a su delirio Rogelio Funes Mori y a Santiago Giménez. Martín necesita desesperadamente de esos minutos que el América le niega y que Chivas le ofrece.

2.- Chivas entonces se llevaría a un desesperado. A casi un kamikaze, de medio pelo, pero kamikaze, dispuesto a matar y morir en la cancha. En eso, tiene más adrenalina que el mismo Macías.

3.- Martín, su representante, y Chivas, trataban aún este jueves de convencer al América de la operación. Especialmente, porque Fernando Ortiz se muestra más interesado en usar al Mozumbito, Román Martinez, e incluso al mismo Federico Vinas.

Cierto que los delanteros no se dan en maceta, y los goleadores de raza, de casta, de sangre, aún menos, y eso lo sabe el mismísimo Ricardo Peláez, quien no fue un delantero muy completo, torpón de pies, pero inteligente y eficiente en el área, especialmente de cabeza, pero al menos, en la cantera rojiblanca ya debería haberse cosechado a un artillero de medio pelo para arriba, y no andar mendigando en corrales ajenos.

En el caso de Brandon Vázquez, recuérdese la precisión que hizo Jorge Vergara: en Chivas pueden jugar todos los mexicanos por nacimiento, por sangre, y hasta por el código de la costarricense Chavela Vargas (“los mexicanos nacemos donde nos dé nuestra rechingada gana”), pero no jugarán en el Guadalajara si lo hacen con la selección nacional de otro país, y Brandon ha jugado con Estados Unidos. ¿Irrespetará Amaury Vergara el mandamiento paterno?

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¿De Atlista a A-Tri-sta?

FECHA
31/05
2022
por Rafael Ramos Villagrana

LOS ÁNGELES -- “Idos los amores, idos los humores”, refunfuñaba la abuela. Entonces, idos los festejos, idos los desfiles, idos los clamores, e idos, claro, los asteriscos y las sospechas (que los Riestra, que el VAR, que los árbitros), la realidad debe salpullir a los otros 17 equipos: Atlas está más cerca de un inesperado, incontemplable, impredecible, y cataclísmico Tricampeonato, antes de que América bese la 14 o Chivas albergue la 13.

Permítaseme la letanía gastada: este Atlas reniega de sus raíces. Insistí en diciembre pasado y en este mayo inesperado: esta versión rojinegra parece una versión bastarda, y descastada de La Academia, Los Niños Catedráticos y Los Amigos del Balón. Aquellos eran Jennifer López en el SuperBowl, y éste es Carmen Salinas y su Corcholata en su pulquería.

atlas-campeon-celebracion
ESPNAtlas, bicampeón del futbol mexicano.

Y claro, lo entiendo: aquellos magníficos exponentes del futbol generoso, generacional, genésico, del Atlas, tenían las manos vacías. Éste, el del Grupo Orlegi, ha sido dos veces campeón en menos de seis meses. Las nuevas generaciones rojinegras tienen más motivos tangibles de festejos que las nostalgias romanticonas y seniles por aquellos tiempos maravillosos de un futbol vistoso, encarador, desparpajado, insolente, seductor.

E insisto, este Atlas está más cerca de lo insospechado, de un casi apocalíptico Tricampeonato, que los otros equipos populares y populacheros, que hoy sufridamente contemplan cómo la Cenicienta Rojinegra se tardó 70 escalones y otras tantas zapatillas de cristal, antes de salir y regresar a palacio… y quiere adueñarse de él.

No, no me olvido de los “accidentes” arbitrales, ni de las casualidades del VAR, ni de la casi inmunidad absoluta de Aníbal Chalá. No me olvido de ese extraño sortilegio de que en dos torneos seguidos, dos alineaciones indebidas hayan ocurrido ante el Atlas, pero qué culpa tiene de la estulticia de los cuerpos técnicos rivales. No, imposible soslayarlo.

Leo y escucho una exigencia común: “Ahora, a reforzarse”. Es una referencia insulsa, desesperada, una supuración de la obviedad. ¿Se reforzó Atlas para ser Bicampeón? ¿Alguien puede llamar refuerzo a un despojo americanista como Emanuel Aguilera? Y sin embargo, sin ser clave, fue útil. El equipo carga con lastres costosísimos: Gonzalo Maroni y Franco Troyanski. El primero tiene más kilometraje en vuelos que en la cancha, y el segundo ha sido el Caballo de Troya de su propia carrera. Ambos fueron desplazados por jugadores mexicanos. Y ambos están a préstamo.

Vamos, Atlas fue capaz de “desforzarse” en pleno torneo. Fue vapuleado por vender a Jairo Torres (21 años) justo antes de la Liguilla al Chicago Fire FC de la suburbial MLS. ¿Alguien lo extrañó? Incluso, Jeremy Márquez, el vitoreado verdugo de Chivas, tras ser expulsado en el Juego de Vuelta ante Guadalajara, perdió la titularidad. Luis Reyes resultó un “Hueso” duro de roer y se adueñó del puesto.

Queda claro que en lugar de hacer apuestas costosas y riesgosas, Atlas puede nutrirse de lo que produce. Ahí, de donde sacó a Márquez, a Torres, a un espléndido Diego Barbosa, de ahí mismo, de su propia ubre, como en otros tiempos, antes de la sistematización de Marcelo Bielsa, y después de ella.

Recuérdese que la incubadora rojinegra le dio al Tri su mejor columna vertebral de la historia (Rafa Márquez, Pável Pardo, Jared Borgetti, Oswaldo Sánchez y Andrés Guardado), comparable sólo con la que alguna vez generó Pumas (Hugo Sánchez, Manuel Negrete, Félix Cruz, Olaf Heredia, Luis Flores, Rafael Amador).

Hoy por hoy, tiene al mejor portero en México: Camilo Vargas. Si no fuera por su edad, ya estaría con visado a Europa. Tiene una defensa que hace muy bien su chamba, dentro de un estricto aparato defensivo, en el que sus primeros mastines, sí, entérese, son Julián Quiñones y Julio Furch.

Especialmente tiene a un caudillo que es el único Bi-Bi de la historia de torneos cortos: Aldo Rocha. El tipo pujó y empujó en Morelia, y pujó y empujó en León, donde para su infortunio, había una media cancha poderosísima: Luis Montes, Gullit Peña y Gallito Vázquez. Ahora, en Atlas, ha dado muestras de personalidad. Él no lo dice, pocos lo saben: ha salido a la cancha en plena Liguilla con dolores, pero sin infiltrarse. ¿Lo vio domesticar a Tigres desde el manchón de las sentencias? ¿Cuántos jugadores con esa personalidad? ¿Será que acaso tanta testosterona, tantas gónadas espantan a Gerardo Martino? Hoy, el Tri, tiene capitancitos de chalupas y trajineras, no de trasatlánticos.

Por eso, hablar de refuerzos, parece un ataque de dislexia oportunista. ¿Alguien cuestiona a un higiénico jornalero de obra negra como Édgar Zaldívar, como para buscar otra versión soez, procaz, de los Maronis y Troyanskis? ¿Alguien se atreve a emplazar a la banca a un Javier Abella, con su mejor exposición, desde aquella su primera versión en Santos?

Adelante, los dos primeros peones de este proletariado del Atlas: Quiñones y Furch. Ahí empieza este tosco estilo de juego. Pero ellos lo hacen efectivo. Y cuando embisten, cuando al colombiano se le pega la gana retraer memorias de aquel fantasmagórico Abel Verónico, él sólo puede resolver partidos.

¿Furch? Es un mil usos en el ataque. A pesar de sus facultades de “killer”, se ha convertido en un humilde doméstico de sus compañeros. Si tiene que desaparecer de la línea de fusilamiento para que aparezca otro, lo ha hecho. Y bueno, ya sólo espera que la FMF le recomiende los mismos “coyotes” que usó, en plena pandemia, con las oficinas de la SRE (Secretaría de Relaciones Exteriores) cerradas, para naturalizar a Rogelio Funes Mori, quien aún convalece, aquejado todavía del estrés que las críticas le han generado, tras su impúdica impotencia para anotar.

Entiéndase algo: sumar jugadores con ese halo impostor de refuerzo suele generar incomodidades en vestuario y banca. Eso lo saben en Atlas. Buscan un perfil de jugadores dispuestos al compromiso desde este mismo martes, porque en julio arranca la refriega. Los divos tienen miles de egos que no caben en la estrechez de un santuario humilde como el rojinegro.

En Futbol Picante del lunes, el tema envenenado y sabroso era quién había formado este Atlas, el Grupo Orlegi o Diego Cocca. Ciertamente el riesgo lo corre Orlegi, porque incluso hubo un momento en que el técnico estuvo agobiado por malos resultados y cada vez que sonaba su teléfono, aterido, empacaba las maletas.

Ciertamente no es –ni será–, “el Guardiola de América”, como pomposamente lo llamó Alejandro Irarragorri al presentarlo en Santos. Es una falta de respeto para Pep. Pero entregar dos títulos en menos de seis meses a un equipo que vagó en los páramos dolientes del fracaso por 70 años, tiene un mérito incuestionable.

Y sí, ya sé que Usted, uno de esos pocos asiduos a este espacio, que tiene menos lectores que estrellas el Atlas, va a desempolvar los asteriscos de los Riestra, el VAR, los árbitros, y otras calamidades, causalidades y casualidades, de las cuales hemos ahondado ya antes aquí mismo, pero entiéndase que también, Pachuca, que nos embelleció el torneo durante casi 20 semanas, se resquebrajó en los últimos 20 minutos de la Final.

Además, se viene un torneo sabroso. Hay equipos que apuestan por lo que conocen y otros que juegan a lo desconocido, en una cita a ciegas entre su ignorancia y el suicidio.

América ungió a Fernando Ortiz, el interino milagroso. Chivas haría lo mismo con Ricardo Cadena. Cruz Azul firmó a Diego Aguirre. Toluca fortalece los planes de Nacho Ambriz. Pachuca deberá alquilar un diván para los demonios de Guillermo Almada. Miguel Herrera hurga en busca de defensas para unos Tigres más vulnerables que gato bodeguero. Puebla le cumplirá con refuerzos a Nicolás Larcamón. León ensaya con Renato Paiva. Mazatlán mantiene la apuesta por el triunvirato con Gabriel Caballero, Chaco Giménez y Gerardo Mascareño. Pumas arrima escapularios al misticismo de Andrés Lillini. Etcétera.

¿Concuerda, pues, en que en cuanto a proyecto armado, sólido, solidario, devoto, que sí, que juega feíto, y que sí, de repente las hadas se transforman en arpías arbitrales, amenaza con un Tricampeonato?

Lo cierto es que hace poco más de seis meses, el Atlas vivía en el exilio del anonimato. Hoy, es tendencia, bajo sospechas, bajo cuestionamientos, pero, sin duda, bajo admiración y una dosis inevitable de envidia. Pero, si todos ahí adentro tienen el espíritu acorazado de Aldo Rocha, tormentas vendrán de aciagas y sólidas injurias, pero mantendrá la sonrisa maliciosa, esa que por 70 años, en este equipo, era totalmente ajena.

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LOS ÁNGELES -- Diciembre 12, 2021. Atlas era el hijo adoptivo de todos, después de 70 años de ser el hijo de nadie. Estalló la fiesta en el Callejón de los Milagros. La había comenzado Cruz Azul en julio de ese 2021, rompiendo la monotonía castrante del fracaso durante 23 años.

Este 29 de mayo, Atlas es Bicampeón. Pero, esta vez la euforia no es nacional como aquel diciembre. Esta vez el virus del "sospechosismo" circunscribe los festejos a la feligresía rojinegra. ¿El resto del universo futbolero de México? Hace muecas y traga hiel infectada por el siempre infectado arbitraje.

No se le cuestiona al Atlas su futbol. Cierto, tacañito, deslucido, con proezas monumentales de su arquero Camilo Vargas, pero, al menos, en la cancha lo transpiró de manera pura, con fundamentos claros de sus capacidades y decisiones tácticas. Un equipo sólido.

Y no es su culpa que Pachuca, en los momentos clave, se asustó de la ventaja evidente de jugar más de 20 minutos contra sólo diez adversarios. A Guillermo Almada le siguen doliendo lo minutos importantes de los juegos determinantes. Aunque claro, se le agradece la exuberancia de futbol a lo largo del torneo.

Imago7Atlas

Sin embargo, el arbitraje mexicano, propenso siempre a la estulticia, la ineptitud o el dolo --o a todas ellas juntas--, termina, en sus decisiones, bobaliconas o torvas, equivocándose a favor del Atlas a lo largo de la Liguilla. Y en ese escenario, es inevitable la ecuación, ciertamente audaz, del nepotismo y del despotismo.

Alejandro Irarragorri, cabeza de Grupo Orlegi, tiene dos alfiles en puestos clave: Íñigo "Caín" Riestra al mando de las comisiones de la FMF --entre ellas la de Arbitraje--, y a su hermano José "Caín", al frente del proyecto del Atlas. Él los sugirió a ambos, él los estudió a ambos, él los ungió a ambos, y él los protege a ambos.

Inevitable la sospecha. Si los mellizos Riestra se permiten jugar a juez y parte con un nuevo cordón umbilical, más allá del materno, evidentemente generan suspicacia y escepticismo. No es sano que los dos deban besar la misma mano de quien les condecoró con semejantes puestos.

Ojo: no se cuestiona su capacidad ni sus talentos. Deben tenerlos, más allá del oportunismo laboral de encontrar un mismo mecenas. Porque los dos tienen estudios, porque los dos tienen formación, y porque, quienes los conocen hablan de su tesón y disciplina, por encima de su intelecto.

Asegurar que han sido capaces de manejar las dos coronaciones del Atlas, es temerario. Habría que tener pruebas tangibles, legalmente válidas y aceptables. De otra manera, todo se remite a la circunstancialidad de coincidencias y de momentos, sin poder establecer un nepotismo satelital. Claro, eso equivaldría a creer en el zodiaco y sus charlatanerías.

Este domingo, el árbitro Fernando Hernández vuelve a ser el protagonista oscuro, turbio, como en sus anteriores actuaciones, especialmente en Liguilla. Un arquitecto de desastres, con habilidades de albañil en demoliciones. Pero él sólo es culpable de su ineptitud o de sus malas intenciones. Porque, la pregunta clave, es quién lo designó. ¿Fue decisión de Arturo Brizio o fue una imposición? Como sea, habrá sido su última equivocación o sumisión como jefe del arbitraje, ante las versiones de que sería invitado puntualmente esta semana a "renunciar por motivos personales".

En tanto, en un juego que fue de más a menos, conforme Atlas consolidaba su trinchera, y Pachuca era víctima de la inmadurez de su plantel, de sus precipitaciones, y, nuevamente, la incapacidad de Guillermo Almada para saber mantener el orden y la serenidad en sus jugadores. Le pasó con Santos y le ha vuelto a pasar con Pachuca. Al equipo que mejor futbol jugó en el torneo, lo llevó de la mano al despeñadero.

Y Atlas Bicampeón, con asterisco o sin él por un apellido común en sitios incorrectos. Pero, que nadie denigre, o hecho por los jugadores, con un mariscal histórico como Aldo Rocha, Bicampeón con León y ahora con los Rojinegros. Ah, sí, ni con semejantes blasones, le obligan a Gerardo Martino a ojear sus actuaciones y hojear su hoja de vida.

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