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Empatan Chargers y van a tiempo extra en San Diego

Los Angeles Rams tuvieron como un jugador insignia al corredor Eric Dickerson. Getty Images

DALLAS -- Todo mundo sabía alrededor de la NFL que Los Ángeles sería de nuevo la casa de los Rams y cualquier otra noticia hubiera sido sorpresiva.

La mudanza de los Rams a la que fuera su casa, aunque sea como condado, hasta 1994, fue aprobada en la reunión de dueños de equipos de NFL este martes, informó primero el canal de televisión de la liga, NFL Network, a través de su cuenta de Twitter.

Desde que Los Angeles se quedó sin equipo, la NFL ha hecho cualquier cantidad de intentos desesperados y otros no tanto por tener franquicia en uno de los mercados de televisión más grandes del país.

Los Rams siempre fueron candidatos por diversos motivos, en especial la indiferencia de los habitantes de St. Louis durante la mayor parte del tiempo que han estado en ese lugar.

Es uno de los muy pocos estadios en la NFL que no se llenan por completo en todos los partidos. Es una ciudad beisbolera por tradición.

Y de no ser por los años de gloria en la primera parte de la década de los años 2000 bajo el mando de Dick Vermeil y el quarterback Kurt Warner, quizá hace tiempo que ya se hubieran ido.

Eso sin hablar de las carencias en el estadio, que en su tiempo fue innovador, pero para ser sinceros hace tiempo que falta una renovación.

Pero la gran sorpresa, al menos de momento, es que los Chargers hayan recibido el permiso de decidir como organización si se van a Los Angeles o se quedan en San Diego.

Eso tiene mucho que ver con que la liga, los dueños de los equipos, se niegan a perder la "Ciudad Más Fina de Estados Unidos" como plaza.

Hace casi 20 años que los Chargers intentan negociar sin éxito con el gobierno estatal y local la construcción de un nuevo estadio.

Es un hecho que es necesario. El Qualcomm Stadium hace tiempo que está desactualizado, luce anticuado, falto de comodidades que asoman en la mayoría de los inmuebles de la NFL, tanto para los aficionados como para los propios vestidores.

Incluso, el pasado 20 de diciembre, cuando vencieron a los Miami Dolphins en su último juego en casa de la temporada 2015, hasta el pasto de la cancha se veía muy deteriorado.

Ese día, Philip Rivers, el jugador cara de la franquicia, lloraba al final del partido el que podría haber sido su último en San Diego como local con los Chargers.

Pero más lloraba la afición y repudiaba la posible mudanza en todos los rincones de un estadio que casi siempre está lleno no sólo de afición sandieguina; también mexicana.

Los Chargers son el equipo de "Las Californias", como ellos mismos se nombraban en un eslogan al final de los años noventas y principio de este siglo.

Esa afición de San Diego que debe agradecer que llevarán la confrontación entre la los Chargers, la liga y las autoridades locales a tiempo extra, deben agradecer que tendrán equipo al menos un año más.

La liga hará todo lo posible por mantenerlos ahí. La NFL ha ejercido su parte de presión. Desde enero del 2003 nunca más volvió a aprobar un Super Bowl en esa ciudad, que sería, como fue, perfecta para el partido de campeonato por todas las comodidades climáticas, de infraestructura y geográficas de la región.

También sabe del poder que tienen los Charger al Sur de la frontera, que incluye influencia televisual, internacional y económica por cualquier ángulo que se quiera ver.

La ciudad de San Diego y sus habitantes tendrán algunos meses más para intentar asegurar que sus Chargers se queden ahí, como han estado desde 1961.

El estadio que se propone cuesta 1.1 billones de dólares, que sin duda serían recuperables en el mediano plazo y ganancia en el largo.

De lo contrario, si sigue la tensión y negativas, cuenten con que los Chargers alternarán muy pronto estadio con los Rams en Inglewood, donde construirán un inmueble de 1.85 billones de dólares.

La NFL ganó este martes al otorgarle tiempo extra a San Diego conn sus Chargers. Y también ganó una afición que merece mantener a sus Rayos para siempre.

Por lo pronto, Philip Rivers ya puede estar tranquilo, porque como dijo en su último juego de la campaña en Qualcomm, "San Diego ha sido su casa, la de grandes jugadores a lo largo de su historia, el lugar de míticos encuentros. Y el de una fiel afición que ha aguantado de todo; desde temporadas como la 2015 (4-12) hasta las incomodidades del estadio en esta época, donde se han construido palacios para el deporte de las tackleadas".