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La nueva lesión de Tony Romo puede ser más grave que las pasadas

No todas las fracturas de espina son creadas igual. El mariscal de campo de los Dallas Cowboys, Tony Romo, lo sabe de primera mano.

Los Cowboys anunciaron el sábado que Romo sufrió un hueso roto en la espalda durante el partido de pretemporada del jueves frente a los Seattle Seahawks, en un golpe que inicialmente generó solamente "un susto". Fuentes dijeron a Todd Archer de ESPN que Romo sufrió una fractura por compresión a la vértebra L1, y que se perdería de seis a 10 semanas. Los Cowboys no han emitido un marco temporal y el entrenador en jefe Jason Garrett no ha descartado a Romo para la apertura de la campaña regular. "Vivimos en un mundo del día a día", dijo.

Durante la jugada en la que quedó lesionado, Romo estaba en el proceso de iniciar un deslizamiento. En virtualmente el mismo momento en que Romo comenzó su movimiento hacia el suelo, el ala defensiva de los Seahawks, Cliff Avril, arribó para derribarlo, envolviendo su brazo izquierdo a lo largo del hombro de Romo al tiempo que aplicó fuerza con el brazo derecho en un intento por zafar el ovoide de la mano derecha de Romo. El pasador cayó en posición sentada con la espalda flexionada y los pies estirados.

Las dos fuerzas primarias en juego en su espalda fueron compresión --la combinación de fuerzas dirigidas hacia abajo a lo largo de su espina aplicadas tanto por Avril como por la gravedad, además de la fuerza ascendente a lo largo de su espina desde el suelo, mientras aterrizaba-- y flexión, o un doblez hacia el frente, con el momento de Avril llegando desde atrás y llevando el torso de Romo al frente al momento del impacto. La espina puede tolerar una cantidad importante de ambos, pero es problemático cuando se combinan.

La porción central de la espina vertebral es denominada cuerpo, y está construida arquitectónicamente para absorber la carga, especialmente en el área de la espalda baja. Cuando se mira bajo el microscopio, la infraestructura ósea del cuerpo vertebral revela elementos tipo andamio, similares a los marcos que se emplean en la construcción. El diseño anatómico refuerza la habilidad de la vértebra para sostener peso, junto a cualquier carga adicional que se incurre deliberadamente (al cargar o levantar) o accidentalmente (al caer).

Si la física de una carga o colisión, no obstante, excede lo que la estructura está diseñada para soportar, la estructura fallará. Un exceso de carga sucedió a la espina de Romo, resultando en una fractura por compresión de la vértebra L1, la primera del área lumbar. Hay cinco vértebras lumbares o de espalda baja; la L1 es la más alta.

¿Cuán común es la lesión? De acuerdo al Dr. Robert Watkins Jr., cirujano ortopédico y codirector del Marina Spine Center en Marina del Rey, California, es relativamente poco frecuente entre atletas profesionales.

"Fracturas de compresión son comunes entre la gente mayor con huesos débiles, pero son poco raras en atletas jóvenes", señaló Watkins, quien trata a un número de atletas de todos los niveles.

¿Qué sigue para Romo? El enfoque primario para la primera etapa de la recuperación es minimizar la incomodidad.

Las fracturas son dolorosas, y cualquier movimiento puede agravar ese dolor. Aunque las fracturas de huesos en las extremidades pueden ser enyesadas para prevenir movimiento mientras sanan, no es posible inmovilizar externamente un segmento vertebral. A veces, un soporte en la espalda o corsé es aplicado, como es el caso con Romo, para ayudar a controlar el movimiento de la espina que pudiera provocar dolor. No puede restringir el movimiento totalmente.

Al final, el dolor es la guía cuando se trata de un atleta que progresa en su actividad; conforme desaparece el dolor, se fomenta al atleta a hacer más en cuanto a movimiento natural. La flexión y compresión --las fuerzas de carga que contribuyeron en primera instancia a la lesión-- son minimizadas en las primeras etapas con la finalidad de evitar que se agrave la condición. Conforme desaparece el dolor y mejora la condición, puede regresar gradualmente. La fase final es recibir permiso para contacto, lo que depende de la progresión de sanación y riesgo mínimo a una nueva lesión.

La más reciente lesión de Romo es diferente a la lesión sufrida por el pasador en el 2014, cuando se fracturó dos procesos transversales. Los procesos transversales son pequeñas proyecciones sobre las vértebras donde se sujeta tejido suave, pero no tienen ningún rol real para sostener peso. En el fútbol americano, las fracturas a los procesos transversales no son poco comunes cuando hay un golpe directo, y el resultado es dolor y moretón en el punto de la fractura. Los jugadores típicamente pueden volver a jugar conforme lo permita el dolor, incluso mientras el hueso sigue sanando, porque hay riesgo bajo involucrado. Romo retornó a jugar dos semanas después de sufrir esa lesión.

Con una fractura de compresión, el tiempo de recuperación y determinación de un retorno al juego depende de los particulares de la lesión. Si la fractura es pequeña y el segmento de la espina es estable, la recuperación puede ser mucho más corta que si existe deformidad significativa en el hueso o una inestabilidad asociada. Las fracturas por compresión estables típicamente no requieren cirugía, como será el caso con Romo.

Una vez que el dolor haya desaparecido y una sanación satisfactoria haya ocurrido, el atleta puede recibir permiso para volver. Esto puede ocurrir en un rango desde algunas semanas hasta unos cuantos meses. Como Garrett notó, los Cowboys han recibido "muchos plazos diferentes para cuándo puede regresar [Romo]".

Pese a la relativamente baja frecuencia de fracturas por compresión en atletas, según Watkins hay buenas noticias respecto a la recuperación.

"Después de que el hueso haya sanado, la mayoría de las personas no sufren dolor residual y pueden volver a sus funciones completas", explicó.

Las dificultades usuales por carecer de detalles específicos respecto a la lesión --como si existe o no daño de ligamento o alguno otro relacionado a tejido suave-- y el hecho de que todos sanan a un ritmo diferente siguen aplicando al caso de Romo, dificultando proyectar con precisión un plazo para su regreso.

Más allá de que desaparezca el dolor y sane el hueso, también existe el tema de que se encuentre listo para el fútbol americano en su condición antes de volver al emparrillado. También existe su historial de lesiones. Aunque es verdad que la más reciente lesión fue un incidente aislado, la historia de Romo de una cirugía previa en los discos, dos fracturas de procesos transversales y un procedimiento para remover un quiste de su espina no pueden ignorarse.

El trauma acumulado de lesiones sucesivas en la región (después de todo, la espina es una sola estructura en la cual están interconectados todos los segmentos), puede tener consecuencias sutiles pero reales desde un punto de vista biomecánico que pudieran impactar la movilidad y fuerza de Romo. Solamente el tiempo dirá si la historia presenta un reto a su recuperación inmediata o su habilidad de ser funcionalmente efectivo en el futuro.

La más reciente lesión no debe señalar necesariamente el final de la carrera de Romo. Con base en la información disponible, no existe razón para pensar que no se recuperará de esta lesión en particular. Al final, la pregunta para Romo es la misma para cualquier otro jugador de la NFL que regresa de lesiones consecutivas: ¿cuánto más desea exponerse al riesgo de lesión, simplemente con ingresar al campo de juego cada semana?

Aunque la lesión a la espalda de Romo es diferente en esta ocasión, hay algo de familiaridad cuando se trata del mariscal de campo. Habrá que esperar --lo que sea necesario-- y ver.