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La historia de David Macpherson, el coach de los Bryan, en el título suizo

Macpherson, entre Chiudinelli y Lammer, sumado
al festejo de todo el equipo suizo en Lille Getty

MELBOURNE -- Durante la final de la Copa Davis en Lille, una inclusión inesperada en el equipo suizo generó un interés especial: la del australiano David Macpherson, histórico entrenador de Bob y Mike Bryan, la mejor dupla del mundo.

Mitigada la euforia suiza tras el título, Macpherson repasó, en una entrevista con el diario australiano The Age, cómo lo convocaron a la definición y cómo fue entrenar por unos días a Roger Federer, o, en palabras del protagonista, "el gran campeón que tiene nuestro tenis, el mejor que ha habido".

La historia comenzó en el Masters 1000 de París. Allí Severin Luthi se encontró con los hermanos Bryan en las pistas de entrenamiento y les consultó si algún día se podían sentar a charlar sobre las tácticas del dobles y lo que le podía esperar a Suiza en la final. "Seguro, cualquier cosa por Roger. Cuando quieras nos juntamos", contestaron los gemelos.

Ese momento llegó en Londres. Luthi dialogó un rato con Bob y Mike, pero ante la insistencia del capitán suizo los estadounidenses sugirieron: "Si quieres ir realmente al fondo de esas cosas, deberías llevar a David a Lille".

Entonces Luthi levantó la vista y le preguntó al australiano: "¿Sería eso posible? ¿Vendrías a Francia?". "No supe qué responder -recordó Macpherson-. Apenas balbuceé: 'Eh, sí, seguro, hagámoslo'. No le quería decir que no, pero realmente yo solo quería ayudar a Roger. Nada contra el resto. Simplemente Mike, Bob y yo sentíamos que él merecía ganar la Davis".

Macpherson viajó, pues, a Lille, y se unió a un equipo que llegaba atravesado por el ruido mediático de la "pelea" entre Federer y Wawrinka. Pero en Lille solo hubo tiempo para el tenis: "Fueron bárbaros el uno con el otro. Sabía del 'drama' que se había disparado en Londres y me preguntaba cómo sería la situación. Pero son muy compinches. Tienen un cariño genuino por el otro. Obviamente el tema estaba sobre la mesa. Pero lo manejaron muy bien, lo enterraron por completo. Durante esa semana no hubo nada de tensión".

Llegado el día decisivo, todo funcionó a la perfección: triunfo en sets corridos ante Gasquet-Benneteau. "Para mí jugaron un partido increíble. Yo me quedé muy contento.
Un dobles implica muchas cosas y creo que ejecutaron todo lo que hablamos. Teníamos un plan muy específico, desde dónde colocar el saque, cuándo atacar la red, qué tipo de devolución implementar..."

"Roger asumió el rol de capitán dentro del equipo -siguió-. La mayoría de las veces él marcaba qué jugada hacer. Una de las cosas que más recuerdo de la serie es cuando se me acercó en un momento y me dijo: 'No tenía idea cuán extremas son las tácticas en dobles'".

"Es una linda sensación haber contribuido a algo tan especial. Una Davis para Roger, para Stan, uniéndose para un gran partido ante 27 mil personas que se volvían locas después de cada punto... definitivamente fue algo memorable", cerró Macpherson.