Un niño puede enseñar a Piazza

El mánager de los Mets Art Howe, ha estado conversando con Piazza acerca de la posibilidad de su cambio de posición. (AP)
BRISTOL - El juego comenzó como cualquier otro entre muchachitos de su edad.

Él, en el centro del diamante, con su gorra de medio lado, trataba de atinar la zona de strikes y los otros, con los pantalones unas cuantas tallas más grandes y unos swings de lo más divertidos, trataban de poner sus bates en contacto con la pelota.

Su nombre es Johnatan y jugaba ese sábado con los Yankees, unos Yankees integrados por pequeños de no más de 10 años, como cualquiera de los miles de Yankees que seguramente existen en el mundo. Jugaron esa tarde contra los Medias Rojas. El encuentro brindaba mil emociones, entre estos dos equipitos de una liga del centro de Connecticut.

El pobre Johnatan no pasó del primer inning. Tres batazos a los jardines, dos rodados y unos cuatro boletos hicieron su día de lanzador.

Era suficiente, Johnatan no estaba ayudando a sus Yankees. Por no rendir lo que se esperaba, su causa estaba abajo y había que cambiarlo. El manager salió, le dijo un par de cosas a Johnatan, le dio una palmadita en la espalda y lo mandó al jardín derecho.

El cambio de posición, más que entristecerlo, pareció alegrarlo; soltó una sonrisa a regañadientes y se fue con el mismo entusiasmo al right field, posición por demás aburrida en la pelota infantil. Pero a Johnatan eso no le importó, aún podía ayudar a su causa si seguía en el campo.

A unas 120 millas de distancia, en el Shea Stadium de Nueva York, terminaba una de varias mega reuniones para decidir si por fin cambiarían de posición al mejor bateador del equipo, al cuarto tolete, al líder ofensivo, al muchacho de la película, a Mike Piazza.

Desde hace unas cuantas temporadas, los Mets discuten la posibilidad de cambiar a Piazza de posición por dos razones principales muy sencillas. La primera, es que es deficiente y ha empeorado a la defensiva, y la segunda es cuidarle sus desgastadas rodillas, en un lugar del campo con menos exigencias.

Lógico ¿no? En ambos casos, la búsqueda conduce a la misma meta: ayudar al equipo.

Sin embargo, Piazza no quiere cambiar de lugar. Se niega, no le gusta la idea. No es como Johnatan.

Y es que cuando no aparece en comerciales de televisión, Piazza piensa tal vez en una sola meta. Con 340 jonrones en su carrera detrás del plato, se ubica a sólo 11 vuelacercas de la marca de Carlton Fisk. Ésa, como la principal de múltiples hazañas numéricas personales que sueña acariciar.

Sus números como receptor son impresionantes y no es difícil considerarlo el mejor receptor "o-fen-si-vo" de todos los tiempos. Piazza tuvo más jonrones en sus primeros 10 torneos completos que cualquier otro de la posición en la historia, mientras sus .321 puntos de promedio, lo dejaron a sólo un punto del récord de Bill Dickey.

Sin embargo, ¿para qué sirve todo eso si no ayuda al equipo?

A sus 34 años, Mike ya alcanzó la edad en la cual muchos estelares de las caretas, petos y chingalas, decidieron mudarse. Johnny Bench comenzó a alternarse a los 33; Gary Carter a los 34 y Yogi Berra se vio en los jardines cuando pasó sus 35. Pero el caso de Piazza ha sido más difícil, la de hoy es una era muy diferente, un tiempo en el cual los jugadores parecen tener más poder que el equipo y, muy tristemente, más poder que el juego mismo.

Los Mets ya vivieron un caso parecido, cuando el venezolano Edgardo Alfonzo se molestó y rabió ante la llegada del puertorriqueño Roberto Alomar al equipo. Alfonzo debía mudarse de la segunda a la tercera base.

La presencia de Alomar dentro de los Mets no debía molestar a nadie. Por el contrario, se unía un potencial miembro del Salón de la Fama y una buena ayuda para la meta de cualquier equipo. Una vez más: ¡ganar!

No obstante, Alfonzo nunca lo vio así y aceptó el cambio con toda la incomodidad y quejas posibles.

También ha habido casos felices, como el del estelar Chipper Jones, quien ni chistó cuando se le sugirió pasar de la tercera base al jardín izquierdo en la campaña del 2002. Se integraba el mexicano Vinicio Castilla, y Chipper, con un premio Más Valioso en su bolsillo, aceptó porque pensó beneficiar al equipo.

"Me cambio de posición, porque estamos contratando a alguien como Vinny", dijo Jones en referencia a Castilla, considerado uno de los mejores antesalistas defensivos del juego.

Esta temporada, el cuatro veces ganador del Guante de Oro en la segunda base Craig Biggio, aceptó con emoción de muchacho de 37 años, mudarse al jardín central. La gerencia de los Astros la pegó de la pared al obtener a Jeff Kent, por lo que era necesario el ajuste. Kent es un jugador menos versátil que Biggio, quien comenzó su carrera precisamente en la posición de Piazza, receptor.

Nunca se ha dicho que las transiciones sean fáciles, no, eso jamás. Sin embargo, las vivimos en nuestros trabajos y en nuestra cotidianidad. Pues bien, estos señores ganan millones de dólares y arman un escándalo cuando se les quiere cambiar de posición. Insisto, ganan millones de dólares por 'jugar' a la pelota.

Niños privilegiados como Johnatan, tienen padres pudientes en capacidad de costearle los equipos y pagarle la inscripción en el campeonato. Niños como los miles de Johnatan que conocemos, darían la vida por jugar béisbol a diario en la posición que sea, en la que su manager les diga.

Y ni hablar de los menos afortunados, los que ni siquiera tienen dónde ni cómo jugar. Los que idolatran a figuras como Piazza, pero ni siquiera tienen lo necesario para atreverse a imitarlo. Niños que quizás nunca sabrán lo que es lanzar o batear una pelota.

Mike Piazza recibirá alrededor de 16 millones de dólares por sus servicios de este año con los Mets. Por encima de la importancia de esa cantidad, la dirigencia del equipo debería tener el arrojo necesario como para exigirle y no consultarle, su cambio de posición. Recordarle que es por su bien, pero más importante aún, por el bien del conjunto, en honor a la causa y en pro del triunfo.

Piazza, ni nadie puede ser más importante que el equipo y el juego. Al menos así se supone que sean las cosas.

Adicionalmente, resulta aburrido el caso. Ya nadie quiere ver a un proyecto de cátcher que lanza rollings cuando salen los corredores a robarle.

Por el bien de los Mets y del juego Mike... ¡Cámbiate de posición!

Sigue el ejemplo de Johnatan. Sé valiente…

**Estadísticas hasta el 13 de mayo

SERGIO LUIS MACHADO es periodista y editor de béisbol de ESPNdeportes.com. Puede escribir a Sergio Machado.

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martes, 13 de mayo