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Nicolás Almagro: "Monachesi me ha dado ilusión"

Sergio Llamera / Argentina Open

BUENOS AIRES -- Nicolás Almagro siempre está. Se trata de su undécima incursión en el ATP de Buenos Aires y décima consecutiva. Desde 2005, ya sumó 27 victorias en Buenos Aires (el más ganador), un título, una final y otras cuatro semifinales.

En esta edición, ya se aseguró su noveno acceso a cuartos de final. Todo un especialista en la gira sudamericana desde que Argentina volvió a formar parte del calendario.

Pasan las ediciones, se suman figuras y seguís alcanzando instancias decisivas, ¿dónde está la clave?
Hablé con Martín Jaite (Director del Torneo) y me dio el pase libre (je). Hablando en serio, son partidos duros, con buenos jugadores de tierra. Con Fede (Delbonis) iba a ser difícil, sobre todo al restar. Aquí la pelota pica mucho y se hace muy difícil tomar la iniciativa pero estuve cómodo dentro de la pista. Ojalá sean muchos años más en cuartos de final. Los campeones de Buenos Aires son todos grandísimos jugadores, historia viviente del tenis. Es un privilegio estar entre ellos.

Sin embargo, las lesiones y la irregularidad no han dejado que en los últimos años se refleje este buen rendimiento el resto de la temporada para acercarse al Top 10 que supo tocar en 2011. "La idea es aprovechar las oportunidades cuando se generan. Al fin y al cabo, a casi ningún deportista le es fácil estar dos horas concentrado".

Peor aun, hace nueve meses se encontraba más allá del 170º del mundo. Entre risas, pero lejos de una autocrítica, le volvió a responder a ESPNtenis.com: "Te resumo mi 2015: primera ronda de Australia me tocó con Nishikori. Duro para arrancar el año. Luego con Cuevas: campeón en San Pablo y cuartos en Río. Perdí con Mónaco en Buenos Aires: fue finalista. En Miami perdí con Nadal; en Montecarlo juego con Djokovic. En Casablanca, pierdo con Klizan: campeón. Barcelona: otra vez Nadal. En Estoril pierdo con Gasquet y es campeón. En Roma, Djokovic. En Roland Garros, Nadal. Nottingham: Istomin, campeón. Wimbledon: Gilles Simon, que hace cuartos de final. En Kitbuhel hago semifinales. En Valencia, pierdo con Bautista: es campeón. En Estocolmo, con Dimitrov, luego finalista. Con ese calendario fue duro el año. Allí me replanteé jugar Challengers. Fue duro... o era buen sparring. Una de dos. Les ponía ritmo. Ahora me lo tomo a risa, aunque antes me jodía".

Desde noviembre, el murciano trabaja con Mariano Monachesi. Guillermo Coria y Juan Ignacio Chela alcanzaron por primera vez el Top 30 con el argentino bajo su tutela. Con Agustín Calleri fue más allá: el cordobés alcanzó el 16º lugar a nivel mundial. Más tarde, su vínculo con Tommy Robredo finalizó cuando el español ya se había metido entre los 12 mejores del mundo. Tamaño trabajo terminó siendo influyente para que varios entrenadores albicelestes incursionen entre figuras europeas. "No creo que sea casualidad", nos respondía en aquellos tiempos. "Cuando empiezo a entrenar con un jugador trato de sacar el mayor provecho posible, ser lo más eficaz posible, tratar de llegar lo más arriba que se pueda. Si tenés un buen feedback con el jugador funciona. No quiere decir que yo tenga un secreto diferente a los demás entrenadores. Simplemente me fue bien y trato de compenetrarme con el jugador, me pongo la camiseta del jugador".

Por todo esto, están intactas las ilusiones del dueño de 12 títulos ATP, que se define como "una persona muy casera, que le cuesta mucho salir de su familia, su gente, su entorno..." y hoy mantiene el objetivo de reinsertarse entre los mejores: "Me ha dado ilusión", explica hoy, ratificando aquellas palabras del argentino. "Tenía unas ganas tremendas de trabajar, algo fuera de lo normal. Cuando hay un entrenador nuevo, siempre nos pasa. Y ahora mucho más. Monachesi se basa mucho en aprovechar lo que se hace y que todo se haga con ganas y bien. Es interesante. Por eso tengo más esperanzas que antes. Vamos a intentar aprovecharlo al máximo".