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Triunfo de Cowboys sobre Chargers retrata contrastes entre quarterbacks

La presión sobre el quarterback de los Dallas Cowboys y cualquiera otro en la NFL, incluso los mejor remunerados, dista bastante


La victoria de "Monday Night Football" de los Dallas Cowboys sobre Los Angeles Chargers sirvió, en primera instancia, para eludir los inevitables llamados de crisis para uno de los favoritos en la Conferencia Nacional, en el caso de que hubieran perdido su tercer juego en las últimas cuatro jornadas.

Pero, también sirvió para otra cosa: ilustrar el contraste entre la presión con la que juega el quarterback de los Dallas Cowboys y cualquiera otro en la NFL, incluso el mejor pagado en la historia de la liga, en su momento.

Prescott llegaba a SoFi Stadium después de una de sus peores salidas en la historia reciente, lanzando tres intercepciones contra los entonces todavía invictos San Francisco 49ers en la fecha previa.

Este lunes por la noche, en la casa de los Chargers, y con Justin Herbert lanzando pases para el equipo de enfrente, Prescott superó en todos los rubros del juego a su contrincante indirecto.

A pesar de ello, la victoria de Dallas nunca estuvo garantizada, gracias en buena medida a dos errores muy puntuales, ninguno de ellos responsabilidad del pasador de los Cowboys, que disminuyeron las posibilidades de victoria para los visitantes.

En los segundos finales de la segunda mitad, Prescott conectó un pase al centro del campo con el corredor Tony Pollard, siendo derribado con 8 segundos en el reloj y con Dallas ostentando dos tiempos por pedir. Cuando todo el mundo asumió que los Cowboys quemarían uno de esos tiempos fuera para asegurarse la posibilidad de un envío a la zona de anotación antes que tener que conformarse con un intento de gol de campo --incluso el encargado de llevar el tiempo del partido, que detuvo el reloj--, el head coach Mike McCarthy decidió dejar correr el tiempo, frenándolo con 3 segundos antes del intermedio, y quedándose inútilmente con un tiempo por pedir.

No hay manera de asegurar que los Cowboys no se hubiera ido, de todos modos, solo con 3 puntos de esa serie, como sucedió al final. Pero, dejar pasar oportunidades tan claras de sumar puntos gracias a un manejo situacional cuestionable, algo de lo que ha sido acusado desde hace años McCarthy, no ayuda.

En el segundo periodo, los Cowboys cometieron su única entrega de balón del juego, en equipos especiales. El receptor abierto Jalen Tolbert --intentando bloquear para que el especialista en devoluciones KaVontae Turpin atrapara el ovoide-- fue empujado hacia su compañero, impidiendo la atrapada del despeje y permitiendo que el ovoide cayera al suelo. Es lógico suponer que Tolbert asumió que se trataba de un balón suelto, si pensó que Turpin lo había tocado, lo que no sucedió. Se lanzó por el ovoide, tocándolo fracciones de segundo antes de que Amen Ogbongbemiga lo recuperara para los Chargers. De haberlo dejado libre, el balón hubiera hecho down al ser tocado ilegalmente Ogbongbemiga, pero el toque de Tolbert lo convirtió en balón suelto.

Los Chargers cobraron la posición de terreno favorable con el segundo pase de anotación de Herbert en el juego, empatando el marcador momentáneamente a 17.

Con toda seguridad, críticos y observadores alistaban las frases trilladas de siempre: "Son los juegos que Prescott no sabe ganar", y derivados.

En lugar de eso, Dallas respondió con una serie de casi cinco minutos, culminada con gol de campo, que dejó a los Chargers con poco tiempo para intentar la remontada final.

¿Qué pasó después? Después de otra de las excesivas penalidades de los Cowboys, Herbert fue capturado por primera vez en el juego --contra cinco capturas en contra de Prescott--, cortesía de Micah Parsons, y en la jugada subsecuente, bajo presión, lanzó una intercepción a manos del esquinero veterano Stephon Gilmore, sellando la victoria como visitante de Dallas.

Escuchen, esta victoria no significa que Dallas ganará el Super Bowl, pero sí le resta presión a una situación que empezaba a pesar en The Star. Tampoco, significa que Prescott sea el mejor quarterback de la NFL: no lo es.

La intercepción de Herbert no indica que los Chargers pagaron de más por el pasador, que la extensión de contrato era inmerecida, o que cometió el peor error imaginable. Todos los quarterbacks lanzan intercepciones, nadie es inmune a ello. Es la naturaleza del juego. No entenderlo así es una irresponsabilidad.

Pero, pueden apostar a que la reacción inmediata, y del día siguiente, contra Herbert no será igual a la que enfrentó apenas hace una semana Prescott, cuando los Cowboys cayeron ante un rival claramente superior.

No se trata de justificar las derrotas de nadie, sino simplemente llamar la atención al modo en que se mide el desempeño de unos pasadores con respecto a otros. Un juego de "Monday Night Football" no es, ni debe ser, la medida absoluta para determinar si un quarterback es mejor que otro. A lo sumo, sirve para determinar quién jugó mejor en una noche en particular. Hoy, fue Prescott. Con todo y eso, las victorias se consiguen en equipo, y el resto de los jugadores también participan.

Ser el quarterback de los Dallas Cowboys conlleva un montón de ventajas, dentro y fuera del campo, comenzando por una alta visibilidad. Pero, es una espada de doble filo, que sirve como lupa cuando se trata de las críticas.

Herbert es el segundo quarterback mejor pagado en la historia de la NFL --luego de ser superado como el primero en la lista por Joe Burrow de los Cincinnati Bengals semanas después de haber firmado su extensión-- y nunca ha ganado un partido de postemporada. De hecho, en tres campañas como profesional, solo se ha colado a playoffs en una ocasión, el año pasado, y ese partido terminó en un colapso histórico que, sin ser totalmente su responsabilidad, será recordado por largo tiempo en la NFL.

El trato mediático y de aficionados que recibe Herbert sería diametralmente opuesto si jugara para el equipo que enfrentó esta noche y, por el contrario, Prescott sería menos frecuentemente el sujeto de las columnas de opinión si dirigiera a la ofensiva de los Chargers.

Está bien, viene con el terreno, y no hay lugar para quejarse. Aplica para ambos quarterbacks. Pero, encuentros como el de esta noche sirven para situar en un plano más mesurado dónde se encuentra cada pasador. Que quien lo haga lo aproveche o no, ya es otra historia.