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"Estoy en el baile y hay que bailar"

Argentina Open/Sergio Llamera

BUENOS AIRES -- Que haya ocho jugadores de un mismo país en segunda ronda no es un lujo frecuente a nivel ATP. Esta semana, un 50% de los jugadores que sigue con vida en Buenos Aires es argentino.

El sábado, mientras Facundo Argüello disputaba su primer partido de clasificación contra su compatriota Franco Feitt (964º ATP), Rafael Nadal cedía ante Fabio Fognini en una condimentada semifinal del ATP 500 de Río.

Dos caminos, dos historias, dos realidades bien distintas se entrecruzan este miércoles en el Buenos Aires Lawn Tennis Club. "Es un partido lindo. Voy a tratar de disfrutarlo pero uno siempre quiere ganar", anticipa el cordobés, hoy 146º del ranking mundial (104º en abril último), antes de enfrentar al dueño de 14 títulos del Grand Slam, nueve de ellos en Roland Garros. "Esto es un premio, vengo trabajando para que se den estas cosas. Ojalá que el estadio esté lleno".

Algo tiene a favor: esta vez el hincha de Belgrano no necesitará ver videos de su rival: "Miro mucho fútbol, no me gusta ver tenis pero finales de él sí he visto. Es crack, uno de los mejores de todos los tiempos, eso está claro. Son tipos tocados con la varita. Por algo gana tanto y más en esta superficie. Va a ser durísimo, casi imposible, pero estoy en el baile y hay que bailar", le dijo, entre risas, a ESPNtenis.com.

El cordobés pagó caro el hecho de ser el primer rival del español: ganar cuatro partidos, incluyendo tres de la fase previa. Este martes, fue 6-3 y 6-2 ante Albert Montañés, 90º ATP pero 22º en 2010, en otra tarde de temperaturas extremas. Para el pupilo de Alejandro Lombardo, mejor así: "Me gusta jugar con calor. Lo disfruto. Estaba tranquilo porque sabía que si luchaba hasta el final se le iba a ser complicado", confió. "Él tiene 34 años, es un gran jugador, tiene una gran experiencia pero si luchaba tres horas tenía posibilidades de ganar".

Esta victoria, además, fue la primera de su carrera en cuadro principal ATP. ¿La necesitaba? Claro. "Siempre hay nervios, el que te dice que no es mentira. Pero a la vez estaba tranquilo, trabajando bien. Al final llegó el partido tan deseado. Siempre se necesita ganar, más en este nivel pero muchos de los partidos que perdí fueron ahí nomás, sabía que estaba al nivel. Faltaba un poquito. Pero llegó ese día".

Llegó ese día. El premio: enfrentar a Nadal. Pero que esto no implique cambio de rutinas, aun siendo el torneo más importante de su país. "Estos días sigo en mi casa, con mi papá. Juego con Nadal pero lo demás no cambia".