MÉXICO -- La Copa MX volvió al Estadio Azteca y con ella regresó la fiesta popular. El grito de 'Sambu, Sambu' retumbó al comienzo de una nueva semana y la afición tuvo un nuevo pretexto para desatar el grito de gol.
Tiro tras tiro, pase a pase, los seguidores de las Águilas se saborearon una noche de futbol , como los tacos de canasta de a 7x10 o la tradicional cerveza para celebrar con fervor un triunfo que en el papel no vale más que tres puntos.
La Fecha 2 fue para la gente, que disfrutó de un combo Silvio Romero-Darwin Quintero-Rubens Sambueza por sólo 50 pesos, precio de promoción para un equipo de Centenario, que asume con seriedad hasta los volados previos al silbatazo inicial.
Las banderas olearon como cada ocho días, aunque en este caso fueran sólo tres; recibir a Mineros fue el caliz necesario para encender motores, para recibir a unos hambrientos Tigres con sed de revancha, una vez más.
El triunfo se consumó como estaba en el presupuesto, y la afición disfrutó de cada falla, de cada poste y atajada del rival, porque en esencia se supieron superiores, aún sin la pelota de por medio.
La afición se retiró satisfecha, incluso antes del minuto cuarenta, pero con una sonrisa de oreja a oreja y con el placer de un triunfo más para los suyos, aunque eso sí, con la prisa tatuada en el paso y el cierre del metro siempre latente.
El marcador fue lo de menos y la diversión lo de más; la fiebre azulcrema abrazó un estadio ni a medio llenar, pero siempre vivo con el estruendo del local, que abandonó la segunda casa para volver al hogar, como siempre, a descansar.