<
>

El boxeo extraña al extrovertido 'Macho' Camacho

Este 24 de mayo se vale extrañar a Héctor “Macho” Camacho, al hombre que alguna vez tuvo el suficiente carácter para echarse en su contra a toda una nación y que hoy, en el que hubiera sido su cumpleaños número 55, será añorado por su querido Puerto Rico.

El “Macho” fue uno de los hombres clave para que la rivalidad boxística entre mexicanos y puertorriqueños se colocara como una de las más grandes en el deporte de los puños.

Hacía enojar a sus rivales con los puños y piernas lo mismo que con las palabras. Amado por unos, odiado por otros, pero todos lo veían.

En México se le recuerda por la rivalidad que sostuvo con Julio César Chávez, con quien subió al ring para una pelea que en septiembre próximo cumplirá 25 años de haber sucedido.

Sin embargo, “Macho” había dado muestras contundentes de su calidad mucho antes de esos ajuares exóticos que comenzaron a llamar la atención cada vez más.

El de Bayamón debutó en 1980 y apenas tres años después, disputó y ganó su primer campeonato mundial, el Superpluma del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) ante el mexicano Rafael “Bazooka” Limón.

Los boxeadores mexicanos comenzaron a notarlo.

En 1985 ganó su segunda corona, la de peso Ligero del CMB, ante otro mexicano, José Luis Ramírez, y en 1989 se ciñó el cetro Superligero de la Organización Mundial de Boxeo ante Ray Mancini para alcanzar el tricampeonato.

Camacho era veloz como pocos y tenía un estilo tan folclórico como efectivo. Sus manos lo llevaron pronto a acariciar la gloria y a enfrentarse a Chávez en una de las peleas más esperadas en muchos años y en la que se depositó en el “César del Boxeo” la sed de venganza por aquellos mexicanos caídos ante los puños del puertorriqueño.

El pleito se celebró en 1992 y J.C. le ganó por puntos.

Luego, “Camacho” cayó con Félix “Tito” Trinidad y Oscar de la Hoya, pero logró algo que muy pocos podían presumir, vencer a Roberto “Manos de Piedra” Durán y Sugar Ray Leonard.

Camacho se retiró en 2010, ya casi rozando las cuatro décadas de vida y acabó su carrera con marca de 79-6-3 y 38 nocauts.

Pero, más allá de todos sus logros y extravagancias, “Macho” fue un hombre que logró que Puerto Rico se mantuviera en el mapa boxístico cuando más lo necesitaba. Fue el enlace entre Wilfredo Gómez y “Tito” Trinidad, le dio al box un nuevo estilo, se supo vender y en el ring desquitaba. Camacho fue alguien que marcó su propio estilo y que, gustara o no, marcó pauta para vender muchas peleas cuando no existían ni internet ni redes sociales.

Desgraciadamente, su estilo de vida o quizá simplemente la mala fortuna de estar en el momento y lugar incorrectos provocó que su vida comenzara a apagarse el 20 de noviembre de 2011, cuando recibió varios disparos afuera de un bar en Puerto Rico.

Cuatro días más tarde falleció tras ser declarado clínicamente muerto.

La picardía de “Macho” quedó tatuada en la mente de los amantes del boxeo, disciplina a la que le inyectó vitalidad y hoy, más que nunca, cuando más necesitado está el pugilismo latinoamericano de figuras que llamen la atención, se vale extrañarlo.