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Jerry Richardson, de jugador campeón a dueño exitoso en la NFL

Getty Images

Este domingo en el Super Bowl, todas las miradas estarán depositadas en las acrobacias de Cam Newton, las intercepciones de Josh Norman y los tackles dolorosos de Luke Kuechly. Sin embargo, lo que pocos saben es que el encargado de firmar los cheques de esos jugadores puede ser una vital fuente de inspiración como ex campeón de la NFL.

Así es, Jerry Richardson es el dueño de los Carolina Panthers pero a diferencia de varios de sus colegas multimillonarios también sabe lo que es llegar a la cima de la NFL habiéndolo hecho con los Baltimore Colts en 1959, casi una década antes de que se originara el Super Bowl que todos conocemos hoy en día.

Aquellos Colts venían de derrotar a los New York Giants un año antes en el “Mejor Partido de Todos los Tiempos” y eran una máquina de ganar con jugadores que irían derecho al Salón de la Fama como el legendario mariscal de campo Johnny Unitas y su entrenador Weeb Ewbank. Richardson no pertenecía a ese club de élite y solo duró dos temporadas en la NFL, pero eso no lo privó de vivir su momento de gloria en una gran final.

Baltimore se aferraba a una ventaja de 14-9 en el último cuarto cuando Unitas vio a Richardson en la zona de anotación y le sirvió el touchdown de 12 yardas en bandeja, el único de Unitas por aire en el partido. Si no hubiera sido por Richardson, los Colts quizás se hubieran conformado con un gol de campo, no hubieran ganado 31-16 y Unitas hubiera terminado el partido sin pases para touchdown.

Dejar de jugar al fútbol americano una temporada después a los 24 años de edad por una diferencia de apenas 250 dólares en su negociación contractual con los Colts, tras un momento tan sublime, puede sonar a fracaso, pero las apariencias y los números a veces engañan.

Richardson tomó el dinero ganado en su corta pero fructuosa carrera y se convirtió en un empresario sumamente exitoso en el sur de los Estados Unidos durante las tres décadas siguientes, así que cuando le llegó la oportunidad de ser dueño de su propia franquicia no dudó y pagó 140 millones de dólares por los derechos del equipo que sería bautizado como los Carolina Panthers y debutaría oficialmente en 1995.

Nadie se imaginaba que sus Panthers llegarían a la segunda ronda de los playoffs en 1996, y mucho menos que se quedarían a un agónico gol de campo de ganar el Super Bowl en 2003. Pero lo que Richardson tampoco pudo haber imaginado sería lo difícil que serían las cosas para su equipo durante los próximos 12 años.

Los Panthers no ganaron ningún partido en los playoffs desde 2006 hasta 2014 y la gente quería ver cabezas rodar en 2013, cuando arrancaron perdiendo tres de sus primeros cuatro compromisos.

El principal candidato a pagar los platos rotos era el entrenador en jefe Ron Rivera, quien había reemplazado a John Fox apenas dos años antes. Sin embargo, a Richardson no le tiembla el pulso ante la opinión pública y demostró por qué sólo ha contado con tres entrenadores (George Seifert, Fox y Rivera) en el siglo 21.

Richardson depositó su confianza en Rivera, quien no parecía poder exprimir al verdadero potencial de su quarterback estrella en Cam Newton, y esta fue devuelta en creces con 11 victorias en sus últimos 12 encuentros aquella tumultuosa temporada.

Al año siguiente, Rivera y los Panthers contaban con una marca de 3-8-1 y se escuchaban los murmullos desde las gradas otra vez, pero el dueño de la franquicia volvió a demostrar la misma firmeza que supo tener como jugador en 1959 y siguió confiando en su gente para ser testigo de cuatro triunfos al hilo, un título divisional y la ansiada victoria en la primera ronda de la postemporada que quebró la sequía.

Ahora, Richardson está en San Francisco disfrutando los frutos de su labor y paciencia como padre orgulloso, de regreso en el Super Bowl una vez más tras 12 años de espera. Y cuando cierra los ojos y pone la cabeza en la almohada, seguramente sueña con que Cam Newton escuche al rugido del público este domingo de la misma manera que él alguna vez lo supo disfrutar hace ya más de medio siglo atrás.