<
>

De la mano de Gaudio

Copa Topper

BUENOS AIRES -- Facundo Argüello no desespera. En los últimos tiempos, el temperamento del argentino parece haber evolucionado. Es tiempo de evitar inconsistencias en los partidos, y de mantener la deseada regularidad, más necesaria por estos tiempos que en su época de juvenil, cuando alcanzaba las semifinales de Wimbledon o formaba parte del equipo subcampeón de la Copa Davis Junior (Sub 16).

Mucho antes, a los 13 años, optó por dejar su Córdoba natal para entrenar en la academia Ingaramo-Ronco, a 150 km de su casa. En Villa María la pasó mal: "Muchas veces pensé en abandonar el tenis. Me tenía que cocinar, no tenía computadora, no tenía tele, nada". Ya se había iniciado en el club General Paz Juniors mientras también jugaba al básquetbol, aunque siempre tuvo claro su destino.

Hoy es entrenado por Alejandro Lombardo, el último guía en la carrera de Gastón Gaudio, lo que hizo que el campeón de Roland Garros 2004 también forme parte del equipo de trabajo de quien hoy se encuentra 124º en el ranking ATP. Esteban Pérez, como preparador físico, completa la fórmula de la pretemporada 2014.

Argüello es uno de los dos argentinos entre los mejores siete jugadores de 21 años o menos a nivel mundial. La lista se extiende a cuatro albicelestes si se incluyen los 20 primeros. *

Pero el circuito es complejo. Entre ellos siete, apenas uno es Top 100 aun sin haber cumplido los 21 años. Esto tiene una explicación: "Hoy, los más grandes están mejor físicamente que ellos mismos hace varias temporadas atrás", se comenta como una de las razones de este fenómeno que hace que, por caso, 16 de los títulos ATP de 2013 hayan quedado en jugadores de 30 años o más.

En ese contexto, Argüello crece. Este año ganó su primer título Challenger y jugó otras cuatro finales para meterse por primera vez entre los primeros 130 del mundo, ascendiendo más de 70 peldaños en las últimas 52 semanas.

¿A qué le atribuís este buen año?
El cambio grande estuvo en la forma de entrenar, de trabajar en la parte física. La clave pasó por ahí. No estaba acostumbrado a la forma que empecé a entrenar. Creo que esa es la combinación de los resultados de hoy en día. Otros años hice finales pero siempre fui muy irregular. Llegaba a una final y después me iba muy mal. Estaba mal físicamente, y hoy es lo mejor que tengo. Es gracias al laburo que estamos haciendo.

¿Qué aspectos cambiaste para esto?
Cambiaron muchas cosas. Me enseñaron a trabajar con un orden en la cancha que no tenía. Eso tuvo mucho que ver el físico porque para mantener el orden de juego hay que estar bien de físico. Fue un conjunto de cosas.

Claro que el propio Gaudio también tuvo que ver en su evolución. Es un consejero vital. De un carácter particular dentro de la cancha, quien fuera 5º del mundo, ahora paradójicamente es clave en los cambios positivos del cordobés.

Gaudio ya es formalmente parte de tu equipo ¿Qué te aporta él?
Era un jugador muy talentoso pero el flaco se esforzaba mucho y entrenaba mucho. Estaba bien físicamente gracias a todo lo que entrenaba. Por eso jugaba como jugaba. Además del talento se tienen que aportar muchas cosas. Con el talento no ganás Roland Garros. Hay que tener millones de cosas para ganar. Eso me enseñó él. No es solo tener mano o jugar drops, me enseñó a tener un patrón de juego y a estar siempre enchufado. Esa es la clave.

Por tu temperamento ¿Te sentís identificado?
Siempre dije que era mi ídolo. Desde muy chico. Obviamente me sentía identificado por las pavadas que hacia en la cancha. Muchas cosas las aprendí de él. Me va a matar por lo que digo (risas)... pero todo lo que logró fue en base a un esfuerzo gigante y eso lo estoy empezando a aprender.

¿Como fue el trabajo para mantener esa regularidad necesaria pero también mechar con torneos ATP y Challengers más exigentes?
La gira en Estados Unidos fue una prueba para lo que veníamos trabajando. Estábamos muy bien a pesar de que no tenía el ranking que tengo ahora. Fue una apuesta. Llegué a Estados Unidos y me encontré con una final, ganando buenos partidos y me demostró que se puede. Fue una apuesta de Ale, que salió muy bien porque me hizo ver el tenis de otra manera.

¿Esa experiencia sirve a futuro pensando en asentarse en torneos ATP?
Siempre que entrenamos apuntamos a un poquito más. Pero hoy mi nivel es de Challengers.


* Diego Schwartzman (117º), Renzo Olivo (191º) y Agustín Velotti (236º) son los otros argentinos nacidos en 1992 entre los mejores del mundo.