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Historias mínimas

BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Pesadilla terminada
Fue una de las postales más curiosas de la primera ronda. El marco: 2-1 en sets ante Dustin Brown, 6-5 en el cuarto; el alemán al saque, 30-40. Falla el primer servicio. También se va ancho el segundo. Game, set & match para Marinko Matosevic. Pero mucho más que eso. Primera victoria en un Grand Slam. A los 28 años y después de 12 derrotas consecutivas, llegan por fin los brazos en alto. Y entonces, la escena: automático desmayo al polvo de ladrillo parisino, para ir rodando hacia la red cubierto del clay bendito, como si fuera una alfombra desenrollándose en la cancha. Una vez de pie, la función continuó con un grito sostenido de cara al público y tirándole a la propia gente todo lo que tuviera a mano, incluso una botella de agua de su rival.

"Tal vez fue un poco excesivo el festejo, pero es que fue una enorme descarga", apuntó el jugador. En estos años, Matosevic llegó a ser 39° del mundo, N°1 de Australia y finalista ATP en Delray Beach (2012), pero el karma de los Grand Slams no dejaba de repetirse, dinamitando una furiosa reacción este año en Melbourne y catalizando su salida del equipo de Copa Davis: "Es algo que siempre jugaba en mi cabeza cuando me tocaba venir a estos torneos. Uno sabía el récord, los periodistas escribían sobre eso y entonces ya todos estaban al tanto. Era duro. Ahora siento que me saqué un enorme peso de encima".

Para romper la maldición, Matosevic debió transpirar: de tener una ventaja de 2-0 en sets, pasó a estar 1-5 en el cuarto. Pero reaccionó con seis games en fila y bañó de tierra sus ropas: "Espero que esto me libere. Ya no tengo que pensar más en esos números". Y pese a que en segunda poco pudo hacer ante Andy Murray, el nuevo escenario se sintió: "Al margen del resultado, me sentí mucho más tranquilo. Pude jugar con naturalidad... Gracias a dios todo terminó".

Pausa dramática
5-2 abajo en el cuarto parcial ante Roger Federer, Ernests Gulbis le puso un alto al envión del suizo. Literalmente. Previo a que el ex N°1 sacara para set, el letón acusó un dolor en la espalda y se ausentó unos minutos de la cancha, para que lo atendieran en vestuarios. En la vuelta, recuperó uno de los breaks de ventaja y bien cerca estuvo de nivelar la historia en 5-5, aunque recién pudo cantar victoria en el quinto set. Luego del partido, sin embargo, desestimó que la interrupción haya involucrado algún tipo de estrategia y explicó el contexto que acompañó el pedido:

"No me gustan los tiempos médicos. Pero cuando se vuelve realmente necesario, los uso. Debe haber sido la tercera vez que lo hago en mi carrera. No quería tener que pedirlo en el quinto set, por eso lo tomé a fines del cuarto. Lamentablemente, antes de que él fuera a sacar. Pero era algo que tenía que hacer. De lo contrario temía desgarrarme algún músculo. Fue simple precaución".

Algo parecido ocurrió con Eugenie Bouchard, en su duelo de segunda ronda ante Julia Goerges. Luego de ceder la primera manga por 6-2, la canadiense pidió ir al baño y extendió algunos minutos más la pausa previa al segundo parcial. En el regreso, cedió apenas tres de los 15 games siguientes. "¿Realmente necesitabas ir?", le consultaron post partido, infiriendo también algún tipo de maniobra distractiva. "Oh, claro que sí, tengo una vejiga pequeña", contestó rápida la norteamericana.

El dueño del circo
Imposible no haber visto la imagen que acompaña esta historia. El video, la foto, la secuencia: Gael Monfils, flotando en el aire, paralelo al piso y estirando su raqueta hasta impactar la pelota en un juego de segunda ronda ante el alemán Struff. Sumatoria suficiente para volver a viralizar la figura del francés, que en la previa del torneo había sorprendido con sus bailes en plena pista.

"No juego para entretener, me sale natural. Simplemente trato de ser yo mismo en la cancha. Si me ves haciendo ese salto no es porque quiero divertir a la gente sino porque quiero llegar a la pelota y siento que tengo la capacidad de hacerlo", resaltó el francés. Y sonrió: "Igual este, particularmente, fue un movimiento algo falso, porque quedé desestabilizado y no pude devolver bien. Le doy un 5 sobre 10".

Retomando la espectacularidad del golpe, enfatizó: "No es algo que se practique. No soy estúpido, sé que cuando hago ese salto abajo mío está el piso, no soy Iron Man. Pero la adrenalina del momento es más fuerte. Me alegra que le guste al público, pero no lo hago para contentarlos".

Lo cierto es que, además de oficiar de equilibrista, Monfils ofreció un paso de comedia en plena conferencia, anticipando su duelo de tercera ronda ante Fognini:

-¿Cómo imaginas el partido?
-Buena pregunta, pero no puedo leer el futuro. Ojalá uno bueno.
-¿Cómo planeas prepararlo?
-¿Eres italiano?
-
-Entonces no te voy a contestar.
-Igual no me llevo bien con Fabio.
-Entonces sí te voy a contestar.

Círculo completo
Casi dos años le llevó a Andrea Petkovic volver a meterse entre las 30 mejores del mundo. Distintas lesiones entorpecieron un camino con notorios altibajos, que encontró uno de sus puntos más flacos en Roland Garros 2013, torneo donde dos años atrás había escalado hasta cuartos de final y donde esta vez se reencontraba disputando una qualy. Pero hubo más: la alemana solo pudo sortear una ronda y en segunda cayó con la china Yi-Miao Zhou, por entonces 156ª. Un año después, preclasificada en París y con título en el Premier de Charleston como carta de presentación en la temporada, el recuerdo volvió a cobrar vida...

"Es curioso, pero esta semana me tocó debutar exactamente en la misma cancha de aquel partido. Y el hecho de volver allí me tenía bastante nerviosa, porque esa derrota de 2013 fue horrible, durísima -evocó Petkovic-. Después de ese día me preguntaba si el que estaba siguiendo era el camino correcto para mí. Y no por perder; puedes perder con cualquiera. El tema era cómo me afectaba y la forma en que vivía presionándome. Me ponía triste, irascible. Y no quería tener que lidiar con eso. Sencillamente me sacaba toda la energía. Pero por suerte a la semana gané un torneo en Marsella y eso me dio impulso para seguir jugando. De a poco, el resto de las piezas se fue acomodando".

En ese paulatino reagrupamiento, la alemana volvió al Top 100, luego cerró el año entre las 50 mejores y ya en 2014 volvió a desplegar lo mejor de su repertorio. Y mientras esta historia se cuenta en palabras, el camino de Petkovic en París todavía está por escribirse: la ex N°9 del mundo vive su mejor Grand Slam desde 2011 y por primera vez en su carrera busca acceder a una semifinal Major.

El némesis de Tsonga
Para el francés, Novak Djokovic es más que un dolor de cabeza. Y repetido. Claro, cómo olvidar aquel tremendo choque de cuartos de final en Roland Garros 2012, cuando el galo tuvo cuatro pelotas para definir el partido en el cuarto set, pero el serbio se lo impidió y terminó ganándole fácil en el quinto. Este domingo volvieron a verse las caras en París, red de por medio, pero en octavos, y la historia fue un auténtico baile del ex número uno del mundo.

Sólo cinco veces en 17 duelos pudo Tsonga ganarle al serbio. Y el local le puso palabras concretas a la rivalidad en cancha: "Si alguien arruinó mi carrera, ese fue Djokovic. Aquella derrota fue la más dura de mi vida. Fue muy raro, tener puntos para ganar y terminar perdiendo. Para colmo fue aquí en Roland Garros y para pasar a semifinales". Así y todo, tuvo su desquite personal, un año después, cuando en esa misma ronda venció a Roger Federer y logró su mejor actuación en París, aunque luego David Ferrer lo eliminaría sin problemas.

Esta vez, padeció otro "cachetazo" ante el serbio y fue un reconocido entrenador, Paul Annacone, el que dijo que Djokovic pareció "una muralla china". El excoach de Pete Sampras y Federer, actualmente trabajando con Sloane Stephens, elogió el nivel superlativo del serbio. Y vaya si Tsonga volvió a ser claro tras otra durísima caída: "Hubiera sido genial terminar el domingo con un postre y no con una vieja mermelada de naranjas amargas. Sin dudas, no se trató de un momento divertido, ni mucho menos. Espero mejorar y tengo la esperanza de volver a sonreír". Enseguida, agregó que "el tenis es un deporte de oposición y Novak fue mucho mejor". Por eso, a pensar ya en el césped y, sobre todo, a olvidarse de su gran pesadilla.

La (nueva) chica maravilla
Con 18 años recién cumplidos, y disputando recién su primer torneo de Grand Slam entre las mayores, Taylor Townsend ya hizo mucho del ruido que se esperaba: la ex N°1 Junior, que llegó al torneo tras ganar los playoffs de la USTA, se abrió paso hasta la tercera ronda, venciendo a Alize Cornet (21ª) en el camino y superando por primera vez en su corta carrera la barrera del puesto 200, uniéndose a otras promesas Sub 18 como Belinda Bencic, Donna Vekic, Ashleigh Barty o Ana Konjuh.

Pero al margen de su sorprendente avance en París, la estadounidense tenía sus propios motivos de asombro: "El hecho de haber jugado a continuación de Federer me puso histérica. Fue muy intenso". Y la misma inocencia apareció cuando le hicieron notar que había llegado más lejos que Serena en el torneo: "¿Cómo? ¿Perdió? Pensé que había ganado. Vi 6-2 6-2 y dije 'Ah, eso fue rápido'".

Townsend toca el violín, ensaya un particular baile de festejo y acostumbra repasar notas en un cuaderno en los cambios de lado: "Son apuntes de las prácticas. Los uso todos los partidos, también en los entrenamientos. Me ayudan a mantener las cosas simples dentro de la cancha. Ya es como un hábito hacerlo". La joven despertó los elogios de sus rivales, así como también del británico Andy Murray, que de la misma manera que alguna vez alabara vía Twitter a Caroline García, esta vez escribió: "¡Qué buena es Taylor Townsend!". Y ante la forzada consulta a la protagonista, la norteamericana no se echó atrás: "¿Cuán buena soy? No quiero sonar engreída, pero supongo que bastante...".

Bouchard no cree
Eugenie Bouchard sigue dando que hablar. Por sus triunfos dentro de la cancha y por sus declaraciones fuera de ella. Ahora, se manifestó en Roland Garros: "¿Mi mejor amiga del tour? Yo no tengo. No creo que el circuito sea el lugar para tener amigas. Para mí, todo es competición. Y yo creo que es importante que se recuerde que vamos a jugar una contra la otra. No es como si fuéramos compañeras de equipo. Para mí, es todo más competitivo". Así, terminó contradiciendo, en parte, a su excelente relación, desde la época de juveniles, con Laura Robson.

Qué pensará Serena Williams que respaldó a Caroline Wozniacki en un feo momento personal, y hasta fueron juntas a la playa y a ver a Miami Heat en la final del Este de la NBA.

¿Otro caso? Flavia Pennetta y Gisela Dulko que, a partir de una gran relación, juntas llegaron a estar número uno del mundo en dobles. También lo demostraron Sara Errani y Roberta Vinci, también compañeras en duplas, pero que lo terminaron sufriendo en momentos claves del circuito.

Quizás, la actitud de Bouchard se asemeje más a la opinión de Camila Giorgi que aseguró que nunca más jugará dobles, exponiendo a su compatriota Karin Knapp, luego de haber sido invitadas a jugar en Roma.