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Cowboys se presentaron sin armas para competir contra Packers

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Jordan Love, el líder de la dominante victoria de los Packers sobre Cowboys (2:19)

El quarterback debutó en Playoffs con el pie derecho y llevó a Green Bay a mantenerse invicto en el AT&T Stadium al vencer a unos Cowboys que volvieron a fracasar en Postemporada. (2:19)

Bastó una serie para saber que perdería Dallas ante Green Bay; bastaron tres para saber que sería por paliza

Bastó ver la primera serie ofensiva de los Green Bay Packers, la primera en general de todo el partido, para saber que ganarían en su visita al AT&T Stadium.

Bastó ver las primeras tres series ofensivas de los Dallas Cowboys, para saber que terminaría en una paliza, el más reciente descalabro de playoffs de la franquicia, en la actual Ronda de Comodines.

Los Packers abrieron el encuentro entregando el balón a Aaron Jones siete veces como parte de una serie de 12 jugadas que también incluyó un acarreo de balón de Emanuel Wilson, su suplente, para anotar un touchdown que lució muy sencillo.

En ese punto, era claro que, cualquier plan que hubiera preparado el coordinador defensivo de Dallas, Dan Quinn, para que su unidad colocara la presión del encuentro sobre los hombros del quarterback de Green Bay, Jordan Love, iba a ser inútil.

Los Packers fueron extremadamente pragmáticos, entregando una y otra vez el ovoide al corredor con el mejor promedio de yardas terrestres por partido en contra de los Cowboys en su historia (más de 125 por encuentro), para avanzar metódicamente hacia una Ronda Divisional a la que Dallas no se iba a aproximar toda la tarde.

Esa posesión inicial resultó ser un microcosmos de lo que estaba por venir. Aún cuando la primera carrera de Jones terminara sin ganancia, y la segunda con pérdida de 3 yardas, los Packers no desviaron el curso. Los Cowboys no contaron con un linebacker medio genuino en el corazón de su defensiva después de perder por lesión a Leighton Vander Esch, en la Semana 5, y no se preocuparon por conseguir a uno, adaptando al safety Markquese Bell para ocupar la posición, incluyendo ocho encuentros iniciados al lado de Damone Clark, el otro linebacker titular a lo largo del año, ambos, con solo dos años de experiencia en la liga.

Más claro, no podía ser el camino hacia la victoria de los Packers, en el mismo estadio donde los Cowboys no perdieron en el año. No había, para Dallas, manera real de modificar el plan de juego defensivo, porque no había realmente con qué modificar. En ese punto, solo restaba rezar por que la ofensiva pudiera anotar más puntos que el rival en un tiroteo. Las plegarias no fueron respondidas, ni cerca.

Lo hecho al taque por Dallas, o mejor dicho, lo no hecho, convirtió el partido en vapuleada. Nunca en la historia de la franquicia, los Cowboys habían admitido 48 puntos en un juego de postemporada.

Las tres primeras series de los Cowboys concluyeron en despeje, intercepción y despeje, con Dak Prescott y CeeDee Lamb notoriamente faltos de sincronía. En esas tres primeras posesiones, los Cowboys dirigieron dos pases a Lamb, ambos incompletos. Mientras tanto, Dallas arrancó dos de esas posesiones con buenas jugadas de Tony Pollard, solo para olvidarlo más adelante en cada uno de esos avances.

La falta de conexiones entre Prescott y Lamb sugería que Dallas podía caer en la trampa de intentar forzar el balón en dirección a su mejor receptor --líder en la liga en pases atrapados en temporada regular-- y eso fue justamente lo que sucedió más tarde, en detrimento del resto del equipo. El equipo de Mike McCarthy no supo identificar las oportunidades que podían surgir lanzando el ovoide a otros elementos --hubo dos pases a Michael Gallup para un total de 25 yardas y dos primeros intentos en la cuarta posesión, pero él no volvió a ver un pase en su dirección hasta que faltaban menos de 6 minutos en el tercer episodio, y ya con una pesada desventaja de 18 puntos encima-- por forzar el ovoide en dirección a Lamb. Eso sin mencionar que la segunda intercepción de Prescott en el partido fue devuelta para touchdown.

Como querer meter una pieza redonda en un hueco cuadrado.

A su vez, eso ayudó a elevar la eficiencia de la cobertura de zona de Green Bay, porque Dallas intentó pases cortos y de ritmo para crear sincronía entre Prescott y Lamb, reduciendo las zonas que necesitaban cubrir los backs defensivos de los Packers, en vez de obligarlos a estirarse con pases largos que atacaran zonas más profundas y abrieran los espacios cortos. También, permitió a los defensivos sentarse sobre las rutas de los receptores para tratar de anticipar los pases de Prescott. La intercepción devuelta hasta anotación cortesía de Darnell Savage fue, justamente, eso. En ese punto del partido, no temieron ser quemados por un pase largo, y solo jugaron lo que tenían frente a ellos. Prescott terminó el encuentro con apenas 6.7 yardas por intento de pase, a pesar de que superó la barrera de las 400 yardas por aire.

Mientras tanto, Jones seguía en lo suyo, en camino a un domingo de 21 acarreos para 118 yardas y tres touchdowns por tierra, y una jornada laboral abreviada cuando el partido esta en la bolsa, sellada, y decorada con moño y listón.

Todo, mientras Dallas seguía sufriendo para evitar terceros intentos, y para hilar ganancias largas. La jugada promedio de los Cowboys (5.7) fue dos yardas completas menor que la jugada promedio de los Packers (7.7) a pesar de que Green Bay apostó a correr para abrir el partido.

Y, eso nos lleva de regreso al trabajo de Love, quien aprovechó con gran maestría el trabajo de su juego terrestre con un asombroso y casi perfecto QBR de 99.3 debut de postemporada, gracias a 16 completos de 21 intentos para 272 yardas con tres touchdowns sin intercepciones.

Tomar lo que te da la defensiva suele ser un buen consejo, y a Green Bay le resultó de maravilla cuando Love aprovechó que Dallas estaba tan preocupado por detener a Jones --algo que, de todos modos, nunca lograron-- para largas conexiones a lo largo del encuentro (12.9 yardas por intento de pase, comparado a las 6.7 de Prescott). Eso incluyó pases de touchdown de 20 yardas para Romeo Doubs y de 38 yardas para Luke Musgrave.

La mayor vulnerabilidad de Dallas era su defensiva terrestre, y eso fue lo que atacó de manera directa Green Bay, pero el ataque está configurado para jugar mejor con la ventaja, y eso contribuyó a que los Cowboys no pudieran meterse en el partido una vez que el déficit fue significativo. Eso sí, no caigamos en el error de pensar que vencer a los Cowboys era una tarea sencilla, por más que estos Packers lo hicieron ver así este día. Se trata de un equipo con 12 triunfos en el año y marca perfecta en casa para la campaña regular.

Cada derrota en postemporada para los Cowboys tiene una identidad individual, y siendo justos, lo sucedido este domingo no tiene nada que ver con lo sucedido en todos esos otros descalabros de postemporada de las últimos veintitantos años, pero todo que ver con una narrativa popular que no deja de conectarlas como parte de un todo, y con esto tendrá que vivir esta edición del equipo de Dallas.

Cambiar la historia estuvo en sus manos, pero el momento para comenzar a hacerlo ocurrió antes del inicio de los playoffs. La directiva optó por no modificar la estructura de la plantilla de manera significativa a lo largo del año --a pesar de que descalabros ante los San Francisco 49ers y Buffalo Bills hicieron sonar las alertas--, y llegaron a este partido sin las herramientas necesarias para competir en un partido como el que les presentó Green Bay. A partir de allí, comenzó a inclinarse la balanza a favor de los Packers.