MÉXICO -- Con la enésima Final perdida por la Selección de Argentina quedó confirmado que en el futbol la eficiencia colectiva sigue estando por encima de la capacidad de las individualidades.
A un equipo de mediano nivel, otra vez le resultó insuficiente contar entre sus filas con el mejor futbolista del mundo.
Podrán muchos criticar a Lionel Messi por el penal fallado, o porque perdió su cuarta Final consecutiva con la escuadra albiceleste, pero la realidad es que sin él los argentinos no se hubieran ni acercado siquiera a esa última instancia en cada uno de esos cuatro torneos.
Más les vale entenderlo... y después convencerlo de que no se vaya.