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Daniel Jacobs se apodera de Brooklyn, tras vencer a "Kid Chocolate"

NUEVA YORK -- Daniel “Hombre Milagro” Jacobs, las calles de Brooklyn son tuyas.

Respaldado por una banda de música de la universidad Medgar Evers, Jacobs, el campeón peso Mediano de la Asociación Mundial de Boxeo, consiguió lo que estuvo buscando por casi seis años y le arrebató el invicto al cubano-americano Peter “Kid Chocolate” Quillin, con un nocaut técnico en el primer round de la noche del sábado en el Barclays Center.

La velada estelar, acuñada por los amantes del boxeo neoyorquino como la “Batalla por Brooklyn”, fue un sueño hecho realidad en septiembre, un mes luego de que Jacobs (31-1, 28 Ko’s) hiciera un llamado para enfrentarse a un amigo que conocía desde los días en que ambos competían en el circuito amateur de los Golden Gloves.

De cara al combate, Jacobs declaró que era él quien ponía las reglas en Brooklyn. Quillin afirmaba que era su derecho adueñarse del condado porque “es aquí donde vivo”.

Nadie se imaginaba el dominio ejemplar que Jacobs exhibió, sorprendiendo a Quillin y a cada uno de los ocho mil 443 aficionados que asistieron al Barclays.

Después de lo ocurrido, Quillin quizás tendría que mudarse a uno de los otro cuatro condados que forman parte de la Gran Manzana.

El “Hombre Milagro” obtuvo su séptima victoria consecutiva por vía del nocaut técnico, tras propinarle a Quillin (32-1-1, 23 Ko’s) una avalancha de golpes desde que sonó la campana.

El último de los 53 puñetazos que Jacobs le lanzó, una derecha, lastimó la sien izquierda de Quillin, tambaleando al retador y forzando a que el réferi Harvey Dock intercediera y detuviera la pelea.

“Le dije que lo amo. Peter y yo nos conocemos desde la época de los Golden Gloves. Lo respeto a muerte, pero sabía que esta pelea iba a ser mi noche”, dijo Jacobs.

“No hay golpes afortunados en el boxeo. Obviamente yo lo agarré con un golpe. Una vez que supe que lo tenía, seguí adelante”.

Lo que se esperaba ser una riña de 12 asaltos en la arena que ha revivido al boxeo en Brooklyn, entonces trajo a la memoria aquellos combates de Mike Tyson, quien se crió en el sector de Brownsville, donde también nació y fue criado Jacobs.

Jacobs, que superó una batalla con el cáncer en 2013, castigó a Quillin, que nació en Chicago y fue criado en Grand Rapids, Michigan, antes de mudarse a Brooklyn, conectándole 27 de 53 golpes que lanzó, incluyendo 25 de 41 golpes de poder.

“Lo pude agarrar con la derecha”, aseveró el “Hombre Milagro”, quien extendió su racha de once victorias.

“Vi sus ojos y parecía como que estaba fuera de equilibrio. No soy un árbitro, pero si lo fuera, probablemente todavía le hubiera dado otra oportunidad”, agregó el monarca de las 160 libras de la AMB, que no ha perdido desde un TKO que recibió en julio de 2010 contra el ruso Dmitry Pirog.

Mientras que los apoyadores de Quillin estuvieron molestos con la decisión del árbitro, el promotor Lou DiBella tuvo una buena perspectiva del golpe que selló la suerte del cubano-americano y respaldó la decisión de Dock, enfatizando la salud de Quillin por el bombardeo de golpes que soportó.

Quillin, el excampeón peso Mediano de la Organización Mundial de Boxeo, apenas tuvo la oportunidad para responder, pegando dos de los 16 pegadas que lanzó.

“Me siento bien”, indicó. “Pero esto es lo que sucede en el deporte del boxeo, a veces quedas corto”.

Siempre llamativo dentro del cuadrilátero, “Kid Chocolate” humildemente aceptó la derrota sin ofrecer excusas ni demandar una revancha a pesar de que Jacobs dijo en el ring que estaba dispuesto proveerle la oportunidad.

"Siempre te dicen que serás un invicto. Lo he tomado con un corazón abierto", dijo. "De una vez tuve que aceptarlo".

“Tengo más gente a mi lado que pensé que habrían desaparecido esta noche”.

En la coestelar de Jacobs-Quillin, el pugilista argentino Jesús “El Forastero” Cuellar retuvo su cetro Pluma de la Asociación Mundial de Boxeo con una deslucida actuación ante el retador puertorriqueño Jonathan Oquendo.

Cuellar (28-1, 21 Ko’s) selló su undécima victoria al hilo en el quinto asalto, cuando envió a su rival a la lona, tras propinarle un golpe de izquierda; las repeticiones mostraron que la pierna derecha del argentino se había enredado con la izquierda de Oquendo (24-5, 16 Ko’s).

Dos de los jueces anotaron la contienda de 12 asaltos 116-111 para el campeón albiceleste mientras que el otro la vio más amplia, 120-107.