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Una nueva época para la Selección Colombia

BUENOS AIRES -- El tiempo lo dirá, pero el 29 de marzo de 2016 puede quedar en la historia grande del fútbol colombiano. La Selección mayor jugó como en sus mejores épocas y le quitó el invicto a Ecuador en las Eliminatorias, mientras que la Sub-23 ganó en Estados Unidos y se clasificó para los Juegos Olímpicos por primera vez desde 1992. Lo que suceda en el futuro marcará si este ha sido un día de éxitos pasajeros o una jornada indispensable para triunfos más significativos, pero ahora es momento de celebrar.

La victoria del equipo de Piscis Restrepo será analizada en otra ocasión, porque esta vez el foco estará sobre la impresionante actuación del Seleccionado que dirige José Pekerman. Desde la Copa del Mundo que Colombia no mostraba un juego tan vistoso y efectivo. Por primera vez en este nuevo proceso, hubo orden, solidez, contundencia y hasta lujos. Esta gran tarea colectiva llega en el momento justo, cuando este plantel y cuerpo técnico más lo necesitaban.

Hubo quienes osaron discutir la continuidad del Profesor Pekerman después de la convocatoria. La ausencia de futbolistas de expriencia como Fredy Guarín, Jackson Martínez o Teo Gutiérrez llamó la atención de muchos, al igual que la presencia de ocho jugadores del medio local. Fue una lista arriesgada y por eso el triunfo es doble para el técnico argentino. Nunca desde su arribo en 2012 se vio un equipo más "de Pekerman" que el que venció a Ecuador.

Decidió cambiar cuando estaba claro que algo se había agotado. Las malas actuaciones en la Copa América y en el comienzo de las Eliminatorias encendieron las alarmas y trajeron recuerdos funestos. Entonces, Pekerman comprendió que no se podía seguir por ese camino. Mantuvo una base y luego realizó modificaciones estructurales no sólo en el equipo titular, sino también en el plantel entero. Los seis puntos logrados y, sobre todo, el funcionamiento en Barranquilla demuestran que por algo José es uno de los mejores DTs de la historia de la Tricolor.

La victoria contra Ecuador puede marcar un antes y un después por la manera en la que ganó. Sin discusiones, de principio a fin y en todos los sectores del campo de juego. El rival llegaba puntero e invicto, pero en el Metropolitano fue un equipo sometido sin respuesta y empequeñecido. El mérito es todo de Colombia, que siempre supo qué hacer y cómo hacerlo. De estas decisiones están hechos los grandes equipos.

Está claro que la dupla central titular es Christian Zapata y Jeison Murillo, a pesar de que no hayan compartido zaga en ninguno de los dos partidos. Ambos brillaron cuando les tocó jugar -Murillo en Bolivia y Zapata en Barranquilla- y se complementaron muy bien con Óscar Murillo, que ya es la alternativa de ambos. El jugador de Pachuca mostró intensidad, jerarquía y buena respuesta con la pelota dominada. Se ganó un lugar en la consideración del DT.

En los laterales también hubo cambios. Ya no están Pablo Armero y Camilo Zúñiga pero aparecieron variantes que no desentonaron. Santiago Arias jugó frente a Ecuador y tiene todas las posibilidades para ser el titular en la derecha, aunque Steffan Medina también demostró que puede hacerlo bien. En tanto, Farid Díaz jugó ambos encuentros en la izquierda y parece haberle ganado la pulseada a Frank Fabra, que queda como una alternativa de calidad. En la idea de Pekerman el marcador de punta debe ser salida clara y asociarse con los mediocampistas para atacar. Todos pueden hacer esto sin problemas.

Las modificaciones más significativas se vieron en el mediocampo. Sin Fredy Guarín, Carlos Sánchez ni Abel Aguilar, era necesario modificar la manera de plantear los partidos. Si fuera por lo sucedido en esta doble fecha FIFA, hay que afirmar que Sebastián Pérez ya se ganó un lugar en la alineación titular. El mediocampista de Nacional fue figura en ambos encuentros por despliegue, precisión e inteligencia táctica. Se asoció de igual forma con los centrales y con James y hasta llegó al gol contra Ecuador. Ya es un futbolista de jerarquía continental y lo demostró también la Selección. Otro triunfo de Pekerman.

A su lado jugó Daniel Torres, que se destacó como su capacidad para presionar y recuperar, además de su buen primer pase. Esta dupla funcionó a la perfección tanto en la altura como en el llano y no parece haber muchas razones para que no se mantenga como el doble cinco titular. Guillermo Celis los acompañó en La Paz, pero esa variante táctica está más relacionada con la singularidad del escenario que con una búsqueda de Pekerman.

Durante los 180 minuntos de juego, James Rodríguez fue el James Rodríguez que la Selección necesita. Líder futbolístico y anímico de un equipo que volvió a confiar en él. Jugó libre y fue lanzador en La Paz y cabeza de ataque en Barranquilla. Marcó un gol ante Bolivia y generó una enorme cantidad de situaciones contra Ecuador a pesar de que no pudo anotar. Si Colombia quiere ser uno de los mejores del continente, debe tener a su figura en este nivel.

Juan Guillermo Cuadrado y Edwin Cardona lo acompañaron de gran manera. El hombre de Juventus aportó lo de siempre: desequilibrio individual y vértigo. El mediocampista necoclicense debe ser el encargado de abrir los caminos con su habilidad cuando el juego colectivo no alcanza. Por su parte, Cardona fue fundamental con su gol en La Paz y fue un compañero muy importante de James en el Metropolitano. Este trío de ataque tiene todo para mantenerse hasta la Copa del Mundo.

Otro gran acierto de Pekerman fue la elección del centrodelantero. Es cierto que Carlos Bacca se ganó el lugar por su extraordinario presente en Milan, pero también lo es que dejarlo como único punta fue una decisión que se le cuestionó al DT. Sin embargo, tener sólo una referencia de ataque y una gran cantidad de llegadores le otorgó mucha sorpresa a los movimientos ofensivos de la Tricolor. Además, Bacca cumplió con creces su cuota de gol: tres gritos son suficientes para haberse ganado el puesto sin discusiones.

Hoy, la Selección Colombia va a la Copa América en zona de repechaje. Sin embargo, lo más importante no se puede observar en la tabla. Hoy, hay un equipo nuevo, joven, con hambre de gloria y muy bien aceitado. El presente se ve bien, pero el futuro mucho mejor.