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Blog de Rafa Ramos: Chivas, Amaury, Hierro y Paunovic, en proceso de autofagia

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De cara al Clásico Tapatío, Chivas insistirá en apelar puntos vs Mazatlán (3:46)

Actualidad Picante del Guadalajara de cara al duelo ante los Rojinegros del Atlas, del próximo 7 de octubre. (3:46)

Chivas niega estar en crisis. Y, entonces, ¿cómo llamar a su estado actual? Un triunfo en diez juegos o seis partidos sin ganar.


LOS ÁNGELES -- Lo peor de la crisis es negarla. Porque negarla es fomentarla, nutrirla, azuzarla. Negra la crisis, es el alcoholismo del necio.

Chivas niega estar en crisis. Y, entonces, ¿cómo llamar a su estado actual? Un triunfo en diez juegos o seis partidos sin ganar.

Chivas ha entrado en un proceso de autofagia perniciosa. Y no lo sabe o no quiere saberlo.

Y la crisis descontrolada genera demencia, un caos ventricular en el sentido común y la inteligencia. Y Chivas lo exhibe.

1.- Una torpe comparecencia de prensa de Fernando Hierro que terminó en un alegato disfuncional con la realidad del equipo. Negó problemas, exaltó a jugadores vulgares como cracks, y los amamantó de sobreproteccionismo.

2.- Una patética arenga de Veljko Paunovic, antes del partido ante Toluca, usando la caricaturizada versión del Canelo Álvarez, tras una de sus más deplorables exhibiciones. ¿Poner como ejemplo a un patiño que elige a sus propios patiños? El vestidor debió carcajearse.

3.- ¿Y Amaury Vergara? Siendo Amaury, es decir, siendo más Amaury que Vergara. Se entiende. Heredó un imperio de polvos de ilusionismo y al equipo más popular de México. Y no estaba preparado para ello. ¿Quién lo iba a preparar porque, quién iba a pensar que su padre, a los 64 años, en plenitud de vida y poder, tomaría anticipadamente su cruz?

Y recuerda, Amaury, que el presente perdona, pero la historia, no.

Chivas es un misterio absoluto. Hace unos meses glorificaba, enorgullecía su doctrina de alto riesgo de jugar sólo con mexicanos, en una jungla en la que el futbolista extranjero, el bueno, el malo, y el peor, se han adueñado de la plaza.

Hace unos meses, Guadalajara jugó una Final. Cierto, la pierde más Paunovic que ganarla la horda del Atila francés y sus Hunos. Gignac, Nahuel, Guido Pizarro y el resto, aún con el banquillo casi acéfalo (sí, ahí estaba Siboldi), asaltan a un rebaño al que le faltaron Chivas con piel de lobo.

Pero Chivas llegó ahí, a veces jugando con diez, porque Víctor Guzmán había desertado ante el América en la fase regular. Era de pensarse que el equipo se lamería las heridas y supuraría su propio purgatorio. No supo. O no quiso. O no pudo.

La realidad –hoy– de Chivas trasgrede la lógica y el sentido común. Y permanece en lo insondable, lo inexplicable. Si ya antes de la pandemia los equipos habían pasado del recato al pavor, cerrando puertas de entrenamiento, el después del colapso mundial sólo restringió aún más el acceso para los medios de información.

Es difícil, entonces, comprobar qué ocurre dentro de un vestidor infestado de la toxicidad y la turbiedad de esta recesión futbolística, competitiva y emocional, de esta crisis que nadie acepta, pero con la que todos ellos se van a la cama.

1.- Se habla de fracturas, de un cisma y de un sismo al interior del equipo. Conflictos entre los jugadores de cuna y los que llegan de fuera; entre los que cobran poco y sudan mucho, y los que sudan poco y cobran mucho.

2.- Se habla de divorcio entre los de casa y quienes se autoerigieron como caudillos, y no son capaces de manejar sus propios desvíos, entre el aguardiente, la gula, la noche y las sanguijuelas enmascaradas de amigos.

3.- Se habla de que el discurso de Paunovic perdió peso, perdió impacto, y que su pizarrón táctico es un galimatías confuso. Peor aún, que su capacidad para sacudir espíritus cayó en lo repetitivo y lo anodino. Y poco le ayuda a Pauno salir a vestir de fantasías sus discursos. El castillo en llamas y le escupe gasolina de complicidad y mimos.

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4.- Lo más grave para el equipo no son lo que hoy, los bandos en pugna y el orador solitario que tienen como técnico, contaminan, sino el daño que perpetran sobre el futbolista joven. ¿Cómo sanar después a los imberbes Padilla, Brígido, Puente y compañía, si día a día se les inocula con las toxinas del desacato, la indisciplina y la violencia emocional?

Explicar que reaccionó Chivas ante Toluca como reflejo de un síntoma de mejoría es parte de una falacia. Fue aquello más un estertor, una convulsión epiléptica, que una transformación. Empatar ante el equipo que peor se defiende, porque su mejor forma de defensa es el ataque desesperado, es caer en el engaño.

Hay quienes dicen que ante Toluca, se trataba únicamente de “no perder”. ¿Desde cuándo a Chivas se le mide con semejante rasero de pusilanimidad, conformismo y apapacho?

Cierto, se salvan futbolistas: Roberto Alvarado, Fernando Beltrán y Alan Mozo, éste, claro, cuando sale de su autocomplacencia en pijamas. Parece que quieren ondear la bandera que arriaron otros. El problema es que en el resto hay repudio o hay incertidumbre.

El aparente divisionismo del grupo sólo fortalece a unos, a los demonios blancos o a los demonios negros, pero siempre quedan almas en pena a la deriva. Y son espíritus desconcertados, por eso yerran Chiquete y Sepúlveda, por eso los González, los Padilla, los Torres se confunden entre los aliados y los enemigos.

Como un acto de revelación de lo caótico que puede ser el organizar a Chivas, puede tomarse el exabrupto de Ricardo Peláez. En su podcast, responde a la pregunta de por qué le dio el banquillo a Marcelo Michel Leaño. Su respuesta fue brutal: “¡Por pendejo!”. Una oda a la sinceridad.

Pero, entiéndase, Peláez, un tipo que denotaba inteligencia desde que se le entrevistaba como jugador, en plena madurez como hombre de futbol, debe inmolarse con un soplamocos de sinceridad, en uno de los errores históricos en el Guadalajara.

Esto demuestra la complejidad de dirigir a Chivas. O se obnubiló Peláez, o lo obnubiló Amaury. O se obnubilaron ambos. O los obnubilaron las circunstancias.

Hoy, queda claro, nadie tiene una solución en Chivas. Lo evidenciaron los balbuceos de Hierro y su mímica de hastío siguiendo al Tapatío. Lo evidenciaron los gestos de Amaury, y, queda claro, el mimetismo corporal de Paunovic cuando está en la banca o cuando está en conferencia de prensa.

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Afortunadamente para ellos, se viene la Fecha FIFA. Mientras el Tri se lanza a su kermés patriotera ante Ghana y Alemania, es la oportunidad de Hierro, Pauno y Amaury, para ponerse el overol de la dignidad y la audacia, y buscar soluciones, más allá de tener enfrente el inútil, inoportuno, desafortunado e irrelevante juego ante el América el 15 de octubre en Los Ángeles.

Insisto, es el momento para Chivas, Hierro, Pauno y Amaury, de entender este proceso de autofagia, con sus dos posibilidades: regenerarse o morir de inacción y de inanición.