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¡Fuera máscaras! No todos los contendientes son lo que parecen

Desenmascaramos a algunos de los pretendientes de la NFL, luego de la actividad dominical de la Semana 5


Seguro, estamos solamente a un partido de completar la Semana 5 de la temporada regular del 2023 de la NFL, pero no necesitamos esperar mucho más para desprender algunas conclusiones con base en lo que hemos visto hasta ahora, ¿o sí?

Para empezar, los dos mejores equipos de la NFL residen en la Conferencia Nacional --San Francisco 49ers y Philadelphia Eagles--, y los del otro lado de la barda no están ni cerca. Es más, fuera de los Miami Dolphins, me cuesta trabajo incluso pensar en que los Kansas City Chiefs, Cincinnati Bengals o Buffalo Bills puedan derrotar a los Dallas Cowboys, con todo y sus dos derrotas encima --incluyendo la paliza de esta noche--, como el tercer mejor equipo de la NFC; así se disparejas se ven las conferencias ahora.

Nunca es demasiado temprano echar un vistazo a la carrera por los playoffs del resto de los equipos, no solamente los de la cima, y justo en el mes en que se ponen de moda los disfraces, es hora de quitarle la máscara a algunos de los pretendientes que se han hecho pasar por pretendientes.

Los New York Giants fueron el equipo sensación de la campaña pasada, con el entrenador en jefe Brian Daboll siendo designado Coach del Año, y el equipo metiéndose a playoffs por primera ocasión desde el 2016. Ahora, llevan marca de 1-4, con tres derrotas consecutivas, y su diferencial de puntos de -91 es el peor de la NFL por -15 sobre su más cercano perseguidor.

Daniel Jones es el pasador N° 27 de la NFL de 32 calificados en Total QBR con un 40.0, apenas unos seis meses después de que los Giants lo convirtieran en uno de los 10 quarterbacks mejor pagados del juego con una extensión de 160 millones de dólares y cuatro años que incluyó 82 millones garantizados. ¿Momento de arrepentirse? Por supuesto. Prescindir de él en el próximo receso de temporada generaría un cargo contra el tope salarial neoyorquino de más de 69 millones de dólares. Para Jones, es mejorar o mejorar, y no sé cuánta confianza haya en el complejo de 'Big Blue de que algo así pueda suceder.

En la misma NFC Este, los Washington Commanders están en otro barco, pero con el mismo destino. Solo cuatro equipos en la NFL ostentan un peor diferencial de puntos que el -53 de los capitalinos. Hace un año, estuvieron cerca de convertir a la división en la primera en la historia de la liga en enviar a sus cuatro clubes a la postemporada. Este año, van 2-3 con un quarterback en Sam Howell cuyo futuro parece ser el de un quarterback suplente, no un titular. Howell es, junto con Jones, uno de cuatro pasadores que lideran a la liga con seis intercepciones cada uno.

Hay piezas interesantes en Washington, incluyendo a sus dos corredores, Brian Robinson Jr. y Antonio Gibson, y dos receptores abiertos jóvenes, Terry McLaurin y Jahan Dotson, pero no existe nadie en plantilla con el dedo en el gatillo capaz de aprovechar ese arsenal. Incluyan a los Commanders entre los equipos que, a diferencia del pasado draft, no podrán volver a ignorar la posición de quarterback.

En la NFC Norte, los Minnesota Vikings se adjudicaron el título divisional de la campaña pasada, primero desde el 2017. Este año, son una sobra de lo que muchos creímos pueden ser, con un registro de 1-4 y un margen de entregas de balón de -9 que los tiene empatados con Las Vegas Raiders por el peor total de la liga.

La frustración de Justin Jefferson, su mejor jugador, es palpable, y en estos días han circulado rumores --ojo, hablo de rumores, no reportes-- de que el receptor abierto estelar habría declinado una extensión de contrato récord con el club antes del inicio de la campaña, por la incertidumbre a largo plazo en la posición de quarterback, donde Kirk Cousins claramente está en la etapa final de su carrera, a pesar de que viene de dos años de Pro Bowl consecutivos.

Se intentó una reconstrucción defensiva en Minnesota, y ese proceso no ha terminado, pero si hay que buscar a un candidato claro para conquistar el Norte de la Nacional, entonces hay que voltear a los Detroit Lions.

Los Bills siguen siendo un enigma. Un día, pierden ante unos desastrosos New York Jets sin Aaron Rodgers, al otro apalean a los explosivos Dolphins, y después caen ante unos grises Jacksonville Jaguars que, de paso, también pertenecen a la lista de pretendientes, no de contendientes.

La ventana no está completamente cerrada para Buffalo, pero digamos que sus posibilidades de ganarlo todo parecían mejores hace un par de años. La fractura en la química entre Josh Allen y Stefon Diggs es abierta y clara, y sin ese dueto en sintonía, es complicado para esta ofensiva lograr algo.

Con todo y la victoria europea de este domingo, los Jags parecen haber perdido algo de chispa. No voy a descartar que se coronen en la AFC Sur este año por segunda temporada en fila, pero la capacidad de este equipo de hacer ruido cuando llegue la postemporada luce significativamente menor a la del año pasado. Como en el caso de los Giants, es más complicado ganar cuando no se tiene la ventaja del factor sorpresa.

Sacarse las máscaras también puede aplicarse a individuos en la NFL, no solo a los equipos. Sean Payton hizo mucho ruido antes del inicio de la temporada, calificando el trabajo de su predecesor como head coach de los Denver Broncos, Nathaniel Hackett, como uno de los peores trabajos de head coach en la historia de la liga.

No hay modo de desmentir lo dicho por Payton respecto al trabajo de Hackett, quien ni siquiera duró una temporada completa en el timón de la franquicia. Pero, lo de Payton ha sido bastante lamentable, igualmente, con los Broncos atascados en un inicio de 1-4 después de perder ante los Jets donde Hackett funge como coordinador ofensivo.

Antes de salir del retiro, Payton era señalado por muchos como futuro miembro del Salón de la Fama, luego de ser la mente detrás de algunas de las ofensivas más prolíficas de la NFL con los New Orleans Saints, aprovechando el talento de Drew Brees como su pasador, y ganando un Super Bowl. Su contratación en Denver, consumada mediante un canje que vio a los Broncos enviar una selección de primera ronda y una de segunda ronda por el coach que, supuestamente, arreglaría a Russell Wilson, fue ampliamente aplaudida.

Ahora, corre el riesgo de sufrir el mismo destino que George Seifert, un entrenador ganador de cinco anillos de Super Bowl --tres como asistente de Bill Walsh y dos como head coach para los Niners--, quien volvió a la NFL después de dos años de retiro para dirigir a los Carolina Panthers. Tres años después, con marcas que fueron progresivamente peores hasta tocar fondo con un 1-15 en el 2001, Seifert se volvió a despedir de la liga y su nombre no ha sido tomado en serio para el recinto de Canton desde entonces.

El Total QBR de Wilson luego de cinco partidos es de 44.1, situándose N° 24 en la liga, y apenas por encima del 38.8 que lo dejó N° 27 el año pasado.

Hay mucho invertido en Payton y Wilson, y los Broncos no tirarán la toalla pronto con ninguno de ellos, pero claramente los réditos no han sido los esperados, y la brújula no parece apuntar hacia alguna mejoría.