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¿Qué fue de los jugadores que renunciaron a la temporada de NFL por pandemia?

Fueron en total 69 atletas de la NFL que optaron por no jugar la campaña derivado de las preocupaciones por la pandemia de COVID-19

LOS CLEVELAND BROWNS estaban en medio de su mejor temporada en décadas, y Malcolm Pridgeon estaba sentado solo en su Dodge Durango afuera del Berkshire Nursing & Rehabilitation Center en West Babylon, New York, pensando en mejores tiempos.

Cuando no había pandemia, y las puertas a los centros de cuidado estaban abiertas, Pridgeon visitaba a su madre durante sus descansos del fútbol americano. Solía llevar bagels con mantequilla y leche con chocolate para el desayuno, y ella siempre sabía que él venía, incluso antes de que entrara en la habitación, posiblemente porque los linieros ofensivos de 6 pies con 6 pulgadas y 330 libras no caminan silenciosamente. Su rostro se iluminaba cuando lo veía, y ella casi siempre decía lo mismo.

"Miren, mi jugador de fútbol americano está en casa!".

Pridgeon no jugó al fútbol americano esta temporada. De acuerdo a la NFL Players Association, fue uno de 69 atletas de la NFL que optó por no jugar la campaña gracias a las preocupaciones por COVID-19. Nunca pensó que haría algo así, marginarse voluntariamente de una temporada de fútbol americano. Creyó que éste iba a ser su año. Quizás todos los jugadores en los márgenes de la NFL piensan igual, que están muy cerca de quedarse en una plantilla de 53 hombres. A lo largo de la primavera y el verano, Pridgeon tenía la intención de jugar. Si mantenía ocupada su mente, podía bloquear casi cualquier cosa y olvidar cuánto la echaba de menos.

Peggy Jean White falleció de COVID-19 el 31 de marzo a la edad de 60. Ella tuvo una vida difícil. Su última conversación con sus cuatro hijos ocurrió por teléfono, excepto que nadie sabía que sería la última ocasión en que charlarían. Pridgeon y sus hermanos repitieron, "Te amamos, Ma", pero ellos no estaban seguros si Peggy, quien tenía tubos saliendo de ella, había escuchado lo que dijeron. Ella fue puesta a descansar frente a un puñado de deudos después de una lucha por encontrar una casa funeraria que la recibiera, porque la costa este estaba siendo avasallada por el coronavirus.

Por la mayor parte de su vida, Pridgeon jugó al fútbol americano para su madre. Él deseaba memorizar el nuevo libro de jugadas, y ser el liniero con mayor mejoría del equipo, porque asumió que es lo que hubiera deseado su madre que hiciera. Trabajó con dos preparadores físicos en Long Island, quienes dijeron que redujo su porcentaje de grasa corporal a un 25 por ciento para mediados del verano. Participó en las sesiones virtuales de los Browns y entrenó con un propósito.

"Deseaba tanto jugar", admitió Pridgeon.

A mediados de julio, Pridgeon condujo a Cleveland para adelantarse al campamento de entrenamiento. Sin embargo, algo no se sentía bien, Su presión arterial se fue a las nubes, y su mente se aventuró a los peores escenarios posibles involucrando a su familia y su salud.

Pridgeon no fue el único ponderando los riesgos de jugar al fútbol americano durante una pandemia. Tres de los linieros ofensivos de los Browns se descartaron para el 5 de agosto, y dos de ellos eran guardias como Pridgeon. Esos eventos, junto con la posibilidad de brotes durante la temporada y cuarentenas, incrementó las posibilidades de que Pridgeon vistiera para un juego. Pero, el 6 de agosto --último día para optar por no jugar la campaña-- Pridgeon decidió que no podía hacerlo, Informó al head coach Kevin Stefanski de su decisión, y el entrenador de primer año salió de las instalaciones para conversar con él. Stefanski admitió que había sido un año complicado para él, y lo comprendió. Pidió a Pridgeon mantenerse seguro.

Pridgeon condujo de regreso a Central Islip, New York, donde vive con una hermana mayor y su sobrina de 10 años, aislado de su equipo y siguiendo los partidos desde el sofá de la estancia.

"Por supuesto, desearía estar allá afuera", expresó. "No puedo mirar atrás a eso. Causa un estrés que no necesito.

"Siento que si alguien estuviera en mis zapatos, ellos hubieran tomado la misma decisión que yo tomé".

EL 24 DE JULIO, con el campamento de entrenamiento próximo y el total de muertes por COVID-19 en los Estados Unidos superando los 144,000, la NFL y NFLPA acordaron una enmienda para optar por no jugar la temporada del 2020. Jugadores con alto riesgo de complicaciones por COVID-19 como aquellos con diabetes, cáncer o problemas del corazón podían descartarse este año y recibir 350,000 dólares, además de sumar una temporada hacia la agencia libre. Y los jugadores no considerados de alto riesgo podían obtener un estipendio de 150,000 dólares hacia su salario del 2021, sin contabilizar una campaña hacia la agencia libre. Todos los contratos se trasladarían a la temporada del 2021, cuando presumiblemente la pandemia estaría bajo control.

Laurent Duvernay-Tardif, un guardia titular para el equipo campeón de Super Bowl, Kansas City Chiefs, fue el primero en descartarse. Duvernay-Tardif pasó meses como enfermero en un centro de cuidados a largo plazo en Canadá durante los primeros meses de la pandemia, y eso le brindó una perspectiva diferente de cómo el COVID-19 estresa no solamente a los infectados, sino también a la gente y al sistema de salud a su alrededor.

"No puedo permitirme potencialmente transmitir el virus a nuestras comunidades simplemente para jugar el deporte que amo", señaló en un comunicado. "Si he de tomar riesgos, lo haré cuidando pacientes".

Su compañero de equipo Damien Williams, quien corrió para 104 yardas en el Super Bowl, se descartó unos días después. La madre de Williams lucha contra el cáncer en etapa 4, y no quería ponerla en riesgo. Treinta y seis de los jugadores que optaron por no jugar iniciaron al menos un partido del 2019, de acuerdo a datos de ESPN Stats & Information. otros fueron como Pridgeon: jóvenes, no reclutados y desconocidos. No hubo quarterbacks, pateadores de despeje o de lugar que se descartaron. Más de la mitad de la lista fueron linieros, jugadores que no gozan de muchas sustituciones y constantemente sujetan, tocan y respiran unos sobre otros. Los linieros también son seres de mayor tamaño que a menudo superan las 300 libras, lo que en algunos casos puede considerarse como comorbilidad.

No obstante, el Dr. Bert Mandelbaum, un especialista de medicina deportiva y co-presidente de asuntos médicos en el Cedars-Sinai Kerlan-Jobe Institute de Santa Monica, California, dijo que es imposible asumir cualquier cosa respecto a preocupaciones o motivaciones asociadas a la salud. En un año sin precedentes, con un virus pernicioso que ha reclamado las vidas de más de 425,000 americanos, todos deben tomar decisiones, y hay una historia diferente detrás de cada una de ellas.

Para ocuparse de las preocupaciones de los jugadores, la NFLPA sostuvo una serie de llamadas vía Zoom a lo largo del verano. Carl Francis, director de comunicaciones para la NFLPA, dijo que aproximadamente 2,000 personas estuvieron en las llamadas, que usualmente duraban más de dos horas. Algunas de las preguntas giraron en torno a lo que sucedía su un jugador llevaba el virus a casa con su familia, y el impacto a largo plazo del COVID-19 en el cuerpo de un atleta. Seis meses más tarde, ninguna de esas preguntas puede responderse a cabalidad. Aun así, la temporada prevaleció a lo largo de 16 encuentros de temporada regular y los playoffs, todo el camino hasta el Super Bowl de esta semana.

"Realmente no pensé que llegaría tan lejos", dijo el safety de los Indianapolis Colts, Rolan Milligan, quien se descartó para proteger a su familia joven, y con alto riesgo. "Sabía que probablemente llegarían a la mitad del camino, quizás un poco más allá en la temporada. Todos hicieron un gran trabajo de lidiar con sus cosas en la mayor parte, y permitir que la temporada transcurriera por completo".

Los New England Patriots contaron con ocho jugadores que optaron por no jugar; los Pittsburgh Steelers, Atlanta Falcons y Los Angeles Chargers no tuvieron ninguno. Francis dijo que no escuchó ninguna historia de equipos intentando desalentar a sus jugadores de descartarse o amenazas de que esa decisión sería usada en su contra. El receptor abierto de los Patriots, Marqise Lee, quien se descartó por preocupaciones en torno a su hija recién nacida, dijo que el head coach Bill Belichick no se molestó cuando le dio la noticia. Dijo que Belichick lo describió como "una decisión de hombre adulto".

Ninguno de los seis jugadores que se descartaron, y que fueron entrevistados para esta pieza, dijo haberse arrepentido de su decisión. Estos hombres encontraron propósito en su temporada sin fútbol americano. Lee ha estado allí para la primera palabra de su hija, Alia --'Papa'-- su primer diente, y sus primeros pasos. Ella cumple un año de edad el mes entrante, nacida justo antes de que la pandemia golpeara a los Estados Unidos. El esquinero de los Buffalo Bills, E.J. Gaines, quien se mantuvo fuera debido a que su prometida sobrevivió al cáncer y su hijo sufre problemas para respirar, ha estado experimentando en el negocio de bienes raíces. Colocó juegos de parque en su patio trasero y obsrva a sus hijos correr. El co-capitán de los New York Giants, Nate Solder, trabaja con Compassion International en una iniciativa denominada Fill The Stadium, que tiene como objetivo proveer comida y medicina para 70,000 niños económicamente vulnerables durante la pandemia.

En una reciente mañana de enero, Solder estaba charlando por teléfono mientras su pequeño hijo soltó una serie de gritos, indicando que había terminado con su desayuno. Tomarse la temporada pareció una decisión sencilla para Solder, quien sobrevivió al cáncer y cuyo hijo de cinco años de edad, Hudson, ha estado batallando contra el cáncer desde que era un bebé.

Pero, cuando se renuncia a algo tan fugaz, algo para lo que se ha trabajado tanto, nunca es sencillo parar.

"En muchos sentidos, sentí que estaba defraudando a mis compañeros", explicó Solder. "Sentí que estaba defraudando al nuevo grupo de entrenadores. El hecho es que, como un jugador de la NFL de 32 años de edad, simplemente lastima mis posibilidades de que mi trayectoria profesional despegue en este momento. Simplemente, debo confiar en Dios y ver a dónde me lleva.

"Creme, hubo tensión interna. Pero una vez que se volvió más claro, la prioridad de las vidas en mi familia, nuestros hijos y suegros y padres, y todas las conexiones en nuestra comunidad, hombre, simplemente valoro más a la gente de lo que valoro mi carrera de NFL".

MALCOLM PRIDGEON TENÍA ocho años de edad cuando su padre le enseñó el fútbol americano. James Pridgeon se encontraba con su hijo en la parada del autobús después de la escuela, y lanzaban un balón en el patio trasero. Malcolm no podía jugar a nivel infantil, en un inicio. Era demasiado grande. James también era un hombre grande, con una estatura de unos 6 pies con 4 pulgadas, y laboraba por las noches como barrendero. Un día, cuando Malcolm tenía 11 años de edad, James falleció de un aneurisma. Tenía 46 años de edad.

La madre de Malcolm quedó inconsolable. Ellos eran novios desde la preparatoria, y ella siempre dijo que un pedazo de ella se fue con él aquel día. Dos años más tarde, Peggy sufrió un ataque al coraxón que la dejó paralizada de la cintura hacia abajo. La hermana de Malcolm, Kalisha Garrison, quien es 15 años mayor que él, asumió el rol de matriarca de la familia. Ella intentó trabajar al tiempo que se encargaba de sus hermanos y madre, pero Peggy requería cuidados las 24 horas, y su seguro solamente cubría seis. Eventualmente, fue demasiado, y ella debió ser trasladada a una casa de cuidados. Ella no estaba contenta con ello de inicio, pero cuando sus hijos le prometieron visitarla mucho, y llevarle comida, ella se acomodó.

Cuando Malcolm fue reclutado por Ohio State en el 2016 después de dos temporadas en Nassau Community College, sintió conflicto. No quería irse, pero quería jugar para uno de los mejores programas en el país y sabía que debía ir. Así que se dirigió a Columbus, mientras que su madre le esperó. Pridgeon inició todos los partidos en el 2018, su temporada senior, y se graduó con un título en desarrollo humano y ciencias de la familia. Cuando firmó un contrato como novato con los Houston Texans en la primavera siguiente, Kalisha dijo a Peggy que su bebé ya era un profesional.

"No es solamente mi bebé", le respondió Peggy a Kalisha. "Es nuestro bebé".

Los Texans lo liberaron en agosto del 2019, y Pridgeon regresó a casa, se tomó dos días para relajarse, y comenzó a entrenar en Xceleration Sports Training con John Furia y Steve Wilk, preparadores con quien había trabado amistad a lo largo de los años. El agente de Pridgeon, Eugene Lee, llamó unas semanas más tarde y le dijo que los Browns estaban interesados en reunirse con él para una audición. En septiembre del 2019, fue firmado a la escuadra de prácticas de Cleveland. Estaba tan contento de estar de regreso en Ohio. Su entonces novia, Emma Hnat, vivía allí, y Pridgeon estaba a solo unas ocho horas manejando de su casa.

Y después de años de mediocridad, los Browns estaban a la orilla de finalmente ser contendientes.

"Fueron buenos tiempos", dijo. "Me trataron con respeto. Solamente extraño eso, jugar fútbol americano y aprender de los tipos mayores".

PRIDGEON FUE CONSIDERADO de mayor riesgo porque sufre de hipertensión, una condición que preocupó tanto que puso en pausa su carrera en la secundaria. Tuvo que quedarse fuera por una temporada porque no podía controlar su presión arterial.

Investigó mucho en torno al COVID-19 y los riesgos a la salud durante el verano, y habló con prácticamente a todos los cercanos a él --su novia, sus hermanos, sus preparadores, y su agente-- respecto a lo que debía hacer.

"Estaba realmente conflictuado", admitió Lee, así que conectó a Pridgeon con el Dr. Herb Martin, un psicólogo que trabaja con la agencia de Lee, Vanguard Sports.

Pridgeon eventualmente dijo a su hermana que tenía una sensación en las entrañas que descartarse era lo que debía hacer. Ella le preguntó cómo se sentía. "Me siento dolido", le respondió él. "No sé si alguna vez me elijan para jugar en el equipo después de optar por no jugar esta temporada".

La decisión fue pesada para los jugadores de todas las etapas de la vida de NFL. Milligan, había estado jugando al fútbol americano desde que tenía cuatro años de edad. Le había tomado tres años y tres equipos antes de ser promovido finalmente a la plantilla activa de Indianapolis en el 2019. Y ahora, ¿se quedaba fuera de la campaña?

Su novia estaba por dar a la luz a finales de enero, y embarazo es de alto riesgo porque ella solo tiene un riñón. Ella le dijo que jugara.

"Ella sabe lo que jugar significa para mí", dijo. "Ella no quería ser el motivo por el cual yo no jugara".

Él no podía asumir ese riesgo.

Chandler Brewer deseaba jugar tanto que reservó un asiento en la fila de salida de emergencia en un vuelo a California el verano pasado, se untó el Germ-X y tenía toda la intención de llegar al campamento de entrenamiento, pese a que era considerado de alto riesgo. La dureza de Brewer está bien documentada. En su último año con Middle Tennessee State, fue diagnosticado con linfoma no-Hodgkin, se sometió a radiación entre partidos, y aun así jugó la campaña completa.

Pero, su agente Buddy Baker, consultó a un número de médicos, y ellos decidieron que el riesgo era demasiado grande para que él jugara. Para mantenerse conectado, Brewer, un tackle ofensivo para Los Angeles Rams, se quedó con su tableta del equipo. Observó reuniones del equipo archivadas y videos de juego, para partidos en los que nunca participaría.

"No quiero no hacer nada", explicó. "Voy a regresar, y esto me va a hacer mejor, tener descanso y recuperación. Voy a estar listo y no me perderé una pulgada".


SI HUBO ALGO positivo para rescatar del 2020, es que Pridgeon se comprometió. Sucedió a finales de diciembre. Llevó a su entonces novia a observar las luces navideñas, y de repente ya estaba hincado en una rodilla. Ella dio el sí.

Luego, hubo que volver a la realidad de esperar. La segunda semana de enero, estaba sentado en la sala de su hermana en Central Islip un domingo por la noche, observando el fútbol americano con sus hermanos. Pridgeon portaba una sudadera de los Browns, un recordatorio de su vida previa a la pandemia. Cleveland estaba a punto de gana run partido de playoffs por primera vez en 26 años. Un guardia llamado Blake Hance ingresó como sustituto al partido, tomando el puesto del lesionado Michael Dunn, quien a su vez había ocupado el puesto de Joel Bitonio, quien estaba en la lista de reservas/COVID-19. Hance nunca había jugado en la NFL, y fue adquirido en la Semana 17 desde la escuadra de práctica de los New York Jets.

A Pridgeon no le quedó más que preguntarse, en otra noche de aislamiento, lo que pudo ser. No podía obsesionarse con ello. Sonrió y apoyó, y esperó mejores tiempos.