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Enfrentar a Adrien Broner, ¿una trampa para Mikey García?

"Me ofrecieron la pelea y la acepté, después regreso a 135 libras". Eso le respondió Mikey García a ESPN ante la pregunta obligada sobre la razón para moverse a las 140 libras para enfrentar en un viaje de ida y vuelta al imprevisible Adrien Broner. No hay duda que el dinero que recibirá el californiano inclinó la balanza. García estuvo dos años y medio fuera de la actividad profesional y recaudar dinero debe ser, inevitablemente, una premisa en su carrera. Sin embargo, es necesario preguntarse si su decisión fue acertada (aceptar la pelea) o cometió un grave error. En este último caso, el dinero que gane en su batalla del 29 de julio en el Barclays Center de Brooklyn, New York, se podría transformar en una perdida futura.

En resumen, enfrentar a Adrien Broner en 140 libras, puede ser un paso en falso para un campeón de 135 libras en camino de grandes cosas en su división, un campeón a las puertas de entrar al TopTen de los mejores Libra por Libra y con grandes rivales en su futuro cercano. Una victoria sobre Broner puede alterar ese panorama y una derrota puede ser infinitamente peor en su carrera. Algo que necesariamente merece una explicación.

ADRIEN BRONER, UN RIVAL TOXICO

A Broner le llaman "El Problema", nunca un apodo le ha caído tan perfecto a un pugilista. Es un problema dentro del ring y también lo es afuera. Ha tenido problemas con la ley, ha estado preso por robo agravado, ha estado preso por desacato, ha llegado borracho a declarar ante la justicia. No ha estado demasiado comprometido con el gimnasio y una carrera que empezó bajo los truenos favorables de un estilo que imitaba a Mayweather (la guardia "Shoulder Roll), terminó convirtiéndose en una espantosa caricatura de Floyd, dentro y fuera del ring.

Su ascenso fue vertiginoso y repleto de expectativas, logrando ser campeón mundial en las divisiones súper pluma, ligero y welter. Sin embargo, sus problemas con Mayweather al que incluso reto a pelear después de autoproclamarse como "su mejor amigo", su poca disposición a la disciplina en el gimnasio, su experimentación de un estilo de vida grotesco y ostentoso, sumado a sus problemas con la ley, provocaron su deterioro y la caída definitiva.

Broner dejó de ser un atractivo comercial, dejó de ser un buen rival y gracias a su lado malo se subió el tren del olvido. La pelea contra Mikey García, necesariamente, es una estrategia para sobrevivir, es aquél salvavidas al que se aferra el ahogado en su último manotazo. En una palabra "van a usar" a García de catapulta para salir del pozo. Es una trampa, no hay duda.

A Broner la pelea le da exposición, García trasmite seriedad y de esa seriedad se quiere apropiar Broner para reinventarse en el boxeo de primer nivel. Mikey García le lanza un salvavidas y Broner lo tomará como la última oportunidad de su vida profesional. Y cuidado, que Broner sea un problema no significa que carezca de cualidades. Las tiene y quizás, esta vez sea lo suficientemente inteligente para utilizarlas con criterio. En ese caso, García estará en problemas y aceptar esta pelea, decididamente, habrá sido un terrible error.

MIKEY GARCIA NO NECESITABA UN PROBLEMA

Mikey García es uno de los mejores exponentes de la actual generación boxística. Rápido, técnico, inteligente, de buena defensa, de buen golpeo. Es de los pocos exponentes que suma unanimidades en todos los públicos. El representa lo que admira el fanático: calidad, emoción y talento. Su calidad le permitió que, pese a los más de dos años fuera del ring, su nombre no perdiera crédito ante los fanáticos. Tan es así, que regresó directamente a una pelea preparatoria (Elio Rojas) y de inmediato fue por una pelea por el título CMB ante un monarca inferior como Dejan Zlaticanin. O sea, le bastaron dos peleas para regresar al punto anterior a su ausencia.

Su carrera fue beneficiada por la "oportunidad express", es verdad, pero ante un púgil de tanta calidad, hasta el beneficio estaría justificado. El buen espectáculo merece tener a hombres como García peleando en el primerísimo nivel. Con un título en 135 libras en su poder, no había otra opción en su futuro inmediato que ir por las unificaciones y hacer historia. Terry Flanagan (OMB), Jorge Linares (AMB) o Robert Easter Jr. (FIB) son nombres en la posible agenda, junto a las grandes figuras de 130 libras que en breve suben a ligeros, con Vasyl Lomachenko encabezando esa lista. Dominar las 135 libras debería ser la premisa, pero nunca un objetivo caer en una posible trampa aceptando una pelea que puede ser más que un paso atrás en su carrera.

Broner realmente puede ser un problema toxico. Empezando por sus características físicas. El rival de García es hoy, en los hechos, un 154 libras que bajará a las 140 para enfrentar a un oponente que sube "por un rato" desde las 135 libras. El peso real a la hora del combate es un factor de riesgo, tanto en la asimilación que ello le permita a Broner como en el daño que pueda provocar con sus golpes de poder.

Pero hay más. La actitud boxística impredecible de Adrien Broner que puede arrastrar la pelea hacia una locura imposible de controlar por el habitualmente flemático Mikey García. Nadie sabe qué puede pasar con García fuera de su zona de confort, ante un rival capaz de romper la línea de lo predecible en su estilo, de personalidad conflictiva y que por debajo de esa forma problemática de actuar, tiene herramientas que puedan también complicar al californiano. La pegada de Broner es de respeto y su manejo de los tiempos, en el trabajo sobre piernas, a la hora de emprender la ofensiva, también merece respeto.

García ha realizado apenas dos peleas en los últimos tres años y medio, combates que significaron una oposición mínima. Las batallas ante Elio Rojas en julio del 2016 y la última contra Dejan Zlaticanin el pasado 28 de enero, que García venció por la vía rápida, no brindan en absoluto un panorama claro sobre el momento de García. Ni Rojas ni Zlaticanin tenían como poner en riesgo su victoria, por el contrario las diferencias de calidad eran abismales que necesariamente deben ser considerados como rivales a modo. O sea, pese a su reconocida calidad, nadie sabe cuál es en este momento el verdadero nivel de García.

Adrien Broner es un rival duro por el peso con que suba al cuadrilátero (hay que ver si cumple con la balanza), por su físico, por su carácter imprevisible, por la locura en que transforme el intercambio al calor de la pelea, donde puede suceder cualquier cosa y por su pegada. Esos factores hacen imposible prever un resultado. Perfectamente puede ganar Broner y eso es un problema mayor para Mikey García.

Ser derrotado en una aventura de este tipo es un peaje a su carrera. Sus próximas peleas se deberán negociar a la sombra de ese precedente y necesariamente tendrá que recurrir a rivales intermedios. ¿Hasta qué punto puede ser redituable a los otros campeones de 135 libras ir contra un oponente que regresa de perder como welter jr. ante un rival con la malograda reputación de Broner? Hasta ganar puede ser un drama, porque también ese detalle puede ser utilizado por los otros campeones para evitarlo. Ni hablemos del Libra x Libra donde García ya toca la puerta o las grandes carteleras televisivas en las que - eventualmente - según sea su desempeño, hasta puede perder atractivo comercial.

No hay duda que tomar la pelea contra Broner fue un salto al vacío por parte de Mikey García. O quizás, buena paga mediante, cayó en una trampa astuta de un rival con poco crédito y que ha logrado colarse por una rendija al exitoso trayecto de su oponente. Como sea, ojalá que a la hora del recuento de los daños, el único dañado sea Adrien Broner.