El receptor abierto de los New York Jets, Eric Decker, quien causó revuelo la semana pasada por ausentarse de las tres prácticas, supuestamente por una muestra de solidaridad al mariscal de campo agente libre Ryan Fitzpatrick, regresó a los entrenamientos este martes, compartió una fuente de la liga.
Su compañero receptor Brandon Marshall, otro ausente la semana pasada, también se reincorporó al equipo. No ha quedado claro si las faltas de Marshall tenían que ver con la situación de Fitzpatrick, aunque ambos jugadores han expresado un apoyo público al mariscal de campo.
La sesión del martes fue a puerta cerrada, lo que permitirá asistir a la del miércoles.
Las prácticas son voluntarias, pero la ausencia Marshall-Decker arroja un reflector brillante sobre el drama de Fitzpatrick, el cual lleva cuatro meses en curso.
La oferta para Fitzpatrick es por tres años y 24 millones de dólares, incluyendo una inyección de 12 millones de dólares en el primer año, de acuerdo con las fuentes. El promedio de 8 millones por año equivale al 21° mejor entre mariscales de campo, según ESPN Stats & Information. La propuesta incluye más de 15 millones de dólares garantizados, reportó NFL Network.
Fitzpatrick, quien ganó 3.25 millones de dólares la temporada pasada, se está resistiendo porque la compensación cae significativamente en el 2017 y 2018. Ganaría 6 millones cada año, dijeron las fuentes.
Los Jets lo valoran como un mariscal de campo "puentes", con la esperanza en que el novato Christian Hackenberg o Bryce Petty se puedan ganar el puesto titular el próximo año. Hackenberg fue reclutado en la segunda ronda y Petty, recluta de cuarta ronda en el 2015, no jugó como novato.
Los Jets han dejado claro que quieren a Fitzpatrick como su titular en la siguiente temporada. Recientemente dijo que le gustaría renovar con los Jets, quienes se piensa, son su único postor.
Mientras tanto, Geno Smith ha practicado como el titular del equipo. No ha comenzado titular desde diciembre del 2014. En agosto pasado, perdió su lugar ante Fitzpatrick cuando un compañero le fracturó la mandíbula en un altercado dentro del vestidor.