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Henry, ¡síguete haciendo el 'Muertín'!

LOS ÁNGELES — Henry Martín genera microsismos. No es referencia sólo a los estremecimientos en la nación americanista. Golpetean más allá esas reverberaciones. Tocan a la puerta de quienes lo han desdeñado: Selección Mexicana, Chivas y la propia horda del #ÓdiameMás.

La noche de este sábado, en el humillante 7-0 sobre Cruz Azul, Martín fue de nuevo generoso. Marca un gol (4-0), y se adjudica la asistencia del 2-0 (Jonathan Rodríguez). Además, hace un par de jugadas por el costado izquierdo. En una de ellas entrega un gol para que Jonathan Rodríguez le pusiera más Cabecita pensante que enjundia, pero chorreó su remate.

Llega a seis anotaciones, pero su rendimiento rebasa la mismísima cuota de goleo. Ha participado en la generación de nueve goles en los últimos cinco partidos, además de haber fabricado en este torneo en otras nueve posibilidades de gol desperdiciadas por sus compañeros.

Hablábamos de repercusiones. Los goles, una carencia dramática en el Tri, es el hallazgo en estos meses con Henry Martín, desde que inusitadamente despertó ante Manchester City y Real Madrid, aunque, ciertamente, sus jugadores, aún tenían residuos de bloqueador solar y dejaron las chancletas y las margaritas antes de salir a la cancha, vacacionistas, pues.

El problema es que Gerardo Martino, cuando no vacaciona en Argentina, vacaciona en Europa. ¿Sus achichincles? Habrá que ver cuánto ven y si ven más que el Tata antes de la cirugía.

No son tiempos de discriminación. Rogelio Funes Mori sigue lastimado; Tecatito Corona estará tres meses inhabilitado; Raúl Jiménez sigue siendo una luz de empeño, pero una sombra de sus mejores días.

¿Y qué tiene que ver Chivas? Que le faltó músculo, labia, chequera y gónadas para firmarlo. Ricardo Peláez aceptó que negociaron por él. Hoy, Henry Martín tiene un 66 por ciento respecto al total de goles que tiene el Guadalajara en el torneo. Y les hubiera costado lo mismo que despilfarraron por Santiago Ormeño. Cuando en tu vida diaria vendes a granel, en cucuruchos, con el criterio del tianguista, terminas comprando de la misma manera, ¿o no Amaury Vergara?

Y claro, el oleaje despercude a algunos fanáticos americanistas que se habían cebado –y aún este sábado algunos lo siguieron haciendo--, en el caótico patíbulo de las redes sociales sobre Henry Martín.

Cierto, muchos de los terroristas del #ÓdiameMás, cambiaron de máscara. De ser apóstatas del goleador americanista, pasaron a ser apóstoles de él. El gol, la panacea del futbol, es un implacable corrector.

Le llamaban –o le llaman aún--, "Henry “Muertín” y “Patas de Raqueta”. Son entendibles esas vomitivas reacciones de un sector de un americanismo más turbado que nunca. Llevan años dándole dedazos de atole. Primero, Miguel Herrera; después, Santiago Solari, y el torneo anterior Fernando Ortiz también los transportó al umbral del éxtasis.

Y cuando la frustración, el colapso del fracaso, llama a la cena, el canibalismo del fanatismo ruñe y roñe de manera implacable. Y una facción del americanismo se columpió, como chihuahueño chimuelo, a la tibia de Henry Martín.

Lo cierto es que Henry ha dejado de hacerse el “Muertín”, y que sus “Patas de Raqueta”, bien podrían cotizar, en este momento, en Roland Garros o en Wimbledon: es el Roger Federer del América.

Más allá de las notables actuaciones ante Pachuca y Cruz Azul, coronadas por sendos goles, en los vestidores de los cuerpos técnicos –al menos en los que cohabita el sentido común–, se habla de momentos. Y éste, el momentum, parece ser el de Henry Martín.